domingo, 19 de noviembre de 2017

Aunque es de noche...



Cinco minutos de belleza y sentimiento. Rosalía cantando a San Juan, «Aunque es de noche», y arrancando de las palabras precisas del poema resonancias y vuelos sonoros que ahora descubrimos que también estaban ahí, a la espera de una voz que se acercara a ellos de esta forma, para esparcirlos con tanta gracia y hondura en el puro aire. Fantaseo pensando que diría de estos melismas el Mudejarillo. Si le agradarían, o no, estos acercamientos a su secreta fuente. Al corazón de la noche oscura. Y en algún lugar de mi memoria imaginaria lo veo sonreír. «Qué cosas tan disparatadas se te ocurren —me digo, le digo—. Con lo fácil que resulta callar y seguir, seguir y callar. Y dejar las preguntas para luego».


(Nota rescatadas de FaceBook, 12 de marzo de 2017)

Resultado de imagen de Rosalía canta nte
Rosalía fotografiada por Álex García. para La Vanguardia.


Almas XXI

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Edward Coley Burne-Jones: El espejo de Venus (1875). M. Calouste Gulbenkian, Lisboa.
Y no encontraban lugar donde poner los ojos que no fuera pantalla de sí mismas.
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sábado, 18 de noviembre de 2017

Pasos suspensivos

Hay pasos de cebra. Y pasos de puntos suspensivos. Como en la política.

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(Poesía visual, 18)

Trigal


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Van Gogh: Korenveld met kraaien (1890). Van Gogh Museum, Amsterdam.
«No pasa nada —se dijo—, sólo son cuervos».
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viernes, 17 de noviembre de 2017

Amor de Aker

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(Lecturas en voz alta📝10). Antonio Hernández Marín, «Aker», poeta grande y casi completamente inédito, ya fallecido, amigo y maestro de mi amigo Alejandro González Terriza, a quien debo su conocimiento, es el autor del poema que comparto, cuya reproducción también he tomado del muro de AGT. 

La figura y obra de Antonio HM son una verdadera «enmienda a la totalidad» de una opinión que he tenido durante mucho tiempo y que he defendido, incluso de forma apasionada, en más de una conversación con amigos y colegas: que toda obra literaria digna de mérito acaba encontrado tarde o temprano su cauce de difusión. 

Sin duda ese «tarde o temprano» me permite no desdecirme por completo de pasadas impresiones. Pero apenas atempera la enorme extrañeza que me producen anomalías tan escandalosas. 

El poema que reproduzco me parece de una finura y penetración muy poco comunes. Es más, diré —aunque estas afirmaciones son siempre problemáticas, más que nada por lo imperecedero de su provisionalidad— que es la descripción del sentimiento amoroso, con su «sueño doble», con la que más identificado me he sentido nunca. O al menos en este mismo instante cuya real duración desconozco.