sábado, 24 de junio de 2017

Agua nueva



San Juan, que toca a fuego
y salta junto al agua.
Para que ardan los días
y la sed no se pierda.
El corro de los ojos
asomados al brillo
de la luz fugitiva
y las dulces costumbres.
El cuenco donde vibran,
en medio de la noche,
partículas que aguardan
el milagro del alba.
Y saber que es preciso,
 entre hierbas y pétalos,
morir en cada gota,
arder en cada llama.
Ritos que, como lienzos
que envuelven la memoria,
son surcos del deseo,
vieja sabiduría:
la mano de mi madre
viene, remueve el agua
y veo su sonrisa
meciéndose en las olas.



Qué fuerza tienen los símbolos y los ritos de la Noche de San Juan. 
Son capaces de imponerse sobre la indolencia, la tristeza, el desasosiego o los estados de ánimo tendentes a la planicie mental.
Por no hablar de los calores precoces y traidoramente sobrevenidos. 
Ni de otras trampas escondidas en los caminos del día, como fieras rugientes en medio de la maleza. Por no hablar..., en general.

De los muy variados ritos con que se celebra esta noche mágica, sin despreciar los del fuego y su poder en verdad hechizante y purificador, prefiero la sencillez del agua nueva, una tradición que aprendí de mi madre, Generosa, y que ella, a su vez, aprendió de la suya, Josefa. 
Provistos de algunas hierbas sencillas y unos pocos pétalos de flores comunes, incluso sólo con la desnudez de los deseos y la caricia de la costumbre, basta con poner un cuenco con agua al oreo de la noche para lavarnos con ella –ojos, sienes, labios– a la mañana siguiente. 
Y  hasta puede beberse, si fuera menester.

Imágenes: Sol mayor en el Mar Menor y Cunca de Josefa.
©AJR, 2017

miércoles, 21 de junio de 2017

Pentáculo



Que nos quiten lo raído.
Que nos quiten lo reído.
 Que nos quiten lo rígido.
Que nos quiten lo roído.
Que nos quiten el ruido.


(Pentáculo vocálico permutante, 
de eficacia probada para combatir el calor: 
basta con silabearlo con la mayor lentitud posible 
durante 15 respiraciones yóguicas completas, 
y sus efectos son inmediatos).

martes, 20 de junio de 2017

Tuits sobre Twitter (5)


[081] ¿Hasta dónde podemos hablar? ¿Cuánto estás dispuesto a escucharles? Un aspecto positivo de Twitter es que acota esas dudas, las mide. (22/9/15)

[082] Hay un Twitter de día. Y un montón de noches. (24/9/15)

[083] Parece mentira, pero ya hay musgo en Twitter. (24/9/15)

[084] En Twitter, como en tantos otros medios, hay una fuerte tendencia a confundir la resonancia con la redundancia. (24/9/15)

[085] Estaría bien poder comprobar de forma objetiva cuántas tendencias de Twitter pueden considerarse como tendenciosas. (25/9/15)

[086] Como ocurre en el resto del universo, bastante más de la mitad de cada tuit es, de forma inevitable, pura materia oscura. (8/10/15)

[087] Parece que algunos poetas están indagando qué tipo de métrica se acomoda mejor al preciso fraseo del tuit, tuit, tuit. (8/10/15)

[088] Viejos publicistas reivindican como prototuitera la famosa campaña de los bolígrafos BIC: «Tuit naranja escribe fino, Tuit cristal...» (8/10/15)

[089] Tuitear se parece mucho al juego de las siete y media: importa más no pasarse que quedarse corto. (8/10/15)

[090] ¡Que nombren de una vez a Baltasar Gracián santo patrono laico de Twitter! Y que nadie tome su nombre en vano. (8/10/15)

[091] «¿Qué está pasando?», pregunta la página de Twitter cuando la abres para tuitear. Esto es precisamente lo que está pasando. (9/10/15)

[092] Otra vez vagando por Twitter con el complejo de Pulgarcito e incapaz de encontrar la miguitas que guíen la vuelta a casa... (14/10/15)

[093] ¿Sabían que la razón de ser de los 140 caracteres no es otra que la de multiplicar por 10 los 14 versos del soneto? Yo tampoco. (20/10/15)

