domingo, 19 de enero de 2020

Los felices Goya

Cocinando un Goya.
La trigésimo cuarta edición de los Premios Goya, que tendrá lugar el próximo sábado 25 de enero, va a ser notable por diversas razones. La primera porque volverá a celebrarse fuera de Madrid: tras la buena experiencia sevillana de la pasada edición, la muy cinematográfica ciudad de Málaga, y en concreto su Palacio de los Deportes, será el escenario de este año. La segunda, muy acorde con la ubicación elegida, porque se rendirá homenaje a Marisol, decisión justa de toda justicia y cargada además de un gran significado por lo que supone de reconocimiento de una figura que podemos considerar más allá del bien y el mal, y cuya sola mención está cargada de nostalgias, reminiscencias y, también, de un elogio tácito a una forma admirable de saber retirarse. Y la tercera, y ya dentro de lo estrictamente competitivo, porque el nivel de las obras en disputa es más alto que nunca, con cuatro o cinco, incluso seis filmes que bien pueden considerarse obras de gran calidad y capaz casi cada una  de ellas de ser la protagonista del palmarés. De hecho, lo razonable sería que la competición se saldase con un amplio reparto de distinciones, para de ese modo reconocer lo que ha sido una cosecha cinematográfica en verdad excepcional, a mi juicio una de las mejores de la historia de los premios.

Como cada año desde hace una década, en La Posada lanzamos al aire nuestra apuesta, más que nada como excusa para enhebrar algunas impresiones sobre el cine español visto en la temporada. Aunque cada vez sea más difícil ver cine en el cine. De hecho, he decidido fechar en la visión de El Irlandés, acontecida el  jueves 15 de noviembre de 2019, en los cines Verdi, el día de mi despedida de la ceremonia del cine a la vieja usanza, aunque seguiré asistiendo a las salas mientras el cuerpo y el bolsillo aguanten. Y sin más, al lío.

☻ Goya de honor: Pepa Flores, MarisolUn reconocimiento justo, necesario, reconfortante. Como escribí en mi muro de Facebook, no conozco a nadie de mi generación que, de una u otra forma, no estuviera enamorado —o enamorada: dicho sea sin tapujos— de Marisol. En mi caso, confieso que considero cómo uno de los hitos de mi infancia el haber completado el álbum de cromos de «Marisol rumbo a río», de modo que quizás no hagan falta mayores pruebas de mi devoción por la actriz. Parece que ella no recogerá en persona el galardón, aunque yo no pierdo la esperanza. 

Mejor película: Dolor y gloria. La decisión más difícil. No hay más remedio que actuar por descarte entre las cinco nominadas. Dejaré de lado en primer lugar Lo que arde (O que arde), por menos conocida y publicitada; de hecho aún no he logrado verla, aunque espero poder hacerlo en breve gracias a esa magnífica iniciativa de la Sala Berlanga, que entre enero y febrero programa las principales películas que compiten en los premios. Descartaré después Intemperie, el excepcional western de Benito Zambrano inspirado de la novela de igual título de Jesús Carrasco, muy elogiada y valorada en su momento (aunque reconozco que me costó trabajo entrar en ella: como novela me pareció demasiado abstracta y, desde luego, las comparaciones con Delibes y Comarc McCarthy las juzgo muy forzadas). La película es muy notable, y ocupará un lugar destacado entre las escasos títulos de nuestra filmografía que pueden encuadrarse en este género. En algún  momento, sobre todo por similitudes genéricas, me recordó a Blackthorn (2011), aquella historia dura y hermosa de Mateo Gil rodada en un saladar. Entre el trío restante, no es nada fácil decidirse: aunque muy distintas, son tres filmes redondos, de modo que, considerando que la historia de la La trinchera infinita puede resultar más conocida y que Mientras dure la guerra va a obtener otros varios reconocimientos, me decanto por Dolor y gloria, el valiente ejercicio autobiográfico de Pedro Almodóvar, que también compite en los Oscar.

Mejor dirección: Alejandro Amenábar por Mientras dure la guerra. Otra decisión peliaguda. Tanto Almodóvar como Aitor Arregi, Jon Garaño y José Mari Goneaga, el trío director de La trinchera infinita, podrían alzarse con el premio. Pero me decanto por Amenábar porque en su retorno a la gran pantalla ha tenido que lidiar con las personalidades de dos grandes actores y ha sabido salir airoso del envite, además de deja su impronta tanto en la muy inteligente forma de contar la historia como en la recreación de escenas que están muy presentes en la historiografía hispana.  
  
Mejor actriz protagonista: Belén Cuesta, por La trinchera infinita. Tras destacar por sus notables dotes cómicas en títulos como La llamada o en la serie de Paquita Salas, la actriz sevillano-malagueña ha dejado en esta película una interpretación excelente, con el mérito añadido de hacerlo dándole la réplica a un actor tan sobresaliente y ubicuo como Antonio de la Torre. Creo que es una de las bazas más seguras, por méritos propios y porque la que podría ser su principal rival, Penélope Cruz, por su madre joven de Dolor y gloria, tiene en su contra lo escueto de su papel. Sería una gran sorpresa que se impusieran Marta Nieto, por La madre, y más aún la debutante Greta Fernández, por La hija de un ladrón.

