viernes, 20 de diciembre de 2019

Omega

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Edvard Munch: Autorretrato entre el reloj y la cama, 1940-1942. Museo Munch, Oslo.
La última no avisa. Y nunca llega tarde.
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jueves, 19 de diciembre de 2019

Presagios y desgracias

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Alfonso Ponce de León: Autorretrato, 1936. MNCA Reina Sofía, Madrid.
Al fondo de la voz rasgada y húmeda, un eco de sordinas inclementes, como si presintieran la desgracia que ya estaba escrita en el lienzo del tiempo, no cesaba de subrayar: «...y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada». De nuevo era preciso alzarse sobre la usura de la realidad para alcanzar... ¿la calma? En algún sitio debía de hallarse la definitiva caída de la nieve. Pero Samsara no cesaba de dar vueltas.
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miércoles, 18 de diciembre de 2019

Patxi Andión: un homenaje



Cuando introdujo la Oda a Walt Whitman en su último recital en la Sala Galileo, el 25 de noviembre pasado (2019), Patxi Andión contó con gracia cómo le llegó la noticia de que Leonard Cohen quería contar con él para su Poetas en Nueva York- Lorca (1986), el memorable disco que el músico canadiense dedicó a la memoria del poeta que le descubrió la poesía. Tras recibir el recado de un agente de su discográfica, durante un buen rato Patxi pensó que era una broma, pero pocos días después se encontraba con Cohen y se ponía en marcha su dura y sensible interpretación del poema lorquiano que contiene los que seguramente es el verso más desolado de Lorca. 

Fue uno de los muchos momentos emotivos de una noche en la que el cantautor, además de presentar el disco que ahora se ha convertido en su testamento —La Hora Lobicán, que alude a ese momento entre dos luces, en la frontera entre el día y la noche—, hizo un generoso repaso por su discografía y nos fue metiendo a todos los que abarrotábamos los dos pisos de la sala en una atmósfera de melancolía y felicidad que estallaba en pura común unión cada vez que una de aquellas canciones de nuestra juventud asomaba a sus labios y, en seguida, a los nuestros: “Rogelio”, “La Jacinta”, “Samaritana”, la estremecedora ”Con toda la mar detrás”, entre muchas otras, y ya al  cierre, “El maestro”, además de la muy intencionada y actual “Si yo fuera mujer”, con la que inició el concierto. 

Del nuevo disco, que tengo que escuchar con más detención, me gustó especialmente un largo poema zen dedicado a la caída de la nieve en la conquense Hoz del Huécar, una composición minimalista que, a la vieja facilidad del autor para ensamblar metáforas sugerentes, unía un plus de intensidad cinestésica, declinada en una larga letanía que iba reconstruyendo la experiencia de abrir los ojos ante un prodigio de belleza y acertaba a pulsar las cuerdas adecuadas para dar cuenta de él, al tiempo que se producía su desvanecimiento. Una pequeña joya. Intervinieron también en el concierto sus dos hijos (tal vez supo a poco su colaboración) y las más de dos horas que duró el acto se pasaron casi sin sentir. Cómo íbamos a saber entonces que asistíamos al último concierto. 


Tuve la suerte, merced a la compañía de Antonia Cortés, gran amiga del artista, de poder saludarle brevemente a la salida y decirle en un par de frases lo mucho que he disfrutado con su música, “más de cuarenta años después” de que un para mí mítico elepé, Once Canciones entre paréntesis (1971), llegara a mis manos en un verano (creo que fue el del 72) que pasé casi por completo envuelto en su música. Muchas de sus canciones aún las recuerdo de memoria y la voz agrietada de sus recitados todavía me eriza la piel.

Gracias, maestro. Buen viaje. 




No pienso.
Estoy con el alma en una nube...

(Patxi Andión, i.m.)

martes, 17 de diciembre de 2019

Salarios de escritores en España

(Al hilo de los días). Escribir en España es... ¿llorar? Juzguen ustedes mismos.

