¿Abandonaría por fin toda esperanza? Al salir al camino ancho, en su vagabundeo, le había asaltado esa pregunta o duda o escozor. Pero no podía hacerle caso. Las criaturas de su imaginación bullían y pugnaban por manifestarse. «Pero eso nos pasa a todos. No es justo crear preeminencias», oía también, quizás no solo en su interior. Sin embargo, sabía bien que ese “todos” era no solo engañoso sino artero, una especie de tifus dispuesto a extenderse sin pausa ni límite y ponerlo todo perdido de acidalias. «¡Vale ya!», rezongó Censor Primus Inter Nones, más conocido como CrisPín. «Todos estos esfuerzos que te marcas por hacerte el interesante, sabes bien que no son más que excusas para no enfrentarte cara a cara con Nostra, ese hombre». Golpe bajo. ¿Pero cómo podría saber este advenedizo CrisPín de la existencia de Nostra si no fuera porque, en lo hondo, tenía razón? ¿Serviría de algo convocar una vez más a Sherezade y pedirle que pusiera algo de orden? ¿Incluida la desgracia? No era para tanto. Nada lo es. Aunque era en momentos como estos cuando echaba de menos presencias tutelares poderosas como las de Perec, Ducasse, Paz, Borges, Mosterín, Abel Martín… y, sobre todo, la Biblia en verso, aquel encantado artilugio que tuvo de niño y del que había ido sacando todos y cada una (lugar común) de las experiencias cuidadosamente puestas a salvo del tedio, la molicie, la mugre y hasta de la mirada sabuesa y aviesa de los otros, «esos que nos disparan cuando volamos bajo», que había dicho y por escrito en los días aquellos de la primera Eburia cuando Eburia aún no existía. Veía a la mujer mayor y a la fiel Cleo dormitando a su lado y comprendía que había algo inasible en la naturaleza inmediata de su realidad y que por más esfuerzos que hiciera y más contorsiones que ensayara nunca estaría a su alcance. Pero de algún modo, y a ser posible de alguna forma aún placentera, tenía que intentarlo. De alguna forma y con el acicate imaginado de otras 150 noches. Dios mediante. ¿Valdría como engarce “una vieja secuencia de cine silente. Ónix.” Puede ser.
(LUN 153 ~ «Manuscriptos»)