miércoles, 4 de abril de 2012

Los micromundos de Rubén Duro


El biólogo y naturalista Rubén Duro lleva alrededor de dos décadas inmerso en un viaje alucinante. Como un nuevo Gulliver desembarcado en los salvajes espacios que se muestran al otro lado del microscopio, ha ido explorando, fotografiando y filmando, con pasión aventurera, un bullir de vida que se sabe que está ahí, aunque casi nadie en el mundo de los documentales sobre naturaleza le había prestado hasta ahora atención suficiente.

Rubén, que tiene a sus espaldas una gran experiencia como naturalista (de la mano de su tío, Aurelio Pérez, llegó a trabajar con Félix Rodríguez de la Fuente) y como divulgador de temas de naturaleza, se ha entretenido en explorar ese continente inmenso que es la vida microscópica y ha ido dejando aquí y allá valiosas pruebas visuales de sus expediciones. Son verdaderos viajes, no menos fascinantes por el hecho de que todos ellos se realicen entre las paredes de su estudio, en la casa familiar de Dosrius, y su ámbito de referencia sea una charca campestre o un viejo barril sobre el que ha caído la lluvia. Ni resultan menos arriesgados al discurrir en las propias lentes portantes del microscopio, convertidas en el escenario donde estos seres viven de verdad. Más que limitaciones de la aventura, esas condiciones son la prueba de su carácter extraordinario. 

Ahora, tras publicar diversos reportajes en prensa y realizar  numerosos documentales y programas de televisión, entre ellos la serie Mundos diminutos para TVE (la emitió La 2 en el programa La aventura del saber), la obra de Rubén Duro acaba de llegar al museo de la ciencia CosmoCaixa de Alcobendas. Allí puede verse, desde el pasado día 29 de marzo, la exposición Microvida, más allá del ojo humano. 


Concebida como un viaje en espiral al mundo de lo más pequeño, Microvida nos pone en contacto con las formas, rasgos y costumbres de esos seres que, aunque están por todas partes, en cuanto nos rodea y en nuestro propio cuerpo, son los huéspedes secretos del universo de la vida. Secretos e imprescindibles, porque sin la existencia de estos íntimos desconocidos los procesos vitales tal como los conocemos serían imposibles.


Como puso Rubén de manifiesto en la presentación, asombra pensar que la inmensa “fauna y flora” microscópica supone la mayor cantidad de biomasa del planeta. También que estos seres, entre los que se cuentan las conspicuas bacterias, son los más antiguos pobladores de nuestro mundo. Y que encierran, como un secreto en cuya investigación se sigue avanzando, la explicación del origen de la vida. También de los cada vez más borrosos límites entre lo vivo y lo inerte. O las dudosas fronteras entre los antiguos reinos de la naturaleza (qué es un animal, qué es una planta). Y, en fin, no es menos impactante imaginar que esta aventura nos acerca a unas hipotéticas formas de vida extraterrestre que tal vez estén a punto de hallarse en algún confín del Universo... o a la vuelta de una esquina galáctica.


Estas y otras muchas reflexiones nos asaltan al ir recorriendo los seis ámbitos en que está organizada la exposición. Cada uno de ellos nos va acercando a la ampliación de la vida por 1 000, 2 000, 5 000 o 10 000 veces y más. Y están organizados de una manera tan interactiva que permite al visitante realizar sus propias experiencias disponiendo él mismo, en las lentes portadoras, las muestras que quiera explorar.

El valor de divulgación científica que tiene esta muestra está fuera de toda duda. Estoy seguro de que serán muchos los docentes e interesados que le saquen partido a lo largo de los doce meses que  va a permanecer abierta en Alcobendas, antes de trasladarse al CosmoCaixa de Barcelona. Pero Microvida, al igual que otros de los trabajos que Rubén nos viene mostrando, tiene también un extraordinario valor estético: nos permite ver, en vivo y en directo, singulares formas, bellas escenas y evocadores micropaisajes que podrían parecen fruto de una prodigiosa imaginación,  tal vez habitantes o escenarios de los viajes que realizamos en nuestros sueños (sin excluir las pesadillas). Estas imágenes son también ilustraciones de historias maravillosas que la vida pequeña nos deja de contarnos a cada instante.




