sábado, 2 de septiembre de 2023

DADO (ALGO TRUCADO) DEL POETA DANTE

Giotto di Bondone: Retrato de Dante Alighieri, hacia 1335.
Detalle de los frescos de la Capilla Podestà del Palacio del Bargello, Florencia.


Jamás desvela del todo su secreto.
Desvela del secreto jamás su todo.
Del secreto jamás su todo desvela.
Todo su secreto desvela del jamás.
Su jamás secreto desvela del todo.
Secreto del todo su jamás desvela.
(De Stefan Zweig sobre Dante)
(LUN, 274 ~ «Amo idioma / dados»)

viernes, 1 de septiembre de 2023

LA MERCA DEL ASNO

Ilustración: Javier Serrano.
—Buenas tardes.
—Tardes son.
—¿Qué, a la feria?
—Ya le digo.
—Ya le veo.
—Menos mal.
—A feriarse algo, supongo.
—Mismamente.
—¿Y qué es que es ello?
—Nada raro, solo querría mercar un asno.
—Buen empeño.
—Que me salga baratito.
—Yo le puedo ofrecer este.
—¿Con papeles?
—Todo en regla. Solo que…
—Alguna pega habrá, seguro.
—Muy menor, pero pega, sí.
—Desembuche.
—Pues es que, es que… ¡que solo rebuzna…!
—Hombre, no querrá que también ladre.
—… No, que solo rebuzna en un idioma.
—Ah, era eso.
—Eso era.
—Entonces, ¿no ornea?
—Nada.
—Ni barrita.
—Na de na.
—Ni chamuya.
—Ni un chumino.
—Y ni siquiera arromana.
—Menos aún.
—¿Pero no es este un asno del Noroeste?
—Sí, de la Montaña Lucense.
—Ah, pues será entonces al menos un buen burro fariñeiro.
—Al menos y al por mayor.
—No exagere.
—Está en su peso.
—Algo escuálido lo veo.
—No se fíe, es todo fibra.
—Pero fariña ya hay poca.
—¡Hombre, poca poca…!
—Ya, lo dice porque no solo de pan…
—Claro, claro.
—Pues siento así…
—No lo sienta, basta con que…
—¿Apoquine?
—Justamente.
—Solo un altro merodeo.
—¡Diga, diga!
—¿Qué nombre tiene?
—Rufino, me llamo Rufino.
—No, usted no, ¡acá el pollino!
—Ah, no sé. Es Burro a secas.
—¡Pero eso no puede ser!
—Eslo, eslo, es lo que hay.
—Yo sin nombre no lo merco.
—Puede usted llamarlo Rucio.
—Quite, quite, que eso luego engorda mucho.
—Y qué tal, no sé, ¿Platero?
—Eso suena a burro gay.
—¿Cómo dice?
— ¡Que era broma!
—¡Vaya susto!
—Con esas orejas…
—¡Bien hermosas!
—Y esa quijada…
—¡Potente!
—La verdad es que tiene cara…
—¡Afine, atine!
—… de llamarse…
—Y ser llamado….
—(ambos): ¡Buridán!
—Trato fecho, el asno es suyo.
—Tenga, los maravedises.
—¿Se lo envuelvo?
—No hace falta.
—Puede llevárselo puesto.
—Eso haré.
—¡Arriba!
—¡Vamos!
—Adiós.
—Adiós.
—No diga adiós, ¡diga arre!
—¡Arre, arre!
—¡Que trotecillo tan lindo!
—¡Qué primor!
—(ambos) ¡Ay, Buridán!
Y se van.

(LUN, 275 ~ El retorno de los Merluzos,
de nuevo en los papeles estelares
de Los figurantes de Javier Serrano, XXV)

martes, 1 de agosto de 2023

Athletic del 84

(En voz alta). Los caminos de la memoria se encuentran y se bifurcan por las rutas más insospechadas (hadas). A través de una interesante documento sobre productos comestibles gallegos de extraordinaria calidad, y gracias a la camiseta que porta una de los productores, caigo en la cuenta de que el año del señor de 1984, tan temible como sobrepasado en términos distópicos, fue en lo futbolístico todo un señor año para los que tenemos un corazón de león athlético y mucha sed frustrada de logros deportivos. Para la tarde de un 1 de agosto de más de cuatro décadas después, no está mal regresar al Bernabéu y rememorar el gran triunfo copero frente al Barça de Maradona y Schuster. Y más si se tiene en cuenta que ese mismo año el Athletic fue campeón de Liga. Merece la pena, además de disfrutar el resumen del partido (que, en efecto, concluyó como el rosario de la aurora), fijarse en el palco del final. Y, sobre todo, entonar el alirón. ¡Ea!



domingo, 23 de julio de 2023

23J: RECUENTO (o ‘ESTOS SON MIS PODERES’)



