miércoles, 12 de enero de 2011

Soneto & Goya

Creo que es la primera vez que entre las candidaturas a los Goya figura un soneto: el que Jorge Drexler canta al final de Lope, la bienintencionada pero fallida película sobre Lope de Vega, de cuyo estreno ya dimos cuenta aquí. Aparece en el apartado de mejor canción original.

Que un soneto, colegas, opte a un Goya es un raro suceso inesperado, y como tal debiera ser contado con palabras precisas, sin farfolla. Porque, si bien se mira, que la joya de la corona en métrica, el llamado «monarca del decir acrisolado», aún brille... es un milagro ¡aquí y en Troya! Tiene el soneto huesos tan flexibles, sus arterias soportan presión tanta y su cuerpo levanta tanto peso, que en él son las verdades más creíbles, su vieja melodía aún nos encanta... y en su acorde concuerdan voz y seso.

En fin, y en otra prosa, que me parece que la noticia no debería pasar inadvertida por cuanto supone el ascenso hacia la más candente y efímera actualidad de una estructura u osamenta verbal que algunos pretenden dar por enterrada, por obsoleta o mustia, y que sin embargo, como las queridas aquellas de Espronceda, es capaz de mantener frescos sus encantos.

Con o sin Goya, larga vida al soneto. Que lo diga Drexler.







Que el soneto nos tome por sorpresa

Entrar en este verso como el viento,
que mueve sin propósito la arena,
como quien baila, que se mueve apenas
por el mero placer del movimiento.

Sin pretensiones, sin predicamento,
como un eco que sin querer resuena,
dejar que cada sílaba en la oncena
encuentre su lugar y su momento.

Que el soneto nos tome por sorpresa,
como si fuera un hecho consumado,
como nos toman los rompecabezas,

que sin saberlo nacen ensamblados.
Así el amor, igual que un verso empieza
sin entender desde donde ha llegado.

Jorge Drexler


4 comentarios:

  1. Recuerdo que cuando estudiaba nunca me gustó la métrica, pero sí me tomaron por sorpresa los sonetos de Quevedo y el de Lope al amor, en esos años ese desmayarse...
    me resultó lo más fidedigno para describirlo.

    Este es realmente hermoso y lo he disfrutado.

    Gracias.

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  2. Gracias, Isabel. Ese soneto de Lope al que aludes (Desmayarse, atreverse, estar furioso...) también aparece en la película. No así, claro, la jocosa y atrevida respuesta que le dio Quevedo. Un abrazo.

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  3. No sabía de esta nominación y encantada que el soneto me tome por sorpresa. No me parece obsoleta su estructura ni su melodía, pero difícil es para nuchos acometer tal empresa.

    Un amigo y conocido de ambos (Manolotel) me ha hecho llegar este:

    MODOS DE CANTAR EL CANTO
    Alfredo J. Ramos

    El primero no es más que el propio canto.
    Y el segundo la piedra, también canto.
    Por el tercero pasaré de canto
    parar cerrar el cuarto a cal y canto.

    Es justo que del quinto por el canto
    de un duro llegue al sexto. Y con un canto
    mis dientes puliré, si en otro canto
    de pan, digo de paz, culmina el canto.

    Lo difícil comienza en este canto
    del terceto primero en el que canto
    que es difícil ponerle un canto al canto.

    Mas llegaré al final si con un canto
    rodado logro darle en pleno canto
    de cisne al cisne: aSí. Soneto al canto.
    ----------
    Y te dejo otro de mis preferidos:

    SONETO DE SEPARAÇÃO
    Vinícius de Morais

    De repente do riso fez-se o pranto
    Silencioso e branco como a bruma
    E das bocas unidas fez-se a espuma
    E das mãos espalmadas fez-se o espanto.
    De repente da calma fez-se o vento
    Que dos olhos desfez a última chama
    E da paixão fez-se o pressentimento
    E do momento imóvel fez o drama.
    De repente, não mais que de repente
    Fez-se de triste o que se fez amante
    E de sozinho o que se fez contente
    Fez-se do amigo próximo o distante
    Fez-se da vida uma aventura errante
    De repente, não mais que de repente.

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  4. Muchas gracias, Shandy, por el recuerdo de los "14 modos..." (tiempos aquellos, los compartidos con Manolotel y otros amigos en el foro de sonetos de poesia.com!!) y por el precioso soneto de Vinícius.

    Pieza muy notable, en este juego de los ecos internos y los tour de force, es esta de José Hierro, que seguro que ya conoces pero que me parece justo y oportuno que aparezca aquí (de hecho, fue el detonante de mis "pedradas").


    VIDA

    Después de todo, todo ha sido nada,
    a pesar de que un día lo fue todo.
    Después de nada, o después de todo
    supe que todo no era más que nada.

    Grito "¡Todo!", y el eco dice "¡Nada!".
    Grito "¡Nada!", y el eco dice "¡Todo!".
    Ahora sé que la nada lo era todo,
    y todo era ceniza de la nada.

    No queda nada de lo que fue nada.
    (Era ilusión lo que creía todo
    y que, en definitiva, era la nada.)

    Qué más da que la nada fuera nada
    si más nada será, después de todo,
    después de tanto todo para nada.

    José Hierro


    Un beso, amiga.

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