viernes, 25 de junio de 2010
El maquinista
sábado, 19 de junio de 2010
Viajar para contarlo
viernes, 18 de junio de 2010
Saramago se escapa al otro lado
En su casa de Lanzarote («no me sacan de allí ni a tiros», me dijo un día en la Feria del Libro), en la ardiente cercanía del Timanfaya y no lejos de las tierras calcinadas que dan vinos dignos del paladar de Shakespeare, ha muerto José Saramago, el escritor portugués que, después de Pessoa y en su estela, más ha logrado acercarnos al alma lusa y, por afinidad, a nuestra propia alma.
No he leído todos sus libros, ni todos los que he leído me gustaron. Incluso alguno (especialmente los diarios isleños) me pareció que contenía gestos poco acordes con su rectitud moral, y actitudes quizás nacidas de una rara confusión en quien demostró poseer una gran lucidez sobre sí mismo.
Descanse en paz el hombre que luchó hasta el final con convicción por sus ideas. Y larga vida a su mundo alucinado, fantasioso, meditativo, punzante, pesimista y real, a ese territorio milagroso semejante a un iceberg poblado de raras flores que fue capaz de construir con sus palabras.
Fotografía: Saramago en Playa Quemada, en Lanzarote. Foto © Pedro Walter, tomada de elpais.com
He aquí una muestra de una faceta menos conocida del escritor: una historia animada basada en un cuento suyo y en la que él mismo aparece como personaje.
miércoles, 16 de junio de 2010
Bloomsday Quixote
De momento, ¿qué tal una pinta de Guinnes acompañada con la alegría de los Dubliners? ¡Feliz Bloomsday!
La imagen muestra una de las numerosas placas que en las aceras de las calles de Dublín señalan escenarios del Ulises. Foto © AJR.
domingo, 13 de junio de 2010
La Feria: crónica de gentes
En la caseta de la Librería Bertrand estaba Manuel Rivas, sin duda el escritor gallego con mayor proyección de las últimas décadas. Fuimos compañeros de clase cuando ambos iniciábamos los estudios de periodismo en la Complutense y, pese a que he seguido (y sigo) con muchos interés y admiración tanto su obra poética y narrativa como sus artículos y reportajes, nunca desde entonces había tenido la oportunidad de volver a hablar con él. Fue generoso con su tiempo y sus palabras, también con sus hermosas dedicatorias de paraguas dibujados a pluma, acordes con el día.
Charlando con Manuel Rivas. Foto SP
Pese a su joven madurez, Rivas va camino de convertirse en todo un maestro, si es que no lo es ya. Para quienes amamos la literatura gallega es una gran suerte contar entre nuestros contemporáneos con alguien que aúna tanta calidad literaria como coraje cívico. Baste recordar, en este segundo aspecto, su papel al frente del movimiento ciudadano surgido cuando el desastre del Prestige, o su trayectoria como cofundador y militante de Greenpeace en Galicia.
En la caseta de El Buscón, que es la librería por antonomasia de La Prospe, nuestro barrio, estaba Luis, librero y amigo, tocado con uno de sus elegantes sombreros. Me acerqué a saludarlo y advertí que a su lado firmaba ejemplares Belén Gopegui, una de las novelistas que mayor consenso concita entre críticos de muy diversa condición. Aunque he leído alguna de sus novelas, no tengo una opinión fundada sobre su obra; sólo sabría decir que me parece la suya una escritura tensa y exigente. Como de alguien que se toma la tarea muy en serio. Gopegui conoce bien el barrio de Prosperidad, en el que vive o ha vivido. Según nos comentó, para escribir su última novela, Deseo de ser punk, se inspiró en parte en la Escuela Popular de la Prospe, toda una institución en la educación de adultos. La novela cuenta una dramática historia de aprendizaje y de búsqueda del propio camino hacia la libertad. Espero tener en breve ocasión de leerla. Animan a ello, además de los elogios de la crítica, el que es un volumen con las garantías que suele ofrecer Anagrama. Y la sugerente foto de Iggy Pop en la cubierta.
La mañana aún daría más de sí. En un rincón me crucé con el novelista Juan Eduardo Zúñiga, caminando muy erguido, con su admirable perfil de escritor ruso de los que ya no quedan. Iba en compañía de su mujer, Felicidad Orquín, una gran experta en Literatura Infantil y Juvenil, a la que me une una relación muy cordial fraguada en algunos trabajos compartidos. Me acerqué a saludarlos bajo la lluvia, muy fugazmente, porque iban con mucha prisa camino de una cita con el profesor y crítico Fernando Valls, uno de los mejores conocedores de la obra del escritor. Zúñiga, del que siempre recuerdo el tono perfecto, mesuradamente dramático, con que una vez le oí leer su propia obra, es un autor que ya va ocupando el lugar que le corresponde en los balances críticos. Y no sólo por su inolvidable trilogía de cuentos sobre el Madrid de la guerra civil.
