EL ESCARPÍN (O MATERIA SUSTRAÍDA AL CONTRABANDO)
Sophie Loizeau: Ange aux escarpins turquoise, s.f., s.l. |
«¡Déjate de gaitas!», le oigo rezongar, lo hace a menudo. «Todos esos registros que llamas literarios, o hasta poéticos, no son más que convenciones de patio de vecinos, y como tales, de mil etéreas formas, que no voy a sacar ahora de la alforja, pudieran ser tachados; o, siendo más condescendiente, sometidos a una votación a mano alzada y que la tiranía del número volviendo por su fueros pudiera así poner en evidencia su naturaleza». No dejó de mirarme ni un momento de hito en hito mientras hablaba. Y me pareció que estaba incluso dispuesta a escucharme argüir razones a la contra. Pero en ese instante dieron las 12 en el Reloj y tuve que abandonar el baile. Supe luego que, amante como era del folklore y algo previsible, me había dejado un escarpín de contrabando. Aquí lo tengo. No sé bien qué hacer con él. Ni mal.