Lo que verán tus ojos 
no está escrito. 
Y es incluso probable,
en la espiral del tiempo,
que lo invisible sea entonces 
parte de lo que ahora 
no es aún ni siquiera imaginable.
Este vértigo calmo, 
esta llanura repleta de hendiduras,
los juegos de la vida 
que siempre inventa nuevas 
remotísimas formas
de soñarse y nombrarse,
todo está ya al alcance de esas manos 
que ahora apenas son
un diminuto cuenco
donde ya cabe sin embargo el mundo.
                                                         (Para Gala, recién llegada
                                                    al casi nacer también agosto)
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