frente a tus ojos ávidos,
trenzan el mundo.
Calles, ruidos,
la brisa en los cerezos:
ciudad soñando.
Cada mañana,
la luz nueva es la misma,
cada mañana.
Cada mañana,
la luz usada ayer
aún huele a limpio.
En mis palabras
tus palabras sonando:
so-y-to-do-tu-yo.
Efecto Reichstag © AJR, Berlín, 2007 |
mañanas junto al pozo,
tardes y noches.
Y por la noche,
soñando eternidades:
bellaquerías.
Dime si puedo
decir aquí tu nombre:
ajeno y rosa.
La luz en vilo:
cuando miras el día,
tú la sostienes.
(Cómo) atraparte,
sustancia de las horas:
prisión de ámbar.
Delicioso poema, montado en forma de sucesivos haikus, pero acaso bien lejos del haiku, entendido en toda su pureza. Qué más da. Lo cierto es que el texto fluye musical y preciso, para "decir" más allá de las propias palabras "para trenzar el mundo" y dar testimonio de la extensión más honda del poeta. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muchas gracias, Antonio. Otro abrazo fuerte.
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