jueves, 20 de diciembre de 2012
Un viejo estribillo
martes, 18 de diciembre de 2012
Resorte
HACE
ya diez años que murió quien hoy, 18 de diciembre, hubiera cumplido 98: mi padre. Esta mañana, una de esas alarmas del calendario del teléfono móvil, que programé hace tiempo y me da pena borrar, me lo recordaba antes aún de haber abierto los ojos. Por un momento, tuve la impresión de que era una llamada «real». Pero enseguida se impuso la lógica del despertar y no tardó en abrirse paso el mundo consistente de un nuevo día. Estas tecnologías que tanto lo están cambiando todo, y quién sabe con qué consecuencias, a veces nos sorprenden más allá de su uso práctico, de sus inmensas ventajas o de su resistible propensión a colonizarnos. Parece como si en algún punto de sus circuitos escondieran, minúsculo y palpitante, un corazón. Un resorte, hubiera dicho mi padre, de quien ahora recuerdo (y no sé por qué) que le gustaba mucho esta palabra y la empleaba con frecuencia. Quizás porque también era un gran admirador del reloj, ese artilugio poderoso al que muy pocas cosas son capaces de derrotar. Y siempre sólo provisionalmente. Que no en vano suya ha de ser la última hora. Pero en el entretanto, además de la memoria, tenemos la música, otro resorte también poderoso. Tal vez el que mejor puede transportarnos a un estado de ánimo concreto permitiéndonos la ilusión de volver a vivir lo ya vivido. Como el inevitable alcanfor y la alegría de este viejo romance.
ya diez años que murió quien hoy, 18 de diciembre, hubiera cumplido 98: mi padre. Esta mañana, una de esas alarmas del calendario del teléfono móvil, que programé hace tiempo y me da pena borrar, me lo recordaba antes aún de haber abierto los ojos. Por un momento, tuve la impresión de que era una llamada «real». Pero enseguida se impuso la lógica del despertar y no tardó en abrirse paso el mundo consistente de un nuevo día. Estas tecnologías que tanto lo están cambiando todo, y quién sabe con qué consecuencias, a veces nos sorprenden más allá de su uso práctico, de sus inmensas ventajas o de su resistible propensión a colonizarnos. Parece como si en algún punto de sus circuitos escondieran, minúsculo y palpitante, un corazón. Un resorte, hubiera dicho mi padre, de quien ahora recuerdo (y no sé por qué) que le gustaba mucho esta palabra y la empleaba con frecuencia. Quizás porque también era un gran admirador del reloj, ese artilugio poderoso al que muy pocas cosas son capaces de derrotar. Y siempre sólo provisionalmente. Que no en vano suya ha de ser la última hora. Pero en el entretanto, además de la memoria, tenemos la música, otro resorte también poderoso. Tal vez el que mejor puede transportarnos a un estado de ánimo concreto permitiéndonos la ilusión de volver a vivir lo ya vivido. Como el inevitable alcanfor y la alegría de este viejo romance.
lunes, 17 de diciembre de 2012
Publicidad.es
La cosa está tan chunga que hay que recurrir a la publicidad para tomar un poco de aliento. Bueno, a la publicidad y a la poesía. Y al cine. Y al amor. Y a los amigos. Y a los niños. Y, siempre, al humor. Pero hoy toca publicidad. He aquí algunas muestras de esas campañas que nos estarán intentando vender lo que sea, desde embutidos hasta ingenuidad, nostalgia e incluso bobaliconería, pero lo cierto es que le ponen a uno de buen humor. Al menos, de momento.
viernes, 14 de diciembre de 2012
La Biblio
De la mano amiga de Carlos Medrano me llega este corto realizado por alumnos del IES Santa Margalida, en Mallorca. Un viaje imaginativo hacia el universo de la lectura que demuestra buen pulso narrativo y un dominio prometedor de técnicas cinematográficas. Es un placer proyectarlo en la sala de la Posada y en el horario estelar de las sesiones de medianoche. Seguro que ustedes sabrán apreciarlo. Ah, la pieza participa en un certamen de cortometrajes juveniles y puede votarse aquí. Sean racionales y denle su apoyo.
