miércoles, 20 de abril de 2022

LO OCULTO

Imagen tomada de Pintura e-blog.
Para sorprendernos aún más y, sobre todo, para que no pudiéramos sospechar las verdaderas razones de su gesto —por eso sería—, un día a plena luz pintó una gran puerta en el muro exterior de su casa y la cerró por dentro. No hemos vuelto a saber nada de él desde entonces. Algunos incluso empiezan a dudar de que de verdad haya existido. Otros ya ni siquiera recuerdan su nombre. Yo sí lo sé. Pero no tengo más remedio que tratar de olvidarlo.
(LUN, 770)

martes, 19 de abril de 2022

GENTES MUY DIVERSAS...

GENTES MUY DIVERSAS CON UN PASEO EN MOTO Y UN PROFESOR DE HISTORIA MUY CONTRARIADO

Recreación de una calle de París, con algunos de los personajes mencionados…
y un Petit chat aventurero.

Que el mundo está lleno de todo tipo de gentes es una verdad irrefutable: basta con asomarse al balcón cualquier tarde de Primavera o, en su defecto, darse una vuelta rápida por los programas de televisión. Ahora bien, no siempre es fácil hacer coincidir en un mismo espacio, y casi en el mismo cuadrante, a —fíjate bien— nada menos que ‘El frustrado auxiliar de laboratorio que perdió tres dedos de la mano izquierda’, ‘La joven que vivía con un albañil belga en Chaumont-Porcien’, ‘El antepasado del doctor que creyó descubrir el enigma del diamante’, ‘La joven que hacía concluir pactos con Mefistófeles’, ‘El hijo del anticuario que alborotaba con su moto luciendo su equipo rojo’, ‘El apoderado que divulgó el secreto de los químicos alemanes’ o, por decirlo de una vez, ‘El antiguo profesor de historia que quemó su manuscrito rechazado’. Es imposible para cualquier amanuense no sentirse solidario con este último y no sería extraño que el propio Perec, al anotar su circunstancia, sintiera una punzada de pena e incluso estuviera a punto de verse reflejado en una biografía tan concisa y significativamente resumida en diez palabras.
(LUN, 771~ Perec al paso, 71-77)

lunes, 18 de abril de 2022

META A LA VISTA

Goya: No hubo remedio, grabado número 24 de “Los Caprichos”, 1797-1799.
Museo del Prado.
Desde niño le habían enseñado a no hacer caso de los sueños aciagos ni a tomar en vano el nombre del dios, ea, pero le resultaba muy difícil, muy difícil, no ver en la unión de aquel símbolo tumbado del infinito con la mención del versículo final una segura garantía —“de libro”, se dijo— de que lo indeseable podía hacerse realidad en cualquier momento; y, más aún, de que la confusión de lenguas y el trastocamiento de símbolos ya habían hecho su trabajo tan a conciencia, que no había más remedio que confiar en el albur de la Chiripa como una nueva encarnación del redondo seguro azar. Y eso hizo. Qué remedio. Otro no lo hubo. Al fin y al cabo, aquello era la Monda, el cortejo se hallaba preparado y el presagio estaba a punto de llegar a la Meta. O sea que.
(LUN, 772 ~ Al pie de Goya)

domingo, 17 de abril de 2022

LAS CUATRO ESQUINAS







Llegados a este punto, decidimos explorar el contorno de los cuatro sinfines: el Corte, el Mur, el Veste y el Farwest. Lo cierto es que “teníamos muchas ganas de volver a la normalidad”, pero nos embargaba el ánimo la ligera sospecha de que el centro inmantado del planeta, una vez removida la piedra, se había desviado de su eje y las brújulas tenían despeluchadas todas las escóbulas. Así que con esos mimbres nos dispusimos a encarar lo porvenir.

(LUN, 773)

sábado, 16 de abril de 2022

SIETE PALABRAS

Michelangelo Buonarroti: Pietà (‘Pietà per Vittoria Colonna’), hacia 1546.
Carboncillo sobre papel. Isabella Stewart Gardner Museum, Boston.


Entre que cada vez andaba más duro de oído y que las en verdad difíciles vibraciones atmosféricas del Lugar de la Calavera no eran las más idóneas para experiencias cumbre, Páter se hallaba muy despistado en aquellos momentos. Sí alcanzó a oír su nombre, o lo que creía su nombre, y la construcción aquella que tanto le gustaba: ‘in Paradiso’. Pero todo lo demás, suponiendo que fuera algo con sentido, le llegaba como una mezcla ronroneante de sílabas guturales apenas discernibles, nada extraño, por otro lado, si se tiene en cuenta que estaban siendo emitidas por un condenado a muerte pendiente de una cruz. Así que tuvo que conformarse con ver el gesto del facineroso de la derecha, probablemente acorde con un movimiento de labios que estuvieran emitiendo un mensaje de conformidad, incluso de agradecimiento, y apenas se sobresaltó al oír lo que creyó un ‘Mulier’, que no supo bien cómo interpretar. Sin embargo, percibió con total claridad aquella especie de ruego desmayado pero cargado de intención, tal vez de urgencia:
—Sitio!
Desde los ya lejanos días de BAbel, cuando no tuvo más remedio que confundir las piezas sobre el tablero para evitar que el último envite del jugador de la escalera le pudiese ganar la partida y desalojarlo de la Torre, Páter no se había sentido tan directamente concernido, a la vez que —cómo decirlo— ¿bienhumorado? Sea como fuere, decidió creer que la expresión era —como era— sobre todo una súplica y, echándose a un lado en el trono celestial —un a modo de cómodo diván que no desentonaría en un episodio de las Mil y Una noches—, se avino a conceder:
—Bueno, venga, sube, que donde caben dos…
Antes de que se rasgara el velo del templo y cuando ya había brillado el primer relámpago anunciador del primer y atronador trueno, alguien de oído atento bien pudo oír, escuchar y hasta tomar nota de esas siete palabras. Y gracias a él, y al Maestro del Rito Inmarchitable, cuyo verdadero nombre tal vez nunca conozcamos ni lleguemos a ver nunca su rostro, ahora puedo yo, humilde amanuense, transido de fervor —¡y de frío!— en la soledad de este scriptorium, recogerlas y referirlas aquí para general conocimiento. Que nadie las eche en saco roto. Ni en el cesto equivocado.
(LUN, 774)

viernes, 15 de abril de 2022

DÍAS CABALES

Isabel Pérez: Diente de león. Acuarela.
El boj y el disco. Juntos.
(LUN, 775 ~ Claves secretas)

jueves, 14 de abril de 2022

RITOS SOLARES

Atardecer sobre un campo de olivos. Fotografía de autor no identificado. Editada.

Vio un destello de luz no usada por entre los olivos y una línea de sangre cubriendo el horizonte. No había escapatoria. Ningún lugar adonde ir. Nadie a quien pedir consejo o poner como excusa. Era, de nuevo, el eterno retorno de la idéntica voluntad.

(LUN , 776)