domingo, 26 de octubre de 2025

«A Irmandade das Estrelas», 30 años

(En voz alta). Sin ninguna duda, A Irmandade das Estrelas, de Carlos Nuñez, es uno de los discos de música galaico-universal que más he disfrutado. Nunca olvidaré la impresión al oír por vez primera «A orillas del Río Sil». Y la literal emoción de la voz de Luz Casal cantando «Negra sombra», en compañía do Gaiteiro Maior. O los sones tan evocadores de la «Quinta Brigada». O el literal salir de la luna sobre las plazas de Compostela. Y todas las demás. Tal vez el disco, junto con algunos de Amancio Prada o aquellos cuasi juveniles de Supertramp o Pink Floyd, que más veces he escuchado. Han pasado 30 años y todas las Estrellas mantienen su hermandad.


Addenda/corrigenda

Aunque mi escrito fuera "sin ninguna duda", caigo en la cuenta de que he cruzado recuerdos y confundido, o más bien fusionado, títulos: Junto al aquí celebrado «A Irmandade das Estrelas», el otro disco de Carlos Núñez que he tenido siempre a mano es «Os Amores Libres», publicado en 1999, y al que por tanto aún le faltan cuatro año para que llegue su trigésimo aniversario. Así que, aunque en mi cabeza ya crepuscular se hayan fundido ambas referencias, en el continuum de un artista al que no he dejado de seguir, conviene poner las cosas en su sitio. Seguro que alguien ya se había percatado. Sea.


La negra sombra también es la desmemoria.

domingo, 19 de octubre de 2025

Bus 9

 (Al paso). A veces, tras un breve cerrar de ojos, vuelvo a abrirlos a bordo de una nave especial…

En el bus 9 de la EMT.  Foto AJR.


viernes, 17 de octubre de 2025

«La suerte», una serie con fortuna

(En voz alta). Y junto a La última llamada permítanme recomendarles también La suerte: Una serie de casualidades, tal vez el producto fílmico (!) que más feliz me ha hecho en al menos las seis últimas semanas. Una comedia fresca, vibrante, inteligente, perfectamente enraizada en la tradición del humor hispano tendente al absurdo, y en el subgénero feraz de las películas ambientadas en el fenómeno táurico-taurino; fruto no casual de la "veta (o tono) Azcona” que mejores diálogos ha proporcionado a nuestro cine, y perfectamente construida y manejada en su propósito de torear con todo tipo de recursos el morlaco de la polarización —la vieja inquina de las dos Españas, tan coñazo— sin facer sangre pero, si bien se mira, sin dejar títere con cabeza.
La serie, en lo interpretativo, es sobre todo un festival coral que vuelve a poner de manifiesto la riqueza de secundarios que caracteriza la dramaturgia española. Pero es también un duelo interpretativo de altura entre Óscar Jaenada y Ricardo Gómez, metidos ambos con absoluta convicción en dos psiques antagónicas cuya extraña conexión es quizás la clave de todo el asunto.
Y luego están los mil y un detalles, los hallazgos simbólicos, las pistas surrealistas que no dejan de cacarear 🐓.

En mi caso, apuntaré dos: no es casual que en una serie de ambientación taurina la acción se inicie y esté asociada a Talavera de la Reina, en cuya cuasisagrada plaza de toros de La Caprichosa, un 16 de mayo de 1920, “el torito Bailaor a José le dio la muerte”, siendo José, como es sabido, José Gómez Joselito, de la dinastía del Gallo. Y también ha de tener algún de tipo de filiación no meramente azarosa la mención, como al tresbolillo pero recalcada, del Chino Cudeiro, un personaje copiado del natural que se inventaron Herrera y Coll en el memorable Humor amarillo, aquel crisol de ocurrencias y visiones esperpénticas —y este es también el tronco madre— del que La suerte, a su serendípico modo, viene a ser una afortunada prolongación. Y si no me creen, vayan, vean y compruébenlo por ustedes/vosotros mismos. 



«La última llamada»: retrato de cuatro presidentes

(En voz alta). Vi anoche de un tirón (son cuatro exactas horas, aunque distribuidas con leve desigualdad) la miniserie documental dedicada a los cuatro últimos presidentes de España, Sánchez exceptuado. Y la recomiendo vivamente. La última llamada es su título. Planteada a modo de retrato básico de cada uno de los mandatarios, a mi entender logra salvar cualquier atisbo de sectarismo, combate tópicos fáciles (sin dejar de tenerlos en cuenta), apuesta por una visión a fondo —o en profundidad— de las características de cada uno como sujeto con la máxima responsabilidad política y recrea con gran eficacia los momentos más dramáticos en los que cada uno de ellos vivió la soledad intransferible del poder cifrada en esa “última llamada” que se elige como brillante señuelo y hábil hilo conductor de la serie. Hay muchos aspectos e incluso algunas revelaciones que merecen comentario. Pero queden, si acaso, para otro momento. Ahora me limito a recomendar un documento periodístico de gran calidad. Si pudiera ser visto sin las frecuentes y obscenas miopías frentistas, tal vez sirviera para apaciguar las tan revueltas y arremolinadas aguas (a menudo fecales) entre las que discurre y se emponzoña la política actual. No se la pierdan.