Posdata
Al final hubo suerte (¡y justicia!) y La Biblio obtuvo el Premio a la Mejor Calidad Artística, tal como puede comprobarse en el palmarés del Festival. Habrá que estar atento a la carrera cinematográfica de Pablo Armesto Coll y sus compañeros. ¡Enhorabuena!
jueves, 13 de diciembre de 2012
A rebato
«Como los veo a ustedes angustiados por la proximidad del fin del mundo, permítanme decirles que no solo son verdad todas las afirmaciones vertidas durante estos meses sobre las profecías mayas, el final de la cuenta larga, el choque del cometa y el tsunami global, sino que lo son todas a la vez. El mundo, tal y como lo hemos conocido, tendrá un final. Pero también tendrá un final el temor al fin del mundo. De modo que lo único que quedará de todo esto será un estado general de perplejidad, una duda permanente de borrosos perfiles, un sí y un no gemelos y simultáneos que se convertirán en nuestro sino. Pero, en una situación así, ¿quién en sus cabales estaría dispuesto a soportar indefinidamente la desgracia? ¿Quién no demandaría la piedad de los cielos, un gesto inapelable que pusiera fin a tales tormentos, a tan agobiante sinvivir, a semejante sindiós? Es, pues, justo y necesario, queridos hermanos, que esa plegaria crezca en nuestro interior y se eleve a lo alto sin demora... Pero, mirad, la benevolencia del Supremo es infinita y, omnisciente como Él es de las tinieblas que anegan el corazón humano, amén de pródigo en su misericordia, me ha mandado a mí, el más humilde de sus siervos, para que de forma tan célere como eficaz y última y defintiva responda aquí y ahora a vuestras súplicas...»
Empinándose un poco sobre el alto púlpito desde el que dirigía su sermón a la comunidad congregada en el vasto templo, el predicador sacó un arma semejante a la exhibida por el último James Bond en Skyfall (precisamente) y entrecerrando un poco los ojos ametralló durante tres, cuatro, acaso cinco minutos interminables a diestro y siniestro.
No se contaron supervivientes.
Después, aquel individuo de no mucha estatura, vestido con una mezcla estrafalaria de prendas litúrgicas, descendió del púlpito, dejó el arma sobre el altar, cruzó el presbiterio, avanzó por el pasillo de la nave central, giró a la derecha y se dirigió a la torre. Una vez arriba, sin hacer caso del vértigo que alguna vez había sentido, asió los cordajes de las dos campanas y se puso a tocar a rebato.
viernes, 7 de diciembre de 2012
Nefertiti me mira
Si pienso languidez asciende amarga
muro de contenciones irritados
los ojos del dolor y más terribles
carniceras grutas.
Porque la tarde quema vaporosa
el espectro en la huida y los lugares
rotos descalzos como niños
de tantos padres y abandono.
Ponme los ojos tan brillantes que
pueda mirarte por los huecos de
los desconchados.
Pues al decir tu nombre la palabra
vertiginosa entre la niebla huye
con el fulgor prendido de sus ojos
loba ceniza de la piel
serpiente.
(El sol de medianoche, 1988)
Imagen: Busto de Nefertiti en el Neues Museum de Berlín. Ayer, 6 de diciembre de 2012, se cumplieron cien años de su descubrimiento.
jueves, 6 de diciembre de 2012
Pontifex (una cábala)
El Gran Inquisidor, despistado en su lucha contra el mal, no se dio cuenta de la deriva inicua hacia la que lo estaba llevando el peso de la púrpura, unido a un lento pero visible desfallecer de los sentidos que empezaba a anularle la capacidad de raciocinio claro y distinto, largo tiempo adiestrada, y con tanto provecho, en las lecciones del Aquinate. El caso fue que, tras conseguir controlar la escena y la liturgia durante años, y después de ganar pericia artística en infinitas representaciones que cada vez parecían menos teatrales, vino a sucumbir al canto seductor y posesivo de un pájaro mendaz cuyo twiit-twiit le nubló la razón completamente. Fue entonces cuando decidió poner en pie el muñeco @pontifex y eligió para hacerlo tal día como el 12.12.12, sin percatarse (¿o acaso si?) de que ese guarismo lo convertía, a los ojos de todos, incluso de los menos avezados en cábalas y símbolos que cifran en el 666 el nombre de la Bestia, en el exacto, preciso, incontestable doble del diablo.
El papa Silvestre II y el Diablo.
Página del Cod. Pal. germ. 137, Folio 216v Martinus Oppaviensis, Chronicon pontificum et imperatorum, ~1460.
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