viernes, 15 de marzo de 2013

Semillas de Millás

Imagen de la exposición «El hilo de Ariadna». Casa del Lector,  Madrid.
Foto (c) AJR, 2012.

Su pluma (signifique lo que signifique pluma) suele estar tan finamente afilada, que no es ninguna novedad el goce de leer lo que de ella brota. Pero hay veces, como la de hoy en su columna de El País, en las que sus intuiciones llegan tan claras al papel que las vemos andar con vida propia. La acreditada vocación médico-quirúrgica con que el escritor Juan José Millás disecciona el mundo viene produciendo desde hace tiempo un género nuevo de poemas, los llamados articuentos, que en sus mejores ejemplos son capaces por sí solos de dar sentido al día más aciago. El luminoso Millás, maestro en el manejo del claroscuro, creador de estructuras verbales que tienen la facultad de hablar con todos los sentidos, soportando de forma simultánea todas sus máscaras, es un poderoso anatomista del lenguaje. Empedernido lector de diccionarios, amante confeso de enciclopedias y, por eso mismo, buen conocedor del cuerpo de las palabras, incluidas sus vísceras, Millás suele poner su facultad de sembrador de semillas de lucidez al servicio de una reflexión capaz de revelarnos, como pocas, los entresijos de la trama. Su artículo de hoy explica con meridiana claridad y mucho arte el mecanismo perverso mediante el cual los poderes fáusticos pretenden escamotearnos la realidad sustituyéndola por un sucedáneo venenoso, tal vez lento pero sin duda implacable. Antonio Muñoz Molina, en su reciente planto por la ausencia de cordura crítica en la España de los últimos años, junto al de El Roto tendría que haber mencionado (al menos) el nombre de Millás para reconocer el mérito de quienes sí se han distinguido por plantar cara al poder allí donde el poder suele maniobrar con total impunidad y a la vista de todos: en el secuestro descarado e interesado del lenguaje. Y es que la mayor corrupción que vivimos, no lo duden, es la de las palabras. Con ella lo que se pone en juego y a la deriva no es solo la situación política y económica (que también), sino la propia identidad humana: nuestra capacidad de poder nombrar con sentido el mundo. Dar alas a las semillas de Millás es una forma de combatir esa miseria.

sábado, 9 de marzo de 2013

Almodóvar reinventa el astracán


Éramos pocos y parió Almodóvar. Se decía que el tantas veces genial cineasta manchego (he visto todas sus películas: hay al menos media docena que me parecen excelentes) volvía a la comedia para salvarnos de la pesadumbre que lo está agostando todo. Que Los amantes pasajeros (¡qué buen título!) era el retorno a su cine más chispeante, divertido y transgresor. Un reencuentro con la truculenta gracia almodovariana en estado puro. Y que, además, ofrecía una metáfora de la situación nacional llena de lucidez, de acidez, de crítica inteligente y, lo que aún resultaba más esperanzador, de consuelo.


Pues bien, Carlos Boyero, que en su crítica del filme se ha atrevido a decir que siente «vergüenza ajena» (lo que es mucho decir, además de poco creíble), no sólo tiene razón en su rechazo frontal de la película, sino que, a mi entender, se queda corto en su análisis cuando retrotrae su filiación a las «españoladas» sesenteras y setenteras de Mariano Ozores, el más casposo cine nacional. A mi me parece que lo que Almodóvar reinventa o perpetra en Los amantes pajilleros (título más adecuado) es el astracán con pluma: una variante de aquellas piezas teatrales disparatadas y supuestamente cómicas que tanto éxito púbico (sic) tuvieron hace ya casi un siglo y que, como puede verse ahora, con solo cambiar al "fresco" o pícaro de entonces por un trío de locas mariquitas, siguen pegadas a la piel dramática del ingenio peninsular.


