«AL mismo tiempo comenzó a caer...»
(Tiempo contado). La extrema facilidad de las nuevas tecnologías: es curioso que mientras vamos perdiendo la memoria, es muy fácil poner en circulación (o casi) aquella página en versales que escudriñaba modos propios y versaba sobre algún flanco interior. Y, puesto que es imposible coger el agua con una cesta y los agujeros se multiplican en los sótanos de nuestras almas (¡ah y qué curiosa, casi psicoanalítica, la relación sonora, y no solo, entre sótano y sotana, ambas dos acaso ya palabras en desuso!), no tenemos más remedio que prestar atención a estos “movimientos de visillos” porque acaso en ellos, y a su trasluz, acabe por filtrarse alguna verdad o simulacro útil para esa tarea pendiente, siempre pendiente, a la que no cesamos de aplicar cada uno de los momentos lúcidos o así  de nuestra conciencia.
 
 
 
 
 
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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