miércoles, 15 de octubre de 2025

Leyendo a Platón

 LEYENDO A PLATÓN


Mientras
la luz
se filtra
{t e m b l o r o s a}
no
hay
un nombre
que
pueda
contenerla
Y es en vano
—a u n q u e n o sea inútil—
tratar de
cuál
sea
su s u s t a n c i a
y si hay nombres que contengan las cosas.
(Impromptu)

sábado, 11 de octubre de 2025

Adiós a Diane Keaton

(En voz alta). Todo mi reconocimiento para Diane Keaton, una actriz inconfundible y magistral en su muy importante carrera, y que ha fallecido hoy a los 79 años. Diría que en cierto modo fue la admirable amiga mayor que una quisiera haber tenido y de la que, sin duda encauzada por aquellos primeros papeles de la mano de Woody Allen, siempre he conservado la mezcla de buen humor e inteligencia como seña de su forma natural de interpretación. Son muchas las pelis de ella recordables, pero, a bote pronto, y por no quedarme en las más reveladoras (El padrino, Annie Hall o las dos también de Allen que llevan Manhattan en el título---), me atreveré a señalar Reds, la que la vinculó con Warren Beatty, y aquella comedia con las admirables Jessica Lange y Sissy Spacek de cuyo título no consigo acordarme ahora. O la que hizo con Jack Nicholson. Sin olvidar su sorprendente aparición en la muy estimable serie The Young Pope. Haré memoria y vendrán más recuerdos. Descanse en paz la grandísima actriz.



viernes, 10 de octubre de 2025

¿Resurge la prensa impresa?


(En voz alta).
Esta información del diario ourensano La Región contradice mi propia experiencia (parcial: aún sigo con el papel los fines de semana y a menudo acudo a la prensa impresa gratuita) y, sobre todo, lo que observo a mi alrededor: kioscos que desaparecen o son ya solo poco más que paneles publicitarios, amigos que reconocen no leer más que la prensa digital (ese oxímoron), bares de los que van desapareciendo los periódicos del día... El caso es que tampoco me extrañaría —y lo deseo vivamente— que un día este resurgir fuera cierto. Pero, como en el caso del cine en el cine —en clara y me temo que imparable decadencia, pese a su potente vocación de geriátrico los días martes—, creo que la información responde más a una ensoñación autoafirmativa, tal vez cierta a pequeña escala, pero muy dudosa en cuanto tendencia general. Lamentablemente.

Algunos comentarios

Pedro Torres

No veo lo que dice 'La Región' (¿de Murcia?), pero mi experiencia es la tuya: en Almagro hay un quiosco de prensa para el que la prensa es ya negocio marginal. Los montoncillos de periódicos son esqueléticos salvo los domingos, en los bare no hay ni prensa deportiva. Y lo que es más significativo quizá: a la prensa gratis solo le hacen caso cuatro viejos. Me da la impresión de que, efectivamente, leer periódicos en papel es de viejos y nada glamuroso. ¿Bueno o malo? Ese es asunto que merecería conversación más reposada. Por lo que a mí respecta, siempre he dicho que leería el periódico en papel hasta que me muriese; ya no estoy tan seguro: a poco que Dios me dé alguna salud, es posible que los periódicos de papel se mueran antes.

Alfredo J Ramos
Pedro Torres: La Region de Ourense. Creo que ahora ya se puede ver el enlace.
Soy uno de esos viejos "recalcitrantes" que dices. Y asumo que solo tengo la impresión de leer 'de verdad' la prensa cuando lo hago en papel o, más comúnmente ya, leyendo en pantalla la versión impresa.
No es sólo, me parece, una cuestión de uso o hábito: creo que las ediciones digatales de los periódicos no han conseguido repicar la organización y lógica interna de los viejos diarios gutenbergianos, esa especie de rejilla o parrilla para ordenar la información sobre "lo que pasa en el mundo" mediante secciones claras y estructuras perceptibles. Es verdad que intentaron —e intentan— hacerlo, en buena medida adaptando a las nuevas tecnologías el viejo "saber hacer" periodístico. Pero en esa transformación han tenido más peso otras características de esas nuevas formas, algunas (como los enlaces) muy valiosas per se, pero otras con ciertas 'contraindicaciones' y no pocos y complejos 'efectos secundarios', y me temo que el saldo general de su impacto —al menos de momento— juega sobre todo a favor de la dispersión, la confusión, la banalidad... y el babélico cacareo en que estamos sumidos.
Curiosamente, aunque sería prolijo explicar ahora cómo, tal vez la IA pueda ayudarnos en este atolladero (aunque también podría, ay, emponzoñarlo aún más).