(En voz alta). Vi anoche de un tirón (son cuatro exactas horas, aunque distribuidas con leve desigualdad) la miniserie documental dedicada a los cuatro últimos presidentes de España, Sánchez exceptuado. Y la recomiendo vivamente. La última llamada es su título. Planteada a modo de retrato básico de cada uno de los mandatarios, a mi entender logra salvar cualquier atisbo de sectarismo, combate tópicos fáciles (sin dejar de tenerlos en cuenta), apuesta por una visión a fondo —o en profundidad— de las características de cada uno como sujeto con la máxima responsabilidad política y recrea con gran eficacia los momentos más dramáticos en los que cada uno de ellos vivió la soledad intransferible del poder cifrada en esa “última llamada” que se elige como brillante señuelo y hábil hilo conductor de la serie. Hay muchos aspectos e incluso algunas revelaciones que merecen comentario. Pero queden, si acaso, para otro momento. Ahora me limito a recomendar un documento periodístico de gran calidad. Si pudiera ser visto sin las frecuentes y obscenas miopías frentistas, tal vez sirviera para apaciguar las tan revueltas y arremolinadas aguas (a menudo fecales) entre las que discurre y se emponzoña la política actual. No se la pierdan.
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