domingo, 18 de octubre de 2015

Él


Los ojos miran los ojos del espejo
y alguien lo observa en silencio.
¿De quién son esos ojos? No
los ojos que se ven en el espejo.
Ni tampoco los ojos que miran a esos ojos.
Los ojos del que observa
en silencio.
El dueño del secreto.

(Le llamaban Trinidad)

Imagen superior: panel de la exposición «Microvida. Más allá del ojo humano»,  
de Rubén Duro.

5 comentarios:

Antonio del Camino dijo...

Inquietante y misterioso texto en torno al "yo", al "tú" y al "él", es decir "al uno múltiple" que cada uno somos. Pregunta acaso sin respuesta, misterio permanente que quizá sea sostén para continuar caminando y haciéndose preguntas. No sé...

Un fuerte abrazo.

Alfredo J Ramos dijo...

O para recordar, también, aquella alegría grande de «vivir en los pronombres», que decía Salinas. Otro abrazo grande.

Alfredo J Ramos dijo...

Me parece que la alegría de Salinas, más que "grande", era "alta". Que parece igual, pero no es lo mismo. Frente a extensión, elevación. Mucho más apropiado. Y, sobre todo, exacto. Más abrazos.

Fernando Ramos dijo...

Misterio y sorpresa. Genial.

Alfredo J Ramos dijo...

Muchas gracias, Nando. Cosas que pasan (por la cabeza) al asomarse al espejo.