«En el Libro Blanco que ha elaborado la Asociación Colegial de Escritores se hace un análisis por estratos que es interesante tener presente como complemento de estas verbalizaciones. En este estudio se clasifica a los autores en función de cinco tramos de ingresos brutos:
1. Los pobres serían el 77,2 % de los autores y se trata de aquellos que obtienen menos de 1.000 € al año por derechos de autor.
2. Los precarios, que representaría el 6,6 % del total y cuentan con unos ingresos de entre 1.000 a 2.000 € al año.
4. Los mileuristas que ganan entre 2.000 y 5.000 € al año y representarían el 6,3 % del total.
5. Los estables representarían el 3,4 % e ingresan entre 5.000 y 10.000 € al año.
6. Los consolidados son los que ingresan más de 10.000 € al año y serían el 6,3 % del total.
Según los datos que aporta este estudio el 60% de los autores habría obtenido entre 2013 y 2017 unos ingresos brutos inferiores a 1.000 €. A partir de este dato en este estudio se ha deslindado la posición de los autores respecto a la parte de la cadena del libro que tiene un enfoque de sector económico».

(Tomado de Fundación GSR: Visiones del sector del Libro en la era exponencial. Estudio de la percepción de los profesionales del sector del libro sobre el presente y futuro de la Industria. Diciembre, 2019).

Cuarto de revelado

Anselm Kiefer: Las célebres órdenes de la noche (“Die berühmten Orden der Nacht”), 1997.
Museo Guggenheim, Bilbao.
Nada más verlo, supo el alcance real de algunas imágenes que lo habían asaltado a lo largo de la tarde espídica en que su amante le confió el secreto que ya estaba en boca de todos y que sería la causa de un dolor obtuso del que hubiese tardado mucho en librarse, de no ser por los felices sucesos posteriores y si es que, en verdad, alguien logra cerrar esos resquicios por los que la vida a veces persevera en sugerir sin ambages que, como dijo el poeta, «no es noble, ni buena, ni sagrada». Fuere como sea, por fin pudo ver a alguien —además de a sí mismo— tendido en una pesadumbre precisa y (cito de nuevo) «herido por la tinta disecada, bajo el peso de las constelaciones». Eran imágenes que se le mostraban como aquellas viejas películas sumergidas en el líquido revelador, celuloides dentados en los que los cuerpos y las cosas se iban perfilando en una especie de danza invisible y como si en ese preciso instante estuvieren saliendo de la nada.
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lunes, 16 de diciembre de 2019

Nadie menos que...

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(Al hilo de los días). ¿Error, errata, hallazgo? Ayer, leyendo el artículo de Vargas Llosa en El País, me quedé un buen rato dándole vueltas a la expresión «figura nadie menos que». Tras el inicial rechinamiento, que atribuí a una errata, pensé que tal vez pudiera tratarse de un error de uso en la a veces peculiar escritura del académico peruano-español, hasta que, por último, me pareció intuir un uso no sólo correcto sino innovador frente al rigor de ciertas fórmulas muertas que tienden a fosilizar el idioma. Con todo, no he logrado salir de dudas. Se admiten (y se ruegan) opiniones. ¿Cómo lo ven: error, errata, normalidad, hallazgo? Si les apetece, no sean menos y hagan juego.

(zoo)Lógicas nominales

Jan Miense Molenaer: El oído (de la serie Los sentidos), 1637, Mauritshuis, La Haya.
—¡Hey, Capuletti! ¿Hace una partida de zoológicas nominales?
—¡Vaale! ¡Dale!
—El urogallo es un ave que embiste.
—El camaleón ruge en su lecho.
—La marmota bota entre las olas.
—El leopardo se tiñe la melena.
—El canguro ladra seguro.
—La salamandra come almendras.
—El erizo se pone peluquín.
—La nutria no tiene patria.
—La elefanta bebe mirinda
—El camello oye.
—La lagartija en su bodega.
—El saltamontes, qué exagerao..., tan hiperbólico.
Y siguen, dispuestos a acabar con todo el repertorio y con nuestra paciencia. De modo que ¡chitón!

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