domingo, 16 de agosto de 2020

Ciudadano Boadella

Albert Boadella fotografiado por Tere García.

(Al filo de los días). Es interesante esta entrevista con Albert Boadella en Vozpopuli, a la que llego por aviso de mi amigo Felipe Pallete. Antes que nada: tirones fuertes de orejas a los correctores (supongo que ausentes) del periódico: cuento al menos media docena de errores sintácticos, no sé si todos erratas, muy llamativos. Nadie está libre, ya sabemos, pero en un medio que se pretenda profesional es por completo inaceptable. De la edición sin editores se ha pasado al periodismo sin periodistas. Una desgracia.
De Boadella podríamos hablar largo y tendido. He escrito a menudo sobre su teatro —en mis años mozos practiqué la crítica teatral— y alguna vez también sobre su trayectoria personal: sus Memorias de un bufón, que leí con gusto, lo retratan bien. Es un ciudadano genial (lo digo sin matices ni retranca) cuya larga carrera, desde los heroicos días de La torna, me parece tan interesante como propia de un algo caprichoso funambulista. Un papel acorde con las singulares dotes histriónicas y la imaginación creadora del que probablemente haya sido el dramaturgo más dotado del país, provisto de un savoir faire escénico al alcance de muy pocos. Nadie (o casi) ha criticado nunca a ningún poder entre nosotros con la contundencia con que él satirizó la Catalunya pujolesca e incluso toda la tontería “necionalista” catalana. La invención del reino de Tabarnia, por otro lado, es uno de los grandes hallazgos del último lustro y quizás lo más provechoso que ha producido el procés.
Lo que aquí dice sobre Pujol y el Rey parece muy razonable, diferencias incluidas. Y tiene razón en señalar que son escándalos conectados, algo que por otro lado ya sabemos desde finales del pasado siglo, cuando surgió todo aquello del clan catalán de De la Rosa y el papel de Colón de Carvajal, etc. Es sorprendente comprobar cómo va haciendo estragos, y cada vez más, el efecto “memoria de pez”.
Ahora bien: Boadella también debería mirarse en su propio espejo y ver qué ribetes “ultranecionalistas”, o simplemente cínicos, adornan a algunos de sus compañeros de viaje o a políticos que él defiende, como esa infumable histérica que es, en mi opinión, Cayetana Álvarez de las Marimbas del Río de la Plata... Por lo demás, larga vida al bufón. Necesitamos cronistas capaces de dar cuenta de las inmensas pompas fúnebres que se nos vienen encima. Y en eso el ejercicio libertario del que Boadella ha hecho gala a menudo es todo un ejemplo, sobre todo cuando no ha arrendando su genio a “la pela” segura y a vacuas esperanzas.

sábado, 15 de agosto de 2020

Trikiklos (35)

El Bayern de Múnich elimina de la Champion al Barcelona 

infligiéndole una derrota histórica.


«No hay triciclos
de 8 ruedas», decías.
Según y cómo.
Para aguantarlos,
a algunos se les ponen
sus 2 ruedines.
Ni así se puede
sobrellevar la carga.
¡La tunda histórica!
Fútbol es fútbol.
«Peor es la Pandemia»,
dice un culé.
(El vídeo es
tan sólo una obra de
Misericordia:
un lenitivo
y el recuerdo ¿imborrable?


viernes, 14 de agosto de 2020

Trikiklos (34)

 


Gozne de agosto:
en medio del silencio
la luz chirría.
Era verano
y Simon y Garfunkel,
sus sounds of silence,
estremecían
una vena sensible
de nuestras almas:
tal vez un salto
hacia nuevas fronteras
de un cristianismo
de fondo: leche
en la que casi todos
amamantados
fuimos: incluso
algunas de estas piezas
las musitábamos
en las iglesias,
entre acordes monótonos
de una guitarra.
Era verano:
la vida parecía
interminable.

miércoles, 12 de agosto de 2020

Trikiklos (33)

 

Trini López en 2002. Foto: Cheryl Díaz Meyer/AP.

Su nombre ya
no dice nada a nadie
alrededor.
Pero aún se enciende
una lejana luz
al leer la nota:*
«A los 83,
ha muerto Trini López».
Descanse en paz.
(*Fue en el muro
de Miguel Cobo Rosa.
Quede constancia).


martes, 11 de agosto de 2020

Rosalía a lo Lynch

 

(En voz alta). El arte de Rosalía, envolvente, seductor, pleno. En este caso, con James Blake. Y con unas imágenes que bien podrían haber sido filmadas por David Lynch. «Fuego camina conmigo». Con Rosalía, siempre.

lunes, 10 de agosto de 2020

Trikiklos (32)


«Porque no mundo
mengóu a verdade» y
todo se olvida,
ahora me acuerdo
de los sonidos dulces
de una cantiga.
Regresa un nombre:
Xosé Quintas-Canella
e compañeiros:
el tiempo arrastra
—ondas del mar de Laxe—
hilos de sueños.
Y la dulzura
prendida de una lengua
de lluvia y música.
Como agua clara
del cielo de la boca
recién brotada.
Vuelve el recuerdo:
la noche del verano
gira en su centro.


domingo, 9 de agosto de 2020

King Chiripa

Dibujo: Juan Colambato/ElPaís

(Al filo de los días). Este artículo del historiador Álvarez Junco sobre el rey Juan Carlos I de España, actual Emérito Trasladado a NoSeSabeDónde, me parece una exposición sencilla, precisa y ecuánime de lo realmente ocurrido durante el reinado del penúltimo de los borbones españoles, incluido el esperpéntico, triste y quién sabe si delictivo final. Juan Carlos I bien podría pasar a la historia, además de como el Rey Campechano y Bribón (sobrenombres con los que él mismo se ha dejado asociar), como el Monarca de la Chiripa: a la vista de cómo va rematándose la historia y examinadas las declaraciones propias que el personaje ha hecho sobre casi cualquier cosa, se impone la sospecha de que todo lo mejor de su reinado ha sido un afortunado “encaje de bolillos” en el que, junto la destreza de una gran número de personas en puestos clave (incluida a veces, sobre todo tras el 23F, su propia presencia) y merced a la paciencia o indiferencia general del común, ha tenido un peso muy destacado ese raro factor que es el azar favorable al que otros llaman suerte. Quizás la herencia de Franco, además del embolado de una dictadura criminal hasta casi el último estertor de su principal baluarte, fuera aquella proverbial baraka que al parecer rodeaba al pequeño general y cruel dictador, desde sus tiempos norteafricanos, y que también pareció proteger, quién sabe si por afinidades arábigopecuniarias, al que alguien, no precisamente con dotes de profeta, bautizó como El Breve. Probablemente aún veremos sobre este asunto cosas que van a resultarnos, si no indescriptibles, sí difíciles de narrar. Y no faltarán —me temo— vueltas de tuerca incluso inverosímiles, hasta que llegue el día, más próximo que lejano, de decidir qué se hace con los restos de un reinado e incluso con los de su protagonista. Habrá que ver.