En muy mejorable compañía, concretamente por su derecha según se mira al MAR (también la ceremonia de las firmas a veces hace extraños compañeros de caseta), vi al escritor y periodista Javier Reverte, uno de los maestros de la literatura de viajes, género en el que también colaboró con la editorial Anaya Touring, donde lo conocí allá por los primeros 90. Javier Reverte será una de los “platos fuertes” del Encuentro Internacional de Literatura de Viajes (LITVI) que se celebrará a partir del día 20 en Santiago de Compostela, dentro de los eventos del Xacobeo 2010, y al que también estoy invitado (participaré en una de las mesas redondas). Me acerqué a saludarlo con la nada disimulada intención de refrescar viejas conversaciones y tender lazos de cara a la cita gallega.
También nos acercamos, ya de retirada, hasta la caseta donde firmaba Elvira Lindo, que nos dedicó dos de sus obras. Es admirable la energía que despliega esta mujer, siempre entre Madrid y Nueva York, y siempre tan atenta a aspectos de nuestra realidad que para muchos pasan inadvertidos. Su capacidad de trabajo tal vez sólo sea comparable a la de Juan Cruz, que no andaba lejos con sus Egos revueltos. Este libro de «memorias propias de otros autores», que mereció el premio Comillas, está recibiendo tantos elogios y de procedencia tan dispar que no va a haber más remedio que leerlo. Me quedé también con ganas de saludar a Fernando Savater, que miraba hacia el cielo desde su caseta con aire algo aburrido y quizás ya a punto de irse. No me atreví a molestarlo.
Posdata: Dicen los primeros balances al cierre de la Feria del Lbro que las ventas han descendido casi un 10% respecto a 2009 y que el culpable de tal situación, más que la crisis, ha sido la veleidosa tendencia del tiempo hacia los extremos: excesivo calor en algunos de los primeros días, lluvia casi permanente durante la última semana. Está claro que ni editores ni libreros habían mandado sus anaqueles a luchar contra los elementos. Antes de cada Feria deberían fletarse globos aerostáticos que dejaran bien claro a las deidades de allá arriba (o a quien corresponda) una recomendación, incluso una orden: «¡Prohibido llover!» A ver si este vídeo pescado en Youtube (una joya de época con la actuacion de Sister Rosseta Tharpe) puede contribuir a que “cale” el mensaje.
viernes, 4 de junio de 2010
Manchas nombradas*
A modo de salvavidas de una tarea algo incierta
surgieron estas variaciones, mínimas e improvisadas,
como para hacerse cargo.
En un lugar de La Mancha, nunca en el mismo.
En un lugar de La Mancha, pero no en éste.
En un lugar de la mancha las erratas proliferaban como verdaderos roedores.
En un lugar de la mancha, aunque apenas si.
En un lugar de la mancha, ya casi tapada por el cian, se vislumbra la silueta de un yelmo.
En un lugar de la mancha una avanzadilla de osados agentes limpiadores había conseguido abrir una brecha de casi dos milímetros que anunciaba la completa caída de la fortaleza en manos de las nítidas fuerzas del orden.
En un lugar de la mancha, por do más pecado había…
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En un lugar de la mancha la grulla más valiente ocupa el vértice.
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En un lugar de La mancha, vos, el llamado Borges, comenzás a corrernos.
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En un lugar de la Mancha
de cuyo nombre no quiero
acordarme...
(Romance anónimo e inacabado)
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En un lugar… sin duda alguna. Vale.
(Quijote bonsái, acaso jíbaro)
lunes, 31 de mayo de 2010
El sueño rosa
(El ciclista talabricense David Arroyo, vistiendo la maglia rosa, descendió el Mortirolo con tanta valentía y confianza, que durante unos minutos pudimos soñarlo en lo más alto del podio de la Arena de Verona. Fue en el Giro de Italia 2010, el 28 de mayo. Este soneto quiere guardar memoria de ese momento, que se suma a otros inolvidables del deporte más hermoso, como homenaje al deportista que lo hizo posible.)
Arriba, el Mortirolo, entre la nieve,
es la auténtica Porta dell'Inferno.
Y es cada pedalada un giro eterno
que agita un corazón y a otro conmueve.
David no es Goliat, pero se atreve
y, tras cruzar la cima del Averno,
de su máquina exhibe tal gobierno,
que la transforma en flecha rauda y leve.
La gesta estaba en marcha. Cada escollo
era un pulso ganado al propio abismo
con arrojo y entrega generosa.
¡Qué gran descenso el de David Arroyo!
Fue un sueño al fin trocado en espejismo.
Mas, como sueño, es ya inmortal. Y rosa.
Imagen: David Arroyo durante la etapa del Mortirolo. Foto AP. Tomada de ELPAÍS.com