El atracón (¿astracón?) de plumas a que nos somete la última de Almódovar, con su desfile de escenas deshilvanadas, carentes de un verdadero guión, romas de humor, muchas veces mal interpretadas y hasta con ostensibles fallos de maquillaje (¡quién lo diría!), es un disparate de tal calibre que resulta difícil pensar que no sea completamente intencionado; es decir, una mala peli hecha mal aposta. Si pese a todo van a verla, ya se percatarán de que una casi inaudible pero ronca voz en off repite varias veces a lo largo del metraje esta cantinela: «Yo soy Almodóvar y hago lo que me sale del chocho». Y lo dice. Y lo hace. ¿Será por eso por lo que algunos críticos han sacado a colación, en sus sofisticados comentarios de la obra, nada menos que El origen del mundo, el famoso cuadro de Courbet?

En la sala, con poco más de media entrada pese a ser el día del estreno, se oyen algunas risas, que se adivinan jóvenes. Pero parece que lo predominante entre el público es un gesto de expectación, alentado por el colorista arranque de los créditos de Mariscal y por una confidencia prometedora de Lola Dueñas, en la segunda secuencia. Aunque poco a poco todo se va transformando en perplejidad (¿o es solo somnolencia?), un poco de impaciencia (¿pero esto no cambia?), para terminar en tedio o hasta en fastidio. Es probable que, junto a la ya clásica división de opiniones irreconciliables que suscita el cine (y la figura) de Almodóvar, se esté abriendo paso una brecha generacional. O puede que haya asuntos de contoneo emplumado y basto mamoneo que sólo resultan graciosos a ciertas edades y en ciertos momentos. Al abandonar la sala, lo que veo sobre todo son rostros serios, incluso con síntomas de fatiga. «Ven a llorar en mi hombro la hora y media perdida», le dice un cincuentón a su acompañante, algo más joven. «¡Y los 9 euros tirados!», le contesta ella. Y ambos, ahora sí, ríen. Aunque no parecen saber muy bien por qué. 


sábado, 2 de marzo de 2013

Propósitos de marzo

La puerta del día (en la isla de La Palma). Foto AJR, 2013

Sostener un poema en la mañana
frente al grito 
estruendoso o larvado 
de la muerte.

Dar las gracias al dios del mediodía
por su rayo de luz 
y el dibujo del cielo.

Poner al lado de cada cosa noble
la misma intensidad 
y el ritmo libre
que acompasa las horas de la tarde.

Mirar el sol de sus ojos violetas.

Amar siempre la noche.

No dejar de soñar.


jueves, 28 de febrero de 2013

Fábula

Mientras cae sobre la ciudad una nieve madura que lucha por llegar virgen al suelo, el rey se abriga en su armiño de animal protegido y, abotargado y renqueante, se dispone a contemplar con ojos de sapo moribundo cómo se desmorona el reino a sus pies. La soledad de los monarcas es un corolario de su propia condición, casi un pleonasmo, el rugido o gruñido de su naturaleza. La perpetuación del instinto predador de una especie bubónica, interesada por igual en bestias y hembras, amenaza con solidificarse ante la mirada indiferente de la muchedumbre, que apenas recuerda los tiempos en que la vida transcurría fuera del túnel. No muy lejos, sólo un par de páginas hacia el sureste, las trompetas de la catástrofe se oxidan en medio de pendones deshilachados, mientras la voluminosa retórica de la saga pontificia, con vuelo felliniano incluido, se pliega sobre sí misma para añadir una nota al pie en el libro (falso) del Apocalipsis, allí donde Juan tuvo que dejar de escribir para no perecer también antes de tiempo. El héroe de la gabardina negra, ese hombre sin rostro que ha estado vigilando con paciencia las entradas y salidas de la Casa del Terror, se sube las solapas y con un gesto indiferente da por concluida su misión. «Aquí ya no hay nada que rascar», se dice. Luego, con paso sosegado, se dirige hacia la última viñeta del tebeo para que todo quede en orden dentro de la fábula.

Viñeta de John Constantine: Hellblazer. Tomada de aquí.

