Y...
Y ahora llega la hora del anclaje.
Hay palabras que hieren sin saberlo.
Otras son sólo voces. Hay que verlo 
para creerlo. Incluso entre el ramaje
—selva selvática— de la más salvaje 
barahúnda sin norte, el estraperlo 
de un óleo puro da sentido al ferlo-
siano sentir: si nada hay en la ‘bella 
página’ impar que pueda hacer que aquella
sombra interior sentida como un vuelo 
se pose al fin en unos pocos nombres, 
será porque el destino de los hombres 
es la carencia, el resbalón de hielo 
que desbarata el orden del viaje.
Pero así se consume y se consuma
la vida: un eco, luz entre la bruma.
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