sábado, 11 de junio de 2016

Cachurreiro


Hay palabras de la jerga familiar o tribal que no tienen rival a la hora de poner nombre a ciertas realidades. Quizás porque, en lo que se nos alcanza, la primera vez que entendimos el significado pleno de esa palabra coincidió también con la novedad de una sensación, o una experiencia, sentida y experimentada por primera vez. Es lo que en estos días de la primera canícula del año me ocurre con la palabra cachurreiro, un término de indiscutible filiación gallega, aunque no lo he encontrado en ningún diccionario al uso, ni en varios repertorios de hablas coloquiales, tal vez porque esté acuñado en los moldes del barallete u otra jerga gremial. Pero es la palabra que le oía a mi abuela y, de forma especial, a mi tía y madrina Camila para designar el alto calor del mediodía en los veranos gallegos de mi infancia: «¿Cómo vas sair ahora, fillo, co cachurreiro que fai?», decía mi abuela. O: «Eso é, non tendes outra cousa que ir ata Cimadevila a estas hora, baixo este cachurreiro...», me advertía en ocasiones, con su inequívoco gesto disuasorio, mi madrina. La palabra llega cada año a mi cabeza con el primer sudor serio del verano.

Imagen: El cielo en obras bajo el sol de junio. 
Foto AJR, 2016.

6 comentarios:

Antonio del Camino dijo...

Cachurreiro me gusta. Me guardo la palabra con tu permiso. Y sí, es tiempo de Cachurreiro, ya lo creo.

Un abrazo.

Elías dijo...

¡Ah, las abuelas y las tías y su jerga incomprensible a veces!
Por cierto, por aquí hace un cachurreiro de no te menees. Abrazo.

Alfredo J Ramos dijo...

Gracias, Antonio. Y, por supuesto, la palabra es tuya. Si al menos nos sirviera como sortilegio para mitigar excesos.... Un abrazo.

Alfredo J Ramos dijo...

Qué razón tienes, Elías. Y qué consuelo que mi recuerdo al respective no sea algún otro palabro, no sé, por ejemplo, «el caloret», ja, ja. Un gusto verte por acá. Otro abrazo.

Carlos Medrano dijo...

Precioso término y rescate, Alfredo. Se agradece que amaine y haya brisa a la noche. Abrazos

Alfredo J Ramos dijo...

Gracias, Carlos. Que haya brisa de noche. Y también en algún rincón del día. Cuánto me alegra verte por acá. Hablamos.