lunes, 16 de abril de 2012

Otro Roto


YERRORREY
Rey ayer
Hoy ¡oh!
¿Mañana? ¡Ñam¡

[AJR, 1(4):9; 2:7; 2:5; 2:9] Palíndromos ilustrados (8)

De nuevo la viñeta de EL ROTO consigue decir más que ningún editorial, crónica o artículo sobre la «cuestión palpitante» del momento: la enorme torpeza del rey Juan Carlos que tiene justamente cabreado al país. La imagen de Felipe IV, la aérea escultura de Pietro Tacca que se alza en medio de la Plaza de Oriente frente al Palacio que simboliza el papel de la actual Jefatura del Estado, es un certero punto de inspiración para plasmar, en una viñeta de tinta azulada, toda una radiografía de la situación repleta de matices y sugerencias, de capacidad reflexiva y de puntería crítica. 

Además de la posición insostenible en que queda el monarca (literalmente «en el aire»), los despojos de su famélica cabalgadura (poderosa imagen, con una rica filación visual que que va desde Valdés Leal hasta el primer Buñuel) constituyen un símbolo en el que cabe ver, junto al estupor y dolor del pueblo en crisis (y no solo ni acaso principalmente el español), el horror pestilente de la vida animal abatida por puro divertimento. Una penosa costumbre, por cierto, a la que el lesionado monarca ha demostrado tener una enfermiza afición y que parecía haber llegado a un límite insuperable con la «payasada sangrienta» que desembocó en la muerte del oso Mitrofán, en octubre de 2006. Puede leerse al respecto este agudo artículo de Jesús Mosterín

Como hoy mismo y en el mismo medio pone de relieve Mauricio Vicent, el arte de El Roto, incluida su encarnación como OPS, pueda parangonarse con el genio de Goya. Ambos coinciden en ofrecernos con sus inspirados grabados y dibujos las mejores imágenes críticas de la descomposición de las altas estancias del poder. En este caso, la denuncia de un real error y un yerro real en una sola pieza.

Estatua ecuestre de Felipe IV, con el Palacio Real al fondo. Es fama que en los cálculos para asegurar la posición del animal intervino el mismísimo Galilelo. Foto tomada de Wikipedia.

lunes, 9 de abril de 2012

Antología de Gracia, LVII

«Manos dibujando», de M. C. Escher
En la antología poética bajo petición que Antonio Gracia viene realizando en su blog, con buen ritmo y haciendo honor a su nombre, hoy aparece este poema mío, nunca publicado hasta ahora pero ya perteneciente, por gentileza de Antonio, a todo aquel que leyéndolo lo quiera hacer suyo. Lo escribí en octubre pasado, impulsado por la lectura de unas declaraciones del poeta sueco Tomas Tranströmer, después de que le fuera concedido el Nobel de Literatura de 2011, y en particular por el excelente artículo que Javier Rodríguez Marcos le dedicó en El País. Del inicio de ese artículo procede el título y el arranque del poema. Su deriva es exclusiva responsabilidad del que suscribe... o del que escribe realmente mientras el que suscribe cree estar escribiendo. 
Es un placer y una alegría figurar en la notable nómina de autores que van conformando esta antología. Gracias, Antonio.

viernes, 6 de abril de 2012

La lengua de Einstein


Dios  no juega  a los  dados.
Juega  los dados,  no a  Dios.
Los 'a  Dios' no dados juega.
A Dios los dados.  No juega.
Dios no juega.  ¡A los dados!
No  a los dados,  juega  Dios.


(Dados enredados)

Fotografía de Einstein, tomada de aquí.

generador de cubos: www.wiseguys.co.uk


jueves, 5 de abril de 2012

Clara luz de abril


Un jueves santo, otro 5 de abril, una mañana que acaba de empezar.

Muchas razones para comprender que la vida es una búsqueda permanente de equilibrio.
Que las cosas no siempre son lo que parecen.
Que los mejores paisajes no se ven desde las posturas más cómodas.
Que hay que saber seguir la propia senda pero sin perder de vista a los demás.
Que quienes de verdad importan siempre están ahí.

La vida es realmente tan hermosa que merece un constante ejercicio de confianza.




