Oh balancê, balancêquero dançar com você…
Andamos a la greña sin saberlo
con el plural ambiguo como excusa: 
la realidad es esa muy confusa 
mezcla del ser y del no ser. 
                                                 Al verlo, 
así, de frente, sin el estraperlo 
de la imaginación, se vuelve obtusa 
la cosa en sí, reducto de la ilusa 
razón vital cuya coartada es serlo
—vital, ya digo— a costa de la ignota
pulsión de paraíso que nos lleva 
muy por encima de lo que podemos
de verdad ser. 
                             El alma y su derrota 
—que es sólo un rumbo— en pos van de una nueva 
luz que nos libre de lo que sabemos.
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