[094] Minipalíndromos, nanorrelatos, poemiguillas, jibarismos, chisgarabíes... Son algunos de los nuevos géneros de la twitteratura. (20/10/15)

[095] «¿Qué está pasando?», dices mientras abres esta pantalla con tu icono azul. ¿Y tú me lo preguntas? ¡Lo que pasa eres sobre todo tú! (22/10/15) (variante del 091: el número policial)

[096] En Twitter todas las historias comienzan «in medias Red». (22/10/15)

[097] Tus tuits y tú al fin fundi2. (22/10/15)

[098] Lo único verdaderamente imprescindible en un tuit es el "tú". Y el "it" lo sabe. (22/10/15)

[099] A menudo avanzar por la aceras de Twitter es lo más parecido a meterse en el metro en hora punta. (22/10/15)

[100] Todo a cien. Por hora. (22/10/15)


*****Desde que me di de alta en Twitter, allá por enero de 2015, he ido dedicando algunos de mis tuits a reflexionar  y bromear sobre el propio carácter de esa red social como reflejo de mis tratos con ella. Es una sección que llamo «metatuíteres» (me hubiera gustado llamarlo «tuiterías», pero el nombre ya estaba "cogido") y que, si bien algo olvidada últimamente, todavía mantengo activa. He creído conveniente reunir y recuperar ahora, en entregas sucesivas, esos "trinos", más que nada para tenerlos a mano y disponibles en un espacio, como el del blog, que me parece menos vertiginoso y menos volátil, al menos mientras los ciberpiratas, en cualquiera de sus encarnaciones, nos den tregua. Al trasladar los textos, he aprovechado para editar algunos de ellos y hacer leves correcciones. También he añadido enlaces -generalmente, vídeos- que pueden servir para matizar o ilustrar las ocurrencias.  En todo caso, he procurado mantenerme fiel a la intención original y me he ceñido, salvo alguna excepción, al tórculo de los 140 caracteres.






domingo, 18 de junio de 2017

Callejero

El 24 de abril de 2013 publiqué este post. Por mera casualidad, hace unos días pude saber a qué respondía la iniciativa de tan original callejero. Lo explico al final.








Casi al mismo tiempo que el Ayuntamiento de Madrid se disponía a dedicar una calle de la ciudad, todavía sin localizar, a Margaret Thatcher, algunas esquinas del barrio de Prosperidad, en torno a la calle Clara del Rey, aparecieron rotuladas con los nombres que muestran las fotos, realizadas en la noche del pasado día 22 (abril de 2013). Un día después (es decir, anoche, día 23)  ya no estaban. No me consta que entre ambos hechos exista alguna relación. Tampoco he podido averiguar la intención práctica, si alguna había, de esta «intervención poética urbana». Si no fuera por las imágenes, diría que todo fue fruto de un paseo envuelto en ensoñaciones, siguiendo el rumbo que suelo negociar con Pancho, no siempre sin disputa. Pero aquí están las pruebas.
Fotos © AJR, 2013

Pues bien, algunos años más tarde, he podido averiguar que se trataba de un homenaje al escritor Medardo Fraile, tal como lo cuenta la Wikipedia al final de la entrada dedicada al escritor:
«El 21 de abril de 2013, un mes y medio después [de] su fallecimiento, en un acto simbólico en el barrio madrileño de Prosperidad, se rebautizaron varias calles con títulos de sus cuentos así como una plaza con su nombre, por iniciativa del colectivo de orientación surrealista "La llave de los campos", del cual Fraile era miembro honorífico, con el título de 'Ministro de los barcos a la deriva».
Alguno de esos rótulos, junto con el nombre de la plaza, aún permanecen. Y celebro haber podio descifrar al final su enigma y entender su sentido. La gran diferencia es que Pancho ya no está. 


