jueves, 13 de junio de 2019

Novedades


Siempre es una alegría la llegada a casa de libros que traen consigo el reflejo del trabajo hecho. La casa de los días, de Sagrario Pinto, alcanza su 20ª edición y confirma su condición de pequeño best-seller de poesía infantil. El viaje submarino de Verne, de cuya edición me ocupé hace unos meses para Vicens Vives, lleva unas hermosas ilustraciones de Tha (Auguste Tharrats). La nueva edición (la 7ª) de La Rioja, en la col. Guía Total de Anaya Touring, tiene una hermosa portada. Actualicé hace pocas semanas su contenido con la paciente ayuda de mi hija Clara Ramos Pinto. Seguimos en la brecha.

Responso y romance

San Antonio de Padua, cuya festividad se celebra hoy 13 de junio.
Fragmento de azulejo de Talavera (siglo XVII) procedente del antiguo convento
de San Francisco el Nuevo. Imagen tomada del muro de 
César Pacheco.
1
Si buscas milagros, mira... Desde el cuarto del agua y por los alrededores de la cocina se extendía por toda la casa, como una cantinela amable y fervorosa, y más antigua que los ejes del mundo, la reiteración de prodigios y maravillas que le daban a las horas el brillo mágico de una leyenda dorada y en el fondo también triste: ... miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos... el mar sosiega su ira...

2
Qué distinta la música, el color y el encanto —pues eso era: un encantamiento— del romance de los pajarillos, tan juguetón y alegre. Tal vez el “suceso artístico” más optimista de nuestra infancia y la primera lección de que las palabras realmente podían volar:

Salgan cigüeñas con orden,
águilas, grullas y garzas,
gavilanes, avutardas,
lechuzas, mochuelos, grajas.
Salgan las urracas,
tórtolas, perdices,
palomas, gorriones
y las codornices...

Y en alguna versión escuchada más tarde, la gran incógnita: ¿qué aspecto tendrían las cojugadas?

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(Para todos los Antonios que hay en mi vida, de aquí y del más allá)

miércoles, 12 de junio de 2019

Tres libros sin amor

Gloria Merino: Alguien pasa.
A medianoche solo quedaba, para todos los vecinos, la vida anterior a uno mismo.
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(Serie «Cap&Cua», para Raúl Carbonell)

martes, 11 de junio de 2019

La llama

Escuela flamenca: Alquimista en su laboratorio, s. XVII.
Esa mañana cuando, como solía, abrió el cuaderno para anotar los sueños y las sangres, intuyó que aquel montón de páginas que iban cubriendo, como un mapa gigante, el territorio de su vida, en realidad era el pebetero donde ardía sin consumirse la resina esencial de sus humores.
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lunes, 10 de junio de 2019

Antonio Lizana: un descubrimiento


(Audiciones en voz alta). Un verdadero descubrimiento fue para mi la actuación el pasado jueves (6.6.19), en el Espacio Guindalera, del saxofonista y cantaor Antonio Lizana, acompañado de su grupo. La singular mezcla de voz y saxo, manteniendo cada uno sus peculiaridades pero explorando con atrevimiento su posible complicidad, desemboca en una creación innovadora, aunque quizás sus reminiscencias más claras caigan del primitivo rock andaluz, de experiencias como la de Triana, cuyo “colorido” y armonías son perceptibles en algunas de las composiciones de Oriente, que es el nuevo disco del grupo que lidera Lizana y que fue la base del concierto citado. Un disfrute. (Gracias a Juan y Pepa por hacerlo posible).

Laboreo

La imagen puede contener: árbol, cielo, planta, noche, nubes, exterior y naturaleza
La apariencia salvaje de lo dispuesto en orden. En un talud de Madrid-Río.
 Foto: AJR, 2019.
 
(Al esdrújulo modo)

La siembra de palabras al boleo,
como en las viejas prácticas agrícolas,
sobre surcos poblados de limícolas
y otras vidas que van al menudeo
de su ración de oxígeno, no creo
que sea bagatela de terrícolas:
más bien es fina lluvia de partículas
sobre la blanca página. Un tebeo
que leía en mi infancia, el DDT,
tenía esas tres letras como santo
y señal que a menudo no entendía.
Ahora y acá es lo mismo: desentiéndete
de todo lo superfluo porque el canto
siempre engendra su propia melodía.
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La reja

Vittore Carpaccio: Joven caballero en un paisaje, 1510.
Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid.
Había dicho que no y no, que de ninguna manera, que se mantendría alejado de aquel fanatismo, que ni esto ni lo otro iban a modificar su decisión tan clara y su camino recto... Pero al sonar la hora, confundido tal vez por un impulso que venía de la parte más honda de su naturaleza, abrió la reja que clausuraba el gran portón, pasó al otro lado, se enfundó la loriga, agarró la tizona y, picando espuela, se unió a la hueste de los recalcitrantes.
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