Hubiera querido salir a la calle como un crío a jugar con la nieve. Pero no era posible. Ya no había nieve. Ni calle. Así que me he venido hasta aquí, huyendo de los días de la peste, para dejar, al aire de su vuelo y como ofrenda, unas pocas palabras de su gusto. Pistas brotadas de su inolvidable instinto para poner buena ternura y verdad en la belleza: Rito, Espuma, Babel, Sarcófago, Amor y Muerte, Albanta, Alma, Fuga, Nudo, Templo (sólo ese nombre), Slowly (sólo ese ritmo), Alevosía, Aire/Invisible, Alas y Balas, Humo y Azar, Intemperie... Esta tarde vi ascender por sobre el cielo de los confinados el resplandor inconfundible del verbinauta. Y musité, a modo de plegaria, los ecos de una declinación: Aute, tú, ti, te, contigo.
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