Entrada rescatada de los arcones de La Posada.
Primera publicación: 24/4/13 a las 20:00 horas.

sábado, 17 de junio de 2017

Chicho y Cía


Era Ferlosio y oí: «Sol, Re, Fa, Re».
(AJR, 8:23 Palíndromos ilustrados, LXIV)

Las imágenes corresponden a los momentos finales de
Recordando a Chicho Sánchez Ferlosio, reportaje sobre un homenaje 
celebrado en el «Café La Manuela», de Madrid, 
el 4 de noviembre de 2003, unos meses después de su muerte.
En él aparecen, además de su hermano Rafael, algunos de sus amigos. 
Un gran documento de una época que va dejando de ser la que ahora vivimos.

viernes, 16 de junio de 2017

Finnegans Cubic



En este lado del descarnado itsmo.
Este del lado en itsmo descarnado.
 Lado del este descarnado en itsmo.
Del itsmo en este descarnado lado.
Descarnado itsmo en lado del este.
Itsmo descarnado del en este lado.


(Dado: Joyce: Finnegnas Wake, 
trad. de Marcelo Zabaloy, Cuenco de Plata)


Para celebrar el Bloomsday de 2017.
¿Habrá alguna vez un Finnegans Day?

miércoles, 14 de junio de 2017

Quedarse dentro


Desde que vi en una parada del bus 9 el impactante cartel anunciador de Déjame salir (Get out), me entraron ganas de ver la película. Y eso que no soy muy aficionado al género de terror hacia el que claramente se dirigen la imagen y el diseño elegidos para promocionar este filme, el primero de su director, el actor y comediante televisivo Jordan Peele, del que hasta ahora lo desconocía todo. Sin dejar de valorar la posibilidad de caer en esa trampa política tan habitual que consiste en darse la razón a uno mismo para no sentirse defraudado, debo afirmar que mi intuición no falló: Déjame salir —traducción inexacta e inapropiada del título: Márchate, o incluso un expresivo ¡Fuera! serían preferibles tanto desde el punto de vista lingüístico como para resumir el argumento— es una buena película, con una historia potente y creíble, excelentes interpretaciones y la que tal vez sea su principal virtud: una narración concebida y realizada de modo tan eficaz, que te mantiene pegado a la butaca desde la primera mirada que se cruzan sus protagonistas, una pareja de novios, negro él, blanca ella, al emprender un viaje hacia la casa familiar de la chica para que sus padres conozcan a la persona con la que está compartiendo su vida.

Desde el primer momento —en concreto, desde la primera vez que un policía blanco aparece en escena— se advierte que el asunto del racismo va a ser el tema central de la película, pero está abordado de una forma que resulta, además de sorprendente, muy ilustrativa de los tiempos que se viven en la América de Trump (también en la de Obama). Asimismo, se evidencia hasta qué punto ciertas actitudes que la corrección política parece haber barrido del mapa de hecho están enquistadas en importantes estratos sociales dando cobijo, y en su manifestación más odiosa, al viejo problema del color de la piel y a las más virulentas reacciones que a él pueden asociarse. No me es posible ser más preciso sin peligro de destripar un argumento cuya eficacia descansa en varias sorpresas y, sobre todo, en un giro de la historia ideado y ejecutado con mano maestra.

Otro de los aspectos que hacen de Get out una película muy recomendable es el excelente manejo de las situaciones cómicas, es especial a través de un personaje, amigo del protagonista, que, además de resultar decisivo en el desenlace, es el que va ofreciendo, a lo largo del viaje al infierno en que se convierte lo que iba a ser un apacible fin de semana familiar, un eficaz contrapunto narrativo, algo así como un principio de realidad que aquilata y da más credibilidad al clima un tanto onírico en que transcurre la historia.

En resumen, Get out es un muy meritorio primer trabajo, concebido dentro de las pautas del cine de género, pero mezclando con enorme habilidad ciertas dosis de terror y una permanente intriga —su principal virtud— con eficaces toques de comedia. Todo ello al servicio de una historia convincente y en el fondo original, aunque deudora de algunas referencias cinematográficas, desde Adivina quién viene esta noche hasta La semilla del diablo, sin olvidar cierta atmósfera a lo Eyes Wide Shut —expresamente mencionada— o algún guiño que me pareció ver al clima humano tan opresivo de Deliverance. Si se suman los excelentes trabajos interpretativos de todo el elenco, ni que decir tiene que estamos ante una opción muy recomendable para quedarse dentro de una sala fresquita durante las casi dos horas que dura el largometraje.