Parquecillo de la Glorieta de López de Hoyos, Madrid. ©AJR, otoño 2017.
Dos buenos amigos no han de tener necesariamente la misma opinión.
Se olvida a menudo.
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sábado, 16 de diciembre de 2017
Amigos tan diferentes
viernes, 15 de diciembre de 2017
Halcones (a)
jueves, 14 de diciembre de 2017
Fulcro
miércoles, 13 de diciembre de 2017
Últimas tardes
Raoul Dufy, Le Champ de blé, 1929. Tate Modern, Londres. |
Su presencia entre nosotros fue como un campo de trigo.
...
(In memoriam, María Teresa López Mayo, 13-12-2014)
martes, 12 de diciembre de 2017
Intropía
lunes, 11 de diciembre de 2017
En blanco
Tinta sobre blanco. Tomado de aquí. |
.
La mano avanza por el campo blanco
sobre su propia sombra persiguiendo
lo que dicta la mente. No la entiendo
pero la sigo mientras pienso en blanco.
sobre su propia sombra persiguiendo
lo que dicta la mente. No la entiendo
pero la sigo mientras pienso en blanco.
Y mientras pienso sé que sobre el blanco
paisaje que me acoge están lloviendo
meteoros de luz hueca en los que prendo
los blancos hijos de mi mente en blanco.
paisaje que me acoge están lloviendo
meteoros de luz hueca en los que prendo
los blancos hijos de mi mente en blanco.
La mano en sombras es mancha nombrada,
oasis o isla, sol de la memoria
que va cubriendo el territorio blanco.
oasis o isla, sol de la memoria
que va cubriendo el territorio blanco.
El corazón es tinta congelada
y busca en vano un cauce que la escoria
de la noche convierte en sueño en blanco.
y busca en vano un cauce que la escoria
de la noche convierte en sueño en blanco.
Cuerno quemado
Todas las frases felices se parecen. Las desgraciadas, en cambio, nunca vienen solas.
...
Karenina Fabrizzi: Duality III (por duplicado), 2015.
domingo, 10 de diciembre de 2017
Hotel Superbe
sábado, 9 de diciembre de 2017
viernes, 8 de diciembre de 2017
Furtivos
La araña
(
(Notas Moderadamente Apocalípticas, 🕸18). ¿De qué se alimentará el ciudadano Andrés Rábago García, más conocido por El Roto, para dar un día sí y casi otro también en la diana de la cuestión palpitante? Raro es el tema de los muchos que aborda en sus diarios dibujos sobre el que no consiga ofrecer una perspectiva, no ya sólo original e inusitada, sino por completo convincente, enriquecedora, capital. Ayer mismo lo comentaba Rafael Sánchez Ferlosio al elogiar como un verdadero hallazgo de ingenio y exactitud la expresión «el patriotismo me da claustrofobia» con la que El Roto ilustró (en el doble sentido) uno de sus “editoriales” dedicados al cognazo catalán.
(Notas Moderadamente Apocalípticas, 🕸18). ¿De qué se alimentará el ciudadano Andrés Rábago García, más conocido por El Roto, para dar un día sí y casi otro también en la diana de la cuestión palpitante? Raro es el tema de los muchos que aborda en sus diarios dibujos sobre el que no consiga ofrecer una perspectiva, no ya sólo original e inusitada, sino por completo convincente, enriquecedora, capital. Ayer mismo lo comentaba Rafael Sánchez Ferlosio al elogiar como un verdadero hallazgo de ingenio y exactitud la expresión «el patriotismo me da claustrofobia» con la que El Roto ilustró (en el doble sentido) uno de sus “editoriales” dedicados al cognazo catalán.
Y así vuelve a ocurrir hoy con esta prodigiosa síntesis de los males arácnidos que nos acechan a todos los que andamos enredados en estos juegos presuntamente comunicativos y hasta creativos. Linderos que frecuentamos no del todo inconscientes, pero sí bastante complacientes (autocomplacientes) por cuanto, aunque le veamos los artejos ponzoñosos al bicho que nos sale al paso acá y allá (y hay que ser muy torpe o cretino para no verlos), es mayor el masaje emocional y hasta espiritual que nos proporciona.
El dibujo de hoy no aborda un asunto que nos sea desconocido, pero lo hace con una capacidad de síntesis poco común y con una potencia visual —la @raña como dueñ@ de una Red sin salida y cuyo funcionamiento nos excede— que tiene el mérito de recuperar una de las metáforas iniciales más poderosas y perspicaces de Internet, y la que, como se va viendo, mayor cumplimiento ha tenido.
«Oh blanca @raña de hilos luminosos...», escribí una vez en un poema, cuando me iniciaba en el uso de estas nuevas tecnologías que durante varios años me parecieron un territorio lleno de bienaventuranzas y maravillas sin cuento, y la Red era, antes que nada, una promesa de infinita comunicación. Ni qué decir tiene que esas previsiones y expectativas hace tiempo que naufragaron. Y, aunque no es la primera vez que veo en la telaraña mundial su pegajosa viscosidad y sus punzantes peligros, es admirable la precisión con que El Roto vuelve a dibujar nuestras pesadillas. Si Goya levantara el pincel estoy convencido de que no dudaría en poner el trazo de su firma al pie de algunos de estos «caprichos» tan poco veleidosos. El Roto ha vuelto a clavarlo.
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