sábado, 5 de mayo de 2018

Variaciones (b)

Miguel Ángel (atribuido): Il tormento di sant’Antonio, 1487 o 1489.
Kimbell Art Museum, Fort Worth, Texas.
Los dinosaurios, al despertar, no podemos permitirnos el lujo de que la lluvia de meteoritos nos acongoje.
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viernes, 4 de mayo de 2018

Lengua de oro

«Palimpsesto, original & traducción», ©️AJR, 2018.

Derretido mi cuerpo en la ternura
de esa risa veraz que siempre imploro,
el silencio interior lo abraza todo,
su hondo sonar disuelve cualquier duda.
Imágenes de un sueño antiguo cruzan
y llenan con su incendio misterioso
mis rincones vacíos: lengua de oro
de un fuego sin materia, luz difusa
que me rodea en círculos concéntricos
y en claridad o en sombra va afilando
los bordes de mi cuerpo, sus fronteras.
El dibujo está lleno de momentos
luminosos y lóbregos. Mi canto
es un grito en el centro de la tierra.

Babel (8)

Círculo de Maarten Van Hemskerck: La Torre de Babel | s.f. (s. XVI).
Susurros
Todo empezó en la segunda galería, frente a la Colina del Dragón, cuando alguien preguntó: «¿Qué hacemos con los chinos?».
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jueves, 3 de mayo de 2018

Pie

Velázquez: Francisco Lezcano, “El niño de Vallecas”, 1643-1645. Museo del Prado.
«¡De aquí no se va nadie!», gritaba el antiguo boticario con voz tonante. Y su grito resonaba en la sala vacía.
(~Homenaje a León Felipe)

miércoles, 2 de mayo de 2018

Cita incierta

Otto Dix: Retrato del abogado Hugo Simmons, 1925.
«Tendría que meterte en la cárcel por frases como esa», le dijo a Félix el policía que creía que era su amigo.
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martes, 1 de mayo de 2018

Elogio de la Fundéu

Logo de la Fundéu.
(Lecturas en voz alta, 79). La Fundéu (Español Urgente) es una de las mejores cosas que le han pasado a la lengua española en los últimos años. La posibilidad de disponer de un consultante de guardia que resuelve (o lo intenta), casi a vuelta de correo electrónico o de llamada telefónica, tus dudas lingüísticas y las urgencias, a veces muy peliagudas, que te salen al paso en el laboreo de la edición de textos —a menudo, un trabajo de picapedrero o minero que uno se empeña en abordar con instinto de alfarería— es todo un lujo cuya generosa existencia es de justicia reconocer.
Están, además, los boletines diarios que la Fundéu hace llegar al buzón de quien lo solicita y en los que, con un sentido encomiable de la oportunidad, se suelen suministrar directrices de buen uso de la lengua relacionadas con temas candentes o en el candelero, ligados a cuestiones de muy diversa índole. Una herramienta que ningún periodista digno de tal nombre —porque la dignidad de esta profesión no la borran ni los más zafios usos que se hacen de ella— puede permitirse ignorar.
Por otro lado, cuando, como ocurre hoy, esas recomendaciones de la Fundéu vienen envueltas en sugerencias y defensas de un uso poético de las palabras*, que uno no se atrevería a defender en los contextos prosaicos, pacatos y rebuznantes en que suele moverse la realidad, a la utilidad se suma la alegría. Y surge entonces, espontánea y apremiante, la necesidad de dar las gracias. A quien corresponda, y desde el lado más sensible del lenguaje.
Hecho.
Nota: me refiero a la propuesta de la frase «espigar en un contenedor o en la basura», como alternativa a la expresión inglesa «dumpster diving».

Bohemia

Edvard Munch: La boda de la bohemia, 1925. Museo Munch, Oslo.
Su partida de nacimiento rezaba así: «Alejandro María de los Dolores de Gracia Esperanza del Gran Poder Antonio José Longinos del Corazón de Jesús de la Santísima Trinidad Sawa». Y un Martínez, como colofón.
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