Es solo fútbol, pero es más que fútbol, incluso mucho más: lo que significa la amistad de estos dos futbolistas, su demostrada capacidad para sobreponerse a las propias pasiones y armonizar los justos intereses particulares con los del otro, su maestría para no dejarse influir por consejos ilusos o voceríos fanáticos y para superar las diferencias de carácter, de gustos, de querencias... es una lección que no podemos permitirnos pasar por alto. Y muchos menos cuanto más ruja la marabunta. En tiempos críticos como los que vivimos y de cara al negro panorama que se dibuja en el horizonte, la vía Xavi-Iker o Iker-Xavi (la fórmula funciona bien en las dos direcciones: es un camino de ida y vuelta) debería ser un faro ejemplar de actitudes, el símbolo de una forma de conducta ciudadana que, por ejemplo y sin ir más lejos, podrían imponerse los políticos como una práctica deportiva obligatoria.
Imagen tomada de esta web.
Alfredo, muy bien apuntado. Suscribo al cien por cien.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias, Antonio. Abrazos.
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