Al final del día de marras, caminando por el parque, se imaginó a sí mismo convertido en grafitero discontinuo y fue dejando en el muro blanquecino de las nubes sus pintadas…
Otras veces, en cambio, 
quizás más a menudo 
de lo que 
en verdad creemos, 
de tanto pensar 
que pensamos en ellas, 
las cosas 
se nos escurren.
En una y otra circunstancia, 
seguro que siempre vendrá algún listo 
dispuesto a aprovecharse.

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