Poner en blanco los espesos sueños
al despertar de cada día Alzarse
como palmera de presencia indócil
entre la terquedad y la codicia
Darse de todo --menos cuenta Hacerse
como abalorio que se cruza y ata
en su terror menudo y aún salvaje
una gregaria confusión de sombras
Y empeñarse
sobre el costado azul de la intemperie
en no decir de forma que conduzca
al mismo y cálido y espirituoso
lugar común:
rincón de las polillas,
bostezo soberano,
seno de la nostalgia o humo innoble
donde... qué sabes tú que así te jactas!
Son solo vidrios, cintas de colores,
brillos tardíos de la tarde,
indicios
de una impostura que no tiene fin.
Fotografías © AJR, 2011
**********************
Indicios vehementes es el expresivo título que Ana Rossetti puso al libro (1985) que la confirnó como la poeta con mejor dominio de los motivos eróticos, entre todas las «diosas blancas» de entonces. En lo que recuerdo, fue ella la que abrió en nuestra poesía de fin de siglo un camino de cálida imaginería claramente sexual, que ha sido transitado después con desigual fortuna. Nada más escuchar esta tarde que la Audiencia de Palma no ha encontrado «indicios vehementes... de que la Infanta [Cristina] conociera, se concertase, ni participase activa u omisivamente en el presunto plan criminal urdido por su marido y su socio Diego Torres, tendente a cometer un fraude a la Administración con ocasión de los contratos de colaboración a que se contrae la presente causa, ni a través de ellos a apropiarse ilícitamente de fondos públicos» (perdón por la larga cita), me he acordado con vehemencia nominal de aquel libro. En el cruce de caminos que es cada día, hoy se han juntado el poema que incluyo arriba, que fue escrito hace ya algunas semanas y del que nunca sospeché que acabaría titulándose así, y el eco e hilo de una expresión que, entre otros impulsos apenas resistibles, me han llevado a leerme integro el citado auto de la Audiencia de Palma. Toda una audacia, de 61 largos folios de duración, que no les recomiendo, a no ser que quieran opinar con conocimiento de causa sobre el asunto o, en su defecto, sean amigos de los funambulismos verbales capaces de sostener una cosa y la contraria en el mismo alambre (o línea). Menos mal que ahí están, entre otras posibles alternativas, los poemas de la Rossetti, hoy convocados en extraña compañía, para desquitarnos de tanta prosa leguleya.