(Audiciones en voz alta). Mucho me he acordado de esta canción de Amancio Prada, con inconfundible letra brotada del sabio y popular decir de Agustín García Calvo, ritmo contundente y verdades como puños. Se la oímos cantar en el recital aquel del Círculo de Bellas Artes en el que también estaba Carmiña Martín Gaite y desde entonces su trasfondo me ha salido al paso tantas veces en tantas caras —sin excluir, ojo, las de los espejos— que es ya una prueba irrefutable de la honda sabiduría que habita en la perspicacia verbal de los poetas verdaderos. Ciertos hábitos descritos en la canción puede que hayan variado en sus escenarios y habría sin duda que añadir otros usos, costumbres, redes... Lo que sigue ahí, impertérrita, reiterada, mascarienta, es “la cara del que sabe”.
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