«Corina, Corina», todo está escrito

Todo está escrito. Y a veces hasta cantado. Por puritita casualidad, que diría Cantinflas, me ha salido al paso este himno anticipado, a ritmo de los años sesenta, del cotilleo nacional. Al nombre le falta una "n", pero a la letra no le sobra nada.

lunes, 18 de febrero de 2013

El error de los Goya

El error de la ceremonia de entrega de los Goya no fue ese momento embarazoso en que se anunció de forma equivocada el premio a la mejor canción. Ese lapsus se corrigió de inmediato. En cambio, al principio de la gala se presentó esta parodia de Bienvenido Mr. Marshall....

... cuando en realidad se tenía que haber proyectado esta:

 

sábado, 16 de febrero de 2013

Goya por goya



Ya está a la vuelta de la esquina la gala de los premios Goya. No quiero romper la tradición de este blog y, como años anteriores, me atreveré con un pronóstico. No he visto todas las películas en liza, aunque sí casi todas las grandes candidatas, y no todo en mi envite lo fío solo a mi gusto: empleo también alguna táctica propia de los juegos de azar. Esta apuesta, además de una diversión, es una forma de reconocer lo mucho que el cine hace por nosotros a lo largo del año al proporcionarnos un gran consuelo frente a (y dentro de) las turbulencias del mundo. Y quiero que sea igualmente una muestra explícita de apoyo al cine español, un arte sin duda inquieto en manos de una industria raquítica (salvo excepciones que a veces rozan lo imposible) y obligado a remar en contra de autoridades culturales simplemente nefastas o cuando menos catetas. Así que, sin más rodeos, aquí está mi apuesta para los Goya 2013.

☻ Mejor película: Blancanieves. No he podido ver la película de Fernando Trueba, pero si he visto las otras tres que compiten por el Goya en esta categoría (y en casi todas las demás: ¡nada menos que 61 candidaturas suman en total!). Me decanto por el filme de Pablo Berger, mudo, en blanco y negro y, en mi opinión, muy superior al "precursor" The Artist, porque es una obra viva (no solo un brillante ejercicio de estilo como aquél) y está llena de ritmo, belleza e imágenes inolvidables. Ah, y pensar que pueda haber sido denunciada por su trato de los animales, simplemente me parece ridículo: no hay una sola imagen de maltrato, ni siquiera sugerida. Todo se mueve, respecto a lo taurino, en un terreno de gran sutileza para filmar (con total propiedad) la «música callada del toreo»

Mejor dirección: Fernando Trueba, por El artista y la modelo. Intuyo que el mayor de los Trueba se verá indirectamente favorecido por la lluvia de premios que caerán sobre el filme de Pablo Berger. Y, naturalmente, por ser vos quien soy: a estas alturas (¿ya?,  ¿pero no fue ayer el estreno de Ópera prima?), uno de los grandes "patriarcas" de nuestro cine. Estoy deseando ver su película, sobre la que me han llegado opiniones... dispares.

☻ Mejor actriz protagonista: Maribel Verdú, por Blancanieves. La madrastra que interpreta la Verdú reúne, a partes iguales y sin fisuras, maldad y belleza, terror (de cuento) y morbo (expresionista). Berger ha extraído de su rostro, tantas veces fotografiado y tan bien, gestos inéditos y perfiles estremecedores. Creo que se impondrá, sin dificultades a Naomí Watts (Lo imposible) y a Aída Folch (El artista...). He oído decir que Penélope Cruz es lo más (incluso lo único) salvable de Volver a nacer, que no he visto. Pero sabiendo de antemano que no asistirá en la gala, parece difícil que tenga alguna opción.

☻ Mejor actor protagonista: José Sacristán, por El muerto y ser feliz. Que el gran Sacristán, a estas alturas, no tenga ni un goya es una de esas inconsecuencias de los premios que se pueden explicar por extraños acordes y desacuerdos. Pero este año se remediará. Sin duda.