Alguna vez le he oído decir a Rubén que acercar los ojos al ocular de un microscopio es como mirar por un telescopio las estrellas. Y es verdad que muchas de estas imágenes producen la impresión de estar viendo la vida en el espacio intergaláctico. Parecen escenas de un periplo cósmico que tal vez pudiera ser el mismo que emprendió en noviembre pasado el robot espacial Curiosity en dirección a Marte para investigar la posible existencia de vida en el planeta rojo. Cuando en un tal vez no muy lejano futuro nos lleguen las primeras imágenes de seres vivos extraplanetarios, quién sabe si no reconoceremos en ellos cierto aire de familia gracias a estos micromundos tan bien retratados por la sensibilidad y la pericia de Rubén Duro.

Por lo demás, desde hace más de veinte años, cuando coincidimos trabajando en la enciclopedia Ecología y vida, Rubén es mi amigo. Pero esa es otra historia.

(Fotos de la exposición: AJR)

martes, 3 de abril de 2012

Lágrimas de tinta


Desde que conocieron la triste noticia, los monigotes de Mingote se miran asombrados. ¿Quién sigue dibujando las lágrimas de tinta que caen de sus ojos?


Buen viaje, maestro.

Dibujo de Mingote tomado de una factura del Restaurante Taberna Mingote («Yo», escribió en su dedicatoria el dibujante) de Talavera de la Reina.

lunes, 2 de abril de 2012

Leer es vivir


Cada 2 de abril, aniversario del nacimiento de Hans Christian Andersen, el IBBY, la asociación internacional dedicada a promover la lectura entre los más jóvenes, celebra el Día Internacional del Libro Infantil, una de esas efemérides que intentan llamar la atención sobre los más diversos intereses, muchos de ellos dignos de estar presentes en la atención pública de forma continua.

Cada año, un país miembro del IBBY se encarga de editar el cartel anunciador y el mensaje dirigido a todos los niños del mundo. En 2012 ha sido la sección de México la que ha difundido el cartel de Juán [sic] Gedovius que figura sobre estas líneas, mientras que Francisco Hinojosa es el autor de un mensaje titulado Había una vez un cuento que contaba el mundo entero,  al que corresponden estos fragmentos:
Al leer, al contar o al escuchar cuentos estamos ejercitando la imaginación, como si fuera necesario darle entrenamiento para mantenerla en forma. Algún día, seguramente sin que lo sepamos, una de esas historias acudirá a nuestras vidas para ofrecernos soluciones creativas a los obstáculos que se nos presenten en el camino.
Al leer, al contar o al escuchar cuentos en voz alta estamos repitiendo un ritual muy antiguo que ha cumplido un papel fundamental en la historia de la civilización: hacer comunidad. [...] Los cuentos nos llenan por igual a los seres humanos, a pesar de nuestras enormes diferencias, porque todos somos, en el fondo, sus protagonistas.
[El mensaje completo puede leerse en la web de la OEPLI.]

Pero no solo la lectura favorece la creatividad y nos une a los otros. También es, directamente, una forma de vivir. El tiempo que dedicado a sumergirnos en nosotros mismos y en nuestra imaginación, a través de las palabras capaces de recrear el mundo, no es un ejercicio vital secundario ni un mero entretenimiento. Es vivir. Algo semejante a la respiración.

En la crítica situación por la que atraviesa el mundo del libro, dentro de la crisis general, una de las pocas buenas noticias procede del Libro Infantil y Juvenil. No solo resiste el descenso generalizado que ha situado los niveles de la edición en España en cifras de hace diez años, sino que incluso ha logrado aumentar un 10% en el último ejercicio. La duda estriba en saber si la actual política de recortes del Gobierno, que parece diseñada por el hermano bruto de Eduardo Manostijeras, no se llevará por delante alguna de las iniciativas, entre ellas las relacionadas con el Plan de Fomento de la Lectura, que en los últimos años ha favorecido que los niños españoles lean más y probablemente mejor.



domingo, 1 de abril de 2012

Oráculo culé

¡Sana Messi mis semanaS!

A un culé muy querido, que hoy cumple  en décadas 
lo que sería el próximo récord de 'La Pulga' en goles 
en un solo partido. 
Fraternal, divertidamente, sin rencor athlético...

Palíndromos ilustrados (7). 
[Mot, 4: 19; palíndromo de Hernán Monfort Cabello]

Fotografía © Albert Gea/Reuters, tomada de The Guardian.

sábado, 31 de marzo de 2012

A oscuras...

Hacia el oeste, luz azul. © AJR/SPM, 2010

... se ve mejor la luz de las estrellas.

