Hoy, además del día de las librerías, a propuesta de un feliz rescate de Antonio Del Camino Gil y siguiendo la excelente contradanza de Alejandro González Terriza, se ha quedado una buena tarde para celebrar por estos pagos el Día de esa estrofa exigente, seria, incluso grave (pero también lúdica, donde las haya), que es la Sextina. Sin pensármelo mucho, pero decididamente y desechando lógicos temores de impericia, me sumo al lío con este juguetón ejemplar recién sacado del fondo del horno… donde estaba a punto de achicharrarse. ¡Va por lo viejos tiempos, mis cuates!
El orden siempre empieza en lo que es 1y luego busca al otro, que es su 2y en ese espejo aprende del es3de aquel dios de la infancia, cuando 4verdades vio escolares con sus 5sentidos bien abiertos, tal vez 6….
«El equilibrio, niños, aunque o6ignorarlo, es más cierto que ning1de los demás sentidos, que los 5no son nada sin él. Ahora, a las 2iremos a comer. Luego, a las 4,evitaremos todos los desas3…»
(Sigue el maestro:) «Y ahora ya, pillas3
y avecillas de nido, con los 5dedos de cada mano —al tres por 4de compás— ved que vive, en cada 1de vosotros, un solo ser ser de 2caras o más: quizás lo divi6.
Y si no, confiad. Si de un ro5--géis las bridas y luego, a la de 3,os vais a cabalgar, sed biempensa2y poned atención a si to6en demasía porque a más de 1le ha llegado la hora andando a 4
patas y, a más a más: la ubi4--toncilla suele ir hasta las 5de la tarde mortal sin que ning1pueda hacer nada contra ella: “3heridas, madre, en el albero y 6flores de hielo en ojos vulnera2”».
Habló loco el maestro y luego 2alumnos de la fila que, con 4de tres en fondo, iba hacia las 6--cientas veces ya de estar sin 5—o sea: a dos velas— vieron que aquel 3era en verdad tridente de Nept1.
Y esto fue lo que, 1 a uno, 2de los 3 o tal vez incluso 4niños vieron en 5 de las 6…