☻ Mejor guión original: Pablo Berger, por Blancanieves. La imagen germinal de este cuento clásico lleno de tópicos hispanos de los años 20 (y de anteayer), pero contados con buen pulso y una gran sensibilidad, es la respuesta a un reto preciso: ¿que pasaría si en medio de los enanitos toreros (yo aún llegué a verlos de niño como troupe de «El Bombero Torero») se situara una Blancanieves andaluza, llena de gracia y de desgracias? El autor ha reconocido lo mucho que su película le debe, en sus orígenes, a las fotografías etnográficas de Cristina García Rodero (de su libro España oculta, sobre todo). Y es verdad, especialmente en secuencias tan impactantes como la de las sesiones fotográficas con el torero muerto. Ahora bien, a partir de ese deslumbramiento, el guion de esta sinfonía visual y sonora (aunque muda) está concebido como un poema narrativo, con un par de giros en la historia que la hacen fluir con interés creciente. Y la coda de feria, además de oportuna, tiene el valor de ser un engarce inspirado con algún clásico del cine a los que también se homenajea (La parada de los monstruos, por ejemplo evidente).

Mejor guión adaptado: J. Gerricaechevarría y S. G. Sánchez, por Fin. La novela de David Monteagudo, aunque muy cinematográfica y con escenas y situaciones potentes, tenía algunas incongruencias en su estructura que, al parecer, se han corregido en el guion de la película. Todavía no he podido comprobarlo.

Mejor actriz de reparto: Ángela Molina, por Blancanieves. Interpreta, con rigor y poderío, a la abuela de Blancanieves. Un papel pequeño pero muy intenso en el sobresaliente reparto femenino del cuento de Berger.

Mejor actor de reparto: Antonio de la Torre por Invasor. ¿Hay alguna película española notable de los últimos años en la que no haya participado este actor todoterreno? Está también excelente en Grupo 7 (el policiaco del año: muy notable), pero la nominación le ha venido por este filme realista y trepidante (dicen), que aún no he podido ver.

Mejor actriz revelación: María León, por Carmina o revienta. La madre de Paco León se interpreta  a sí misma (o casi) en el debut en la dirección de su hijo. Tiene mucha frescura y poderío supermarujil en la película friki del año; algo más que una mera curiosidad, pero tampoco mucho más. Otra gran revelación, digna de premio, sería la de la niña de Blancanieves, Sofía Oria, cuyo encanto gravita sobre toda la película y se codea (y hasta supera) las grandes interpretaciones de sus compañeras de reparto. Pero, como es sabido, se ha decidido que los niños no pueden ser premiados. Qué se la va a hacer.

☻ Mejor actor revelación: Apuesto por Joaquín Núñez, por Grupo 7. 

Mejor dirección novel: Paco León, por Carmina o revienta. Creo que va influir en el premio, además de los valores de la película, la iniciativa y fino olfato que el televisivo actor ha demostrado a la hora de buscar formas inéditas o poco exploradas de difusión del cine a través de las nuevas redes. Tiene mucho mérito. Y la película se disfruta..., aunque a veces sobrenade cierto empalago de reality show.

Y en el resto de categorías (con dados de por medio):
☻ Mejor música original: Alfonso de Vilallonga, por Blancanieves.
☻ Mejor canción original: «No te puedo encontrar», de Blancanieves.
☻ Mejor dirección de producción: Sandra Hermida, por Lo imposible.
☻ Mejor dirección de fotografía: Kiko de la Rica, por 
Blancanieves.
Mejor montaje: Fernando Franco, por Blancanieves.
Mejor maquillaje y/o peluquería: Bertolazzi-Martí-Ribé, por Lo imposible.
Mejor dirección artística: Pilar Revuelta, por El artista y la modelo.

☻ Mejor diseño de vestuario: Paco Delgado, por Blancanieves.
☻ Mejores efectos especiales: Costa-Bergés, por Lo imposible.
Mejor sonido: Glossop-Orts-Tarragó, por Lo imposible.
☻ Mejor película de animación: Las aventuras de Tadeo Jones, de Enrique Gato.
Mejor película documental: Mapa, de León Siminiani.
Mejor película hispanoamericana: la paraguaya 7 cajas.

Mejor película europea: En la casa, del francés François Ozon.

Aciertos