(En La Posada nos unimos a La Hora de Planeta.)


jueves, 29 de marzo de 2012

Dado mural del 29-M



Huelga decir nada por huelga general
Huelga general por decir nada huelga
Huelga nada general decir por huelga
Huelga general decir nada por huelga
Huelga por general nada decir huelga
Huelga nada por decir huelga general

*****************************
Nota: Los signos de puntuación se han negado 
a cumplir servicios mínimos. 
Sírvase el lector: , ; : - ? !






martes, 27 de marzo de 2012

El último heterónimo

Antonio Tabucchi (1943-2012)

Con la muerte de Antonio Tabucchi, ocurrida el pasado domingo 25 de marzo en un hospital lisboeta, tengo la impresión de que ha desaparecido el último heterónimo de Fernando Pessoa. Una impresión que puede resultar injusta por cuanto parece situar al autor italiano, que desde 2004 tenía también la nacionalidad portuguesa, bajo la exclusiva sombra del gran escritor luso. Y Tabucchi, como es sabido, es un autor con peso propio, con una obra amplia y variada, aunque una parte importante de su gravedad y de su fuerza literaria provengan, al menos en mi lectura parcial e interesada, de la luz que proyecta sobre ella el espíritu de Pessoa.

Desde que descubriera los poemas de Pessoa, en su vertiente de Álvaro de Campos, cuando era un joven de apenas veinte años seducido por la atmósfera de París, Tabucchi encontró la pista que orientó el resto de su vida. Un impulso que le llevó a viajar a Lisboa y a aprender portugués para enfrentarse al descomunal reto de intentar desentrañar el «misterio Pessoa». Ese prodigio aún inexplicado, tal vez inexplicable, de que bajo una sola apariencia física y en el escueto margen de una biografía de menos de medio siglo (1888-1935) pudiera habitar tal multitud de almas, todas esas formas tan diferentes y sensibles de estar en el mundo que puso en pie, con su «drama em gente», el hombre que fue tantos. Un hombre que, quizás como ningún otro de su siglo, fue capaz de hurgar con lucidez, dolor y belleza en el misterio de nuestra identidad de humanos «condenados» a vivir y sentir en el laberinto sin fin de la conciencia.

Pero la devoción de Tabucchi hacia Pessoa no fue solo una cuestión de afinidad espiritual. Incluso el cuerpo del genio lisboeta, su aspecto exterior, le influyó de forma notable, en una especie de posesión gestual que acabó confiriendo a la apariencia de  Tabucchi, sobre todo en la madurez de la cincuentena, una extraordinaria cercanía física a la del Pessoa revelado por las fotos. Un mimetismo sin duda cultivado con similar esmero al que Juan Benet empleó en acentuar su parecido con Faulkner.

Fernando Pessoa, ele mesmo.
La decisión de Tabucchi de ser enterrado en el «Cementerio de los Placeres», el camposanto lisboeta en el que durante cincuenta años estuvo enterrado Pessoa, viene a cerrar el círculo de su biografía de una forma algo más que simbólica. De hecho, hace de su vida un homenaje completo a su gran maestro, y también una manera de seguir un camino elegido más allá de la muerte.

Ese camino, por lo demás, tiene fijado un  itinerario posible en el Réquiem (1992) de Tabucchi, la alucinada narración que, de forma tan premonitoria como finalmente buscada, se inicia al pie mismo de ese camposanto de nombre insólito (en realidad, proviene del de una antigua quinta o palacio), como si ya entonces la sensibilidad del escritor estuviera intuyendo que con ella se iniciaba la cuenta hacia atrás de una aventura que ahora ha llegado, no a su fin: a otro capítulo aún por escribir en el libro infinito que nos contiene a todos.

«Jazigo de D. Dionizia de Seabra Pessoa», panteón familiar del Cemitério dos Prazeres de Lisboa donde Pessoa estuvo enterrado hasta  octubre de 1985. Hice la foto en mayo de ese mismo año, durante mi segundo viaje a la capital portuguesa. Pocos meses después, el cuerpo de Pessoa, que había fallecido el 30 de noviembre de 1935, al parecer fue encontrado incorrupto, lo que obligó a modificar los planes iniciales de enterramiento en el Panteón de Hombres Ilustres del Monasterio de los Jerónimos. Allí se inauguró su mausoleo el 16 de octubre de 1985.
Foto © AJR, 1985.