De pronto es esta luz,
su urgencia extrema 
en el filo falaz de la costumbre,
el precio que pagamos por el peso 
de vivir de prestado 
y dar en cada 
movimiento de vida 
una respuesta 
a las preguntas ciegas 
y al abismo 
donde más tarde —o mismo ahora— 
comenzaremos
a precipitarnos.
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