Con mis disculpas previas por el indudable cariz publicitario de esta entrada, es un placer comentaros que acaba de llegar a mis manos, envuelta en el siempre agradable olor de la tinta impresa, la nueva edición (ya la 9ª) de la
Guía Total de Castilla y León, publicada por
Anaya Touring y
de cuyos textos soy el principal autor, si bien una obra de estas características siempre es fruto de un amplio equipo.
Al buen quehacer editorial ya habitual de la editora
Mercedes de Castro, en esta ocasión se ha sumado el excelente trabajo de
Javier Muñoz: a ambos y al grupo de profesionales de Anaya Touring hay que atribuir todo el mérito del cuidado de la edición.
Esta guía, mi preferida entre cuantas he realizado para Anaya Touring, es una vieja cita que desde su primera salida, en 1993, hemos ido actualizando tanto desde el punto informativo como gráfico. Ello nos ha obligado a recoger y valorar, en las sucesivas ediciones, cuantas novedades se han ido produciendo en el patrimonio artístico y museístico, así como en el urbanismo y en la vida cultural y festiva de los pueblos y ciudades de la más extensa de las comunidades autónomas, también la de mayor riqueza monumental.
Son algo más de 500 páginas de apretada información ilustradas con numerosos mapas, planos, plantas de monumentos y una amplia selección de fotografías, a las que hay que añadir 70 páginas más con informaciones prácticas sobre alojamientos, restaurantes, comercios y otros lugares de interés.
Reproduzco a continuación el texto preliminar que he escrito especialmente para esta edición dando cuenta de algunas de las novedades incluidas. Ojalá que la obra siga gozando del favor del público.
Castilla y León: un viejo rostro nuevo
El balance de tres
décadas de autonomía en Castilla y León ofrece valoraciones discrepantes según
los aspectos que se contemplen. Así, mientras unos ponen el acento en constatar
la mejora del nivel medio de vida de la población, otros subrayan el
despilfarro de recursos que la inflación burocrática parece implicar. Hay
quienes ponen de relieve la modernización de los núcleos rurales o el nuevo
empuje de las ciudades intensamente remozadas, pero también abundan los
lamentos por el deterioro o incluso la destrucción de algunos entornos
naturales bajo la presión de la misma fiebre del ladrillo que está marcando la
historia reciente de España.