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(Al filo de los días). Nunca he sido lo que se dice —como suele decirse— un admirador de Mayra Gómez Kemp. De hecho, en su momento me pareció que el Un, dos, tres que ella presentaba, y que yo ya no seguía, había sufrido una decadencia visible respecto al mítico programa que cambió el ritmo de la tele y, al compás de los relojes y la sobriedad eufónica de Kiko Ledgard y con la varita retórica y sabia de Chicho Ibáñez Serrador, llevó a su cenit a la televisión en blanco y negro, época desde la cual, como algunos sostienen respecto al cine, todo ha sido un derrumbadero.
Pese a ello (a no ser un admirador de la presentadora), me sorprendieron mucho sus declaraciones, pilladas al azar la otra noche mientras caminaba por la ciudad en sombras, en la entrevista que le hizo Mara Torres en el programa que me debe el nombre, y en especial algunas respuestas en las que se percibía, con una claridad casi dolorosa de tan lúcida, una despedida que, como se ha visto ahora en verdad lo era.
Descanse en paz la gran pionera que con tanta discreción como decisión decidió retirarse, definitivamente, a sus cuarteles de invierno. La entrevista, bien pautada por esa delicada escuchante que es Mara Torres, merece la pena. Hoy es un testamento.
( En voz alta ). Si se descuenta el titular tan reduccionista como acaso aportado por algún editor presuroso, este artículo-entrevista es lo más peculiar que he podido leer hoy en la prensa impresa (valga la redundancia). Terence Tao, además de tener un nombre que ni pintado para protagonista de novela (acaso de SF, pero también en la línea más amplia de un Cormac McCarthy, por ejemplo), demuestra poseer un dominio paciente y transitivo de sus indudables saberes matemáticos y nos ilustra, con mucha cordura, acerca de problemas que están cada vez más en nuestras diarias inquietudes, aunque sea muy difícil no ya solo hacerse cargo sino, simplemente, poder pensar en serio sin dejarse llevar por ninguna histeria ni, aún menos, por la indolencia de los tibios y desengañados. Tiempos urgentes, extraordinarios, reclaman una escucha atenta. Y tratos inteligentes con las IAs. Tal vez, en el fondo, sean ellas las portadoras más fiables de las “soluciones”.
( Al paso ). Azar insoslayable: te encuentras, en la mañana cálida de Eburia y aún con las tareas del día sin hacer, con una pieza de Borges y todo alcanza otra no menos fugaz pero precisa forma. Y tal vez sentido.