Este modo sutil con que pretendo
decir lo que no pueden las palabras
es un fondo sin pozo donde el agua
refleja la esperanza del momento.
Y es también el recodo en el que escondo,
diciendo sin decir, eso que buscas:
hipo escrito, lector. Llaves. Qué injustas
son las horas robadas a lo ignoto.
A lo ignoto, al secreto, a la insurgencia
de todos los fantasmas e invivibles
deseos que nos minan desde adentro.
Pues sólo así, sin cautivar la pena
de sorbernos sin fin, tan infelices,
podremos darle vida al, lector, muerto.
Fotografía anónima. Tomada de aquí.
4 comentarios:
Desde mi profunda ignorancia de las claves poéticas, creo que con este soneto has logrado un pleno. Como decía Santiago Segura en aquel anuncio del Plus: me has llegado, amigo. Los de la foto parecen Monty Python, ¿no? ¿O son candidatos para el 26 J?
Un abrazo
Gracias, amigüete (si me permites este giro desde lo seguresco hacia lo chiripitifláutico, y en concreto, lo locomotoro, que ya vamos teniendo más edad que la tele). Celebro que le veas al divertimento el posible envés, que nunca sabe uno si llega o no (y qué es lo que...). En cuanto a la foto, no he conseguido averiguar a qué corresponde, aunque es verdad que tiene un aire monthypythonesco. Al personaje caricaballuno de la izquierda, ¿no le ves cierto parecido con el gran Pedro Reyes, recientemente desaparecido?. Fue uno de los motivos por los que me decidí por esta imagen, que me pareció que «rimaba» bien con el poema. Para candidatura electoral, creo que no dan. Más que nada, por exceso de realismo. Otro abrazo.
Ha ya dos días que se muestra en la Posada, y yo en la higuera. Excelente soneto, Alfredo, que bien pudiera haber abierto tu última lectura, pues es una poética en toda regla, y un ejercicio de claroscuros y guiños lectores muy a tener en cuenta. Vamos, para disfrutarlo.
Un abrazo.
(Tercer o cuarto intento de respuesta: ni iphones ni tablets son mis aliados; espero que el viejo Toshiba me sea propicio). Gracias, Antonio. A poco que te descuidas, la propia poesía y su singular naturaleza, con lógica terquedad, se empeña en convertirse en asunto del poema. Celebro que te guste el enfoque travieso de este soneto al que me gustaría llamar "asonantado" o inlcuso "asonado", no sólo por el modo de la rima, sino también porque aspira a tener la condición de pañuelo amortiguador de alguna constipación. E incluso a dibujar, como escribía el viejo alejandrino, una sonrisa en el ojo de la mente. Todo desde un pericoloso sentido del humor, o leve ironia, que muchas veces, como pasa en los chistes mal contados, corre el riesgo de ser agua que se escurre por los agujeros de la cesta. Gracias, de nuevo, por la complicidad.
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