Mejor actor protagonista: Antonio Banderas por Dolor y gloria. Me decanto por el actor malagueño porque intuyo que va a tirar de su candidatura su relevancia internacional; aunque bien pensado, eso mismo podría influir para que el gran Karra Elejalde, que borda su Unamuno, se lleve el Goya.

Mejor dirección novel: Aritz Moreno, por Ventajas de viajar en tren. Con posibilidades también para Belén Funes por La hija de un ladrón.  Son brindis al sol: No tengo suficiente criterio para decidir en esta categoría, ya que sólo he visto una de la películas finalistas, Buñuel en el laberinto de las tortugas, de Salvador Simó, que tal vez pudiera dar la sorpresa.

Mejor guion original: Pedro Almodóvar por Dolor y gloria. A mi entender, se impondrá la fuerza confesional de este filme, aunque la recreación histórica de Amenábar tiene mucho mérito y el trío vasco de La trinchera infinita ha logrado graduar con mano maestra el dramatismo de un enterramiento en vida (la peripecia de un "topo") que no era nada fácil de contar.

Mejor guion adaptado:  Benito Zambrano, Daniel Remón y Pablo Remón por su adaptación de Intemperie, la celebrada novela de Jesús Carrasco, de la que consiguen extraer con mano maestra tanto el clima emocional como los aspectos ambientales, al tiempo que acentúan los perfiles trágicos de la historia. Alguna posibilidad para Buñuel en el laberinto de las tortugas, que consigue que una novela gráfica se convierta en una muy interesante filme de animación, del que destaca sobremanera la muy creíble incorporación del personaje de Luis Buñuel.

Mejor actriz de reparto: Julieta Serrano, por Dolor y gloria. Apuesto por la veteranía, aunque Natalia de Molina por Adiós tiene también posibilidades.

Mejor actor de reparto: Asier Etxeandía, por Dolor y gloria. En dura competencia con su compañero de reparto Leonardo Sbaraglia y con opciones para Luis Callejo, que hace un duro durísimo de mucho mérito en Intemperie. Dicho lo cual, qué notable el Millán-Astray al que da vida el gran Eduard Fernández en Mientras dure la guerra.

Mejor actriz revelación: Bendicta Sánchez, por Lo que arde (O que arde). Confieso que he cambiado mi voto tras escuchar esta mañana una entrevista en la radio con esta anciana gallega, que además ha aumentado mis deseos de ver la película en el cine, tarea que exige un notable fidelidad y total disponibilidad de tiempo, además de un poco de suerte. De todos modos, mantendré una opción para la que había dio mi primera apuesta: Ainhoa Santamaría, por Mientras dure la guerra. 

Mejor actor revelación: Santi Prego, por Mientras dure la guerra. Su Franco es realmente destacable. Viéndolo, en algunos momentos me recordó cierta gestualidad cercana a la del director de la película, Amenábar. Cuál no sería mi sorpresa cuando después le oí decir a alguien que el mejor imitador de Franco era el propio Amenábar. Me pareció también destacado el debut de Nacho Sánchez en Diecisiete.

Y en el resto de categorías...

Mejor música original: Alejandro Amenábar, por Mientras dure la guerra. Tendrá como duro rival al multipremiado Alberto Iglesias, con Dolor y gloria. Pero el trabajo de Amenábar es de una gran finura y merece el premio.
Mejor canción original: Intemperie de Javier Ruibal, interpretada por Sílvia Pérez Cruz en la película homónima. Aprovecho para subrayar el impactante y hermosísimo arranque de este filme, en buena medida gracias al peso que tienen en él los compases de Gallo rojo, la conocida canción de Chicho Sánchez Ferlosio que Sílvia PC interpreta como nadie.  
Mejor dirección de producción: Carla Pérez de Albéniz, por Mientras dure la guerra.
Mejor dirección de fotografía: Mario Herce, por Lo que arde (O que arde).
Mejor montaje: Teresa Font, por Dolor y gloria.
Mejor maquillaje y/o peluquería: Karmele Soler y Olga Cruz, por Ventajas de viajar en tren.
Mejor dirección artística: Juan Pedro de Gaspar, por Mientras dure la guerra.
Mejor diseño de vestuario: Alberto Valcárcel, por Paradise hills.
Mejores efectos especiales: Mario Campoy e Iñaki Madariaga, por El hoyo (The Platform).
Mejor sonido: el equipo de La trinchera infinita.
Mejor película de animación: Klaus, con posibilidades para Buñuel en el laberinto de las tortugas.
Mejor película documental: Auterretrato, 
Mejor película iberoamericana: la argentina La odisea de los giles, que cuenta con un destacado trabajo de los Darín, padre e hijo.
Mejor película europea: Los miserables, de Ladj Ly.
Mejor corto de ficción: El nadador, de Pablo Barce.
Mejor corto documental: El sueño europeo: Serbia.
Mejor corto de animación: Madrid 2120.

 Aciertos ☻Aproximaciones


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