lunes, 29 de junio de 2015

Las Flores de Mal al son de La MODA



El verano es una estación propicia para descubrir nueva música. Y, sobre todo, cierto tipo de música que exige detener el carrusel del cotidiano ruido ambiental y abrir de otra forma los sentidos para captar la novedad de lo que, en apariencia, pudiera tomarse por una variación de lo acostumbrado. La Maravillosa Orquesta del Alcohol, un grupo burgalés más conocido por su acrónimo, al parecer no intencionado, de La M.O.D.A, sacó hace unos meses su segundo disco, La primavera del invierno, al que corresponde este homenaje al famoso libro de Baudelaire. Es una canción muy consistente, con una letra llena de aciertos, y una buena muestra de la mezcla de estilos sonoros bien asimilados, inquietudes vitales plasmadas en sugerentes imágenes y homenajes literarios que ofrece la banda. Entre sus próximas actuaciones, el sexteto estará presente en el festival Músicos en la Naturaleza que, como ya es tradición en la última década, el próximo 25 de julio llenará de rock y poderosos rasgueos de guitarra las cumbres de Gredos.

jueves, 25 de junio de 2015

E+3=8, una ecuación

Una ecuación de puro ensamblaje azaroso que es, a su vez, la fórmula que enlaza estos tres youtubes y que, en su condición de posible post, se había ido quedando en un rincón de la Posada, como el arpa aquella. No recuerdo, si es que lo hubo, el hilo que los unía, aparte claro de la calidad visible. Hoy me parece que son  tres formas diversas, y espero que también eficaces, de combatir la caló. Ahí van: sumando tríos hasta el infinito.


Doctor Divago Silencio. Y punto.



Juan Carlos Elijas: «... en un soneto el muerto cabe»
(¡Va por usted, maestro! Y a la memoria del verboso don Panta.)



Lapido «El más allá». Aquí. Y ahora.

viernes, 12 de junio de 2015

Reifa del birlo


─¿Y usted quién es?
─Un escritor con un solo lector. ¡Yo mismo!
─¿Quién lo diría!
─¡Yo mismo también!


(Tiempo contado, 14:19, 6 junio 2015)

miércoles, 10 de junio de 2015

jueves, 28 de mayo de 2015

Impresiones viajeras







En el blog de Anaya Touring, en la sección «Quién escribe tu guía», se publica esta entrevista.  Las preguntas son de Miguel Cuesta Aguirre. Fue un placer contestarlas.

martes, 19 de mayo de 2015

Lole y Manuel con Quiñones



Hace ya  semanas, tal vez algún mes, que entre los borradores de esta Posada figura una entrada posible, con solo un título y el vídeo que muestra a unos jovencísimos Lole y Manuel entrevistados por el poeta y flamencólogo Fernando Quiñones, tampoco mucho mayor, y todos tan tímidos y genuinos que incluso llegan a parecer algo irreales. Lo descubrí, el vídeo, en una de esos paseos cibernáuticos que nunca se sabe bien por qué ni dónde empiezan y que tal vez no terminan nunca, uncidos como están a este carrusel que cada vez gira más deprisa y lo mezcla todo a discreción. Hace unas horas he oído en la radio la noticia de la muerte de Manuel Molina. Otra vez la muerte, que no cesa de cosechar en los campos del señor, y que cada vez se parece más a la proyección de una película en blanco y negro, ya concluida, pero que sigue mostrando en la pantalla blanca de los días los engranajes dentados del viejo celuloide. Y la vida, que es el propio film, y sigue y sigue en busca de imágenes que devorar. No me es posible ir mucho más allá de la perplejidad o el balbuceo borroso de algunas impresiones, improntas, muescas. Pero hay en mi memoria la luz de algunos días de un verano, en el setenta y tantos, en los que la voz de Lole y la guitarra de Manuel eran lo más parecido a la alegría y un caudal de promesas que nunca se cumplieron. O tal vez sí, pero sin que llegáramos a enterarnos del todo, como puede que ocurra, en general, con este fenómeno tan extraño que llamamos consciencia, el pozo de las resonancias y las reverberaciones.  Lo que comprendo ahora es para qué guardaba este vídeo y el borrador de una posible entrada: para que fueran la materia visible de un homenaje a uno de los grandes renovadores de ese arte interminable, río de honduras y meandros, que es el cante flamenco. Sea.

viernes, 15 de mayo de 2015

Una guitarra huérfana y azul


Dicen los que más saben de ese vasto y complejo campo artístico que es la música del siglo XX que de su forma de tocar la guitarra y de su manera de modular el blues han bebido todos o casi todos los que después tuvieron algo que aportar pulsando cuerdas o emitiendo voces. Y debe de ser cierto. Porque basta con darse una vuelta por Youtube y repasar, al azar, un puñado de sus numerosas grabaciones, para comprobar hasta qué punto ese estilo vocal y esos punteos y vibratos, y más aún la combinación rítmica de ambos, forman parte de la banda sonora del planeta en nuestro tiempo. Es la rara familiaridad que sólo logran imponer los verdaderos genios en su campo. Y es el legado imperecedero que nos deja BB King, fallecido ayer cuando le faltaban cuatro meses y dos días para alcanzar los 90 años: una obra llena de vitalidad, de sentimiento, de elegancia. Y una guitarra mítica, la célebre Lucille (aunque fueran muchas, siempre mantuvo el mismo nombre), que se queda huérfana --o viuda, pues no está del todo claro el parentesco-- y eternamente azul. Para alguno de esos expertos a los que me refería al principio, al igual que para la enciclopedia Espasa, la grabación que cuelgo abajo es una de las más memorables del artista. Una belleza.