Las imágenes de la postal son de Segundo de Chomón, pionero del cine español.

miércoles, 4 de abril de 2012

Los micromundos de Rubén Duro


El biólogo y naturalista Rubén Duro lleva alrededor de dos décadas inmerso en un viaje alucinante. Como un nuevo Gulliver desembarcado en los salvajes espacios que se muestran al otro lado del microscopio, ha ido explorando, fotografiando y filmando, con pasión aventurera, un bullir de vida que se sabe que está ahí, aunque casi nadie en el mundo de los documentales sobre naturaleza le había prestado hasta ahora atención suficiente.

Rubén, que tiene a sus espaldas una gran experiencia como naturalista (de la mano de su tío, Aurelio Pérez, llegó a trabajar con Félix Rodríguez de la Fuente) y como divulgador de temas de naturaleza, se ha entretenido en explorar ese continente inmenso que es la vida microscópica y ha ido dejando aquí y allá valiosas pruebas visuales de sus expediciones. Son verdaderos viajes, no menos fascinantes por el hecho de que todos ellos se realicen entre las paredes de su estudio, en la casa familiar de Dosrius, y su ámbito de referencia sea una charca campestre o un viejo barril sobre el que ha caído la lluvia. Ni resultan menos arriesgados al discurrir en las propias lentes portantes del microscopio, convertidas en el escenario donde estos seres viven de verdad. Más que limitaciones de la aventura, esas condiciones son la prueba de su carácter extraordinario. 

Ahora, tras publicar diversos reportajes en prensa y realizar  numerosos documentales y programas de televisión, entre ellos la serie Mundos diminutos para TVE (la emitió La 2 en el programa La aventura del saber), la obra de Rubén Duro acaba de llegar al museo de la ciencia CosmoCaixa de Alcobendas. Allí puede verse, desde el pasado día 29 de marzo, la exposición Microvida, más allá del ojo humano. 


Concebida como un viaje en espiral al mundo de lo más pequeño, Microvida nos pone en contacto con las formas, rasgos y costumbres de esos seres que, aunque están por todas partes, en cuanto nos rodea y en nuestro propio cuerpo, son los huéspedes secretos del universo de la vida. Secretos e imprescindibles, porque sin la existencia de estos íntimos desconocidos los procesos vitales tal como los conocemos serían imposibles.


Como puso Rubén de manifiesto en la presentación, asombra pensar que la inmensa “fauna y flora” microscópica supone la mayor cantidad de biomasa del planeta. También que estos seres, entre los que se cuentan las conspicuas bacterias, son los más antiguos pobladores de nuestro mundo. Y que encierran, como un secreto en cuya investigación se sigue avanzando, la explicación del origen de la vida. También de los cada vez más borrosos límites entre lo vivo y lo inerte. O las dudosas fronteras entre los antiguos reinos de la naturaleza (qué es un animal, qué es una planta). Y, en fin, no es menos impactante imaginar que esta aventura nos acerca a unas hipotéticas formas de vida extraterrestre que tal vez estén a punto de hallarse en algún confín del Universo... o a la vuelta de una esquina galáctica.


Estas y otras muchas reflexiones nos asaltan al ir recorriendo los seis ámbitos en que está organizada la exposición. Cada uno de ellos nos va acercando a la ampliación de la vida por 1 000, 2 000, 5 000 o 10 000 veces y más. Y están organizados de una manera tan interactiva que permite al visitante realizar sus propias experiencias disponiendo él mismo, en las lentes portadoras, las muestras que quiera explorar.

El valor de divulgación científica que tiene esta muestra está fuera de toda duda. Estoy seguro de que serán muchos los docentes e interesados que le saquen partido a lo largo de los doce meses que  va a permanecer abierta en Alcobendas, antes de trasladarse al CosmoCaixa de Barcelona. Pero Microvida, al igual que otros de los trabajos que Rubén nos viene mostrando, tiene también un extraordinario valor estético: nos permite ver, en vivo y en directo, singulares formas, bellas escenas y evocadores micropaisajes que podrían parecen fruto de una prodigiosa imaginación,  tal vez habitantes o escenarios de los viajes que realizamos en nuestros sueños (sin excluir las pesadillas). Estas imágenes son también ilustraciones de historias maravillosas que la vida pequeña nos deja de contarnos a cada instante.