15 junio 1977 (^)
1 marzo 1979 (I)
28 octubre 1982 (II)
22 junio 1986 (III)
29 octubre 1989 (IV)
6 junio 1993 (V)
3 marzo 1996 (VI)
12 marzo 2000 (VII)
14 marzo 2004 (VIII)
9 marzo 2008 (IX)
20 noviembre 2011 (X)
20 diciembre 2015 (XI)
26 junio 2016 (XII)
28 abril 2019 (XIII)
10 noviembre 2019 (XIV)
23 julio 2023 (XV)
(LUN, 313)

sábado, 1 de julio de 2023

DESTIEMPO TAN OPORTUNO A BORDO DEL AUTOBÚS DE LOS MILAGROS

Ilustración: Javier Serrano

No negaré que llego aquí como alma en pena y con todos mis sentidos atrapados en sugerencias e impresiones tan volátiles que me resultan por completo inaprensibles. Mi mente, en cambio, está súper despierta como si recién me hubiera encontrado con Don Juan en la estación del bus a ninguna parte y, tras platicar con él durante un breve rato, sobre cosas banales mismamente, la relación empezara a fluir por los propios derroteros de la gracia, y uno y otro nos encontráramos, presumo, tan a gusto que no había razón para no dejarse llevar por las sugerencias e impresiones del momento. Fue así como tomé la decisión, pura chamba o potra, de sumarme a aquel viaje, o sea a este, y cuando ya parecía que la situación estaba bien enfocada, hete aquí que todo saltó por los aires y me encontré sin ningún lugar al que asirme excepto el báculo que el Diablo Maior le había robado al prelado mindoniense cuando, con ocasión del último Entroido, lo había tentado por el lado de las pasiones de la carne, que bien sabía él de qué pie cojeaba el purpurado y cuál era el sitio principal de su alborozo, momento en el que aprovechó para hacerse con aquel objeto de poder tan ansiado, pues se decía de él que provenía del mismo tronco que la vara que Moisés había empleado para abrir las aguas del Mar Rojo y poder así llegar a los aledaños de la Tierra Prometida, a salvo de la furia perseguidora de las tropas del faraón. Todo esto lo supe luego, cuando volvió a pasar ante mis ojos la estampa guardada en mi celular, puesta a buen recaudo con el resto impronunciable de mi ADN y guiada por la insobornable presencia de una luz que, a pesar de todos los pesares y más allá de la selva lujuriosa de los reels, me lleva siempre hasta una orilla desde la que puedo mirar con suficiente distancia el mundo. Y, si las cartas salen boca arriba, venir acá a contarlo.

(LUN, 339 ~ Los figurantes de Javier Serrano, XX)

jueves, 22 de junio de 2023

BALDOMERO, VOLADOR DE ALDEA

Ilustración de Javier Serrano.
No se sabía a ciencia cierta cuándo había llegado allí ni de dónde procedía. Los pocos que hablaban de él lo llamaban Baldomero, pero no tenían ninguna seguridad de que ese fuera su nombre. Al parecer, habitaba en las ruinas del viejo molino, en el tramo más arriscado del arroyo, traspasado el Souto do Crego, y era un completo misterio de qué se alimentaba o en qué entretenía el pormenor de sus horas. Nunca se supo de nadie que hubiera intercambiado con él una palabra. De hecho, para la mayoría de los parroquianos, o al menos para una parte nada desdeñable de ellos, era poco más que una invención o una leyenda. Y así hubiera transcurrido su vida al borde de la inexistencia de no ser por una curiosa costumbre, manía o apetencia suya. Algunos días al caer la tarde, Baldomero, que tenía facultades nada comunes e incluso de cariz extraordinario, era dado a emprender un vuelo por los cielos circundantes de la aldea, y más de una vez se le había visto cruzando parsimoniosamente por entre las chimeneas de las casas, aunque casi siempre de modo fugaz y a menudo aprovechando la hora de encendido de las cocinas económicas que, como es sabido, basan su reducido coste en una exagerada producción de humos, de modo tal que en los momentos de concentración de su actividad toda la aldea se envolvía en una nube oscura, densa y persistente, que apenas permitía distinguir otras cosas que el bulto de la torre de la iglesia, la cúpula dorada de la antigua fábrica de vidrio y lozafina —único vestigio del pasado esplendor del lugar— y algunas veletas que por estar fabricadas de un metal repelente al hollín y sus secuelas aparecían punteando las alturas como boyas sobre un mar de niebla. Algunos, no se sabe con qué fundamentos, afirman que de ese modo fisgón Baldomero podía estar al tanto de todo lo que ocurría en las casas de sus vecinos e incluso hay quien sostiene, sin duda con gran osadía, que de esos conocimientos de la privacidad ajena sacaba no poco beneficio y puede que hasta un botín caudaloso que le permitía vivir cómodamente y, lo que es más excepcional, a salvo por completo de la insaciable curiosidad del prójimo.
(LUN, 345 ~ «Los figurantes de Javier Serrano», XIX)

martes, 20 de junio de 2023

PRIMICIAS DEL ‘NOSTRA INSTITUTE’


«Ahí te mando —me gusapea Nostra adosando algunas imágenes de lo que parece un centro de musculación para ancianos— unos cuantos fotogramas de mí más reciente dedicación: modelo gimnástico cualificado para asegurar un saludable estado físico a sujetos, ellos o ellas, elles y emes, de la tercera o incluso ya cuarta edad. Por si te animas». De Nostra sabía que, de jovenciello, estuvo suscrito a los cursos por correo del Sansón Institute. Pero ignoraba su dedicación al in corpore sano como complemento de su sin duda mens sana’ aunque quizás por su perfil profético tenga a bien en ocasiones hacer girar la su cabeza a modo de molinillo a merced de las ráfagas de un viento caprichoso. O, como me dijo él mismo una vez, «entregado a cada pensamiento que me sobreviene como se deja mecer por la brisa la banderola de oración junto a la stupa tibetana». Modos de verlo, de sentirlo, de decirlo. Nuestro Nostra es ansí.
(LUN, 347 ~ «Las cosas de Nostra»)