Alguna vez le he oído decir a Rubén que acercar los ojos al ocular de un microscopio es como mirar por un telescopio las estrellas. Y es verdad que muchas de estas imágenes producen la impresión de estar viendo la vida en el espacio intergaláctico. Parecen escenas de un periplo cósmico que tal vez pudiera ser el mismo que emprendió en noviembre pasado el robot espacial Curiosity en dirección a Marte para investigar la posible existencia de vida en el planeta rojo. Cuando en un tal vez no muy lejano futuro nos lleguen las primeras imágenes de seres vivos extraplanetarios, quién sabe si no reconoceremos en ellos cierto aire de familia gracias a estos micromundos tan bien retratados por la sensibilidad y la pericia de Rubén Duro.

Por lo demás, desde hace más de veinte años, cuando coincidimos trabajando en la enciclopedia Ecología y vida, Rubén es mi amigo. Pero esa es otra historia.

(Fotos de la exposición: AJR)

martes, 3 de abril de 2012

Lágrimas de tinta


Desde que conocieron la triste noticia, los monigotes de Mingote se miran asombrados. ¿Quién sigue dibujando las lágrimas de tinta que caen de sus ojos?


Buen viaje, maestro.

Dibujo de Mingote tomado de una factura del Restaurante Taberna Mingote («Yo», escribió en su dedicatoria el dibujante) de Talavera de la Reina.

lunes, 2 de abril de 2012

Leer es vivir


Cada 2 de abril, aniversario del nacimiento de Hans Christian Andersen, el IBBY, la asociación internacional dedicada a promover la lectura entre los más jóvenes, celebra el Día Internacional del Libro Infantil, una de esas efemérides que intentan llamar la atención sobre los más diversos intereses, muchos de ellos dignos de estar presentes en la atención pública de forma continua.

Cada año, un país miembro del IBBY se encarga de editar el cartel anunciador y el mensaje dirigido a todos los niños del mundo. En 2012 ha sido la sección de México la que ha difundido el cartel de Juán [sic] Gedovius que figura sobre estas líneas, mientras que Francisco Hinojosa es el autor de un mensaje titulado Había una vez un cuento que contaba el mundo entero,  al que corresponden estos fragmentos:
Al leer, al contar o al escuchar cuentos estamos ejercitando la imaginación, como si fuera necesario darle entrenamiento para mantenerla en forma. Algún día, seguramente sin que lo sepamos, una de esas historias acudirá a nuestras vidas para ofrecernos soluciones creativas a los obstáculos que se nos presenten en el camino.
Al leer, al contar o al escuchar cuentos en voz alta estamos repitiendo un ritual muy antiguo que ha cumplido un papel fundamental en la historia de la civilización: hacer comunidad. [...] Los cuentos nos llenan por igual a los seres humanos, a pesar de nuestras enormes diferencias, porque todos somos, en el fondo, sus protagonistas.
[El mensaje completo puede leerse en la web de la OEPLI.]

Pero no solo la lectura favorece la creatividad y nos une a los otros. También es, directamente, una forma de vivir. El tiempo que dedicado a sumergirnos en nosotros mismos y en nuestra imaginación, a través de las palabras capaces de recrear el mundo, no es un ejercicio vital secundario ni un mero entretenimiento. Es vivir. Algo semejante a la respiración.

En la crítica situación por la que atraviesa el mundo del libro, dentro de la crisis general, una de las pocas buenas noticias procede del Libro Infantil y Juvenil. No solo resiste el descenso generalizado que ha situado los niveles de la edición en España en cifras de hace diez años, sino que incluso ha logrado aumentar un 10% en el último ejercicio. La duda estriba en saber si la actual política de recortes del Gobierno, que parece diseñada por el hermano bruto de Eduardo Manostijeras, no se llevará por delante alguna de las iniciativas, entre ellas las relacionadas con el Plan de Fomento de la Lectura, que en los últimos años ha favorecido que los niños españoles lean más y probablemente mejor.