lunes, 7 de enero de 2019

La o de olvido

Dibujo ©️Vicente Quiles Guijarro. 
Recuerde el alma dormida, no puedo dejar de pensar en ti, pastores los que fuér(e)des, y dexas pastor santo, no te tardes, carcelero, sino a quien conmigo va, que en todo el mundo non hay su par, matómela un ballestero, en mis manos levanto una tormenta, sin ti no soy nada, el dulce lamen tarde dos pastores... y así una y otra vez y otra..., andando entre la gente, también en soledad de amor herido, hasta lograr acorralar a la bestia insaciable del olvido.

domingo, 6 de enero de 2019

La Noche

Fresco de la Adoración de los Magos, en la capilla griega de las Catacumbas de Priscila, en Roma.
Datado hacia la segunda mitad del siglo II, se considera la representación más antigua de la Epifanía.
En la vida del niño, aquella (esta) era la Noche por excelencia: la puerta secreta de la maravilla. Y puede que las esperanzas y anhelos de todas las noches posteriores no hayan sido más que un eco de aquella ilusión.
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sábado, 5 de enero de 2019

La comitiva

Benozzo Gozzoli: Cortejo de los Magos. Frescos. 1459-1461.
Palacio Médici-Riccardi, Florencia.
Estaba en la cabalgata de los pajes, que recorrían el Barrio recogiendo las últimas cartas, cuando me llegaron al azar, nítidas y contundentes, las dos frases:
—Yo los he mandado a la mierda a los de La Moraleja estas Navidades.
—La puta niña tiene dos años, tampoco creo que sea cuestión de decirle que no existen los Reyes.

Los pajes, al paso, tiraban caramelos.
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viernes, 4 de enero de 2019

Fecha

Katsushika Hokusai: Aigoaka Waterfall in Edo, 
British Museum, Londres.
Del día en curso,
si sumas los guarismos,
brotará un haiku.

Hermosa casa,
brilla en el calendario
por su presencia.

Y en los bambúes
de sus cuatro costados
vibra la luz.

Hermosa fecha:
la casa Iluminada,
el río sagrado.

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jueves, 3 de enero de 2019

Hablarle a Borges (13)


La imagen puede contener: 2 personas, personas sonriendo, de traje y primer plano
Fotografía del Archivo de «La Nación».
(Hablarle a Borges, 46). Dicen que Borges dijo o escribió: «Algunas veces, al doblar una esquina o cruzar una calle, me ha llegado, no sé de dónde, una racha de felicidad.».
Y, de forma dudosamente espontánea, se me ocurre argüir: «Sí, maestro: en “las intersecciones de las calles y el tiempo” (que dijo el mago de Catroforte del Baralla), esas vaharadas de desconocido origen son tal vez la mayor certeza de la existencia de algún tipo de orden superior benevolente».


La imagen puede contener: una o varias personas
Borges fotografiado en la Universidad
Menéndez Pelayo de Santander.
(Hablarle a Borges, 47). Al parecer Borges escribió: «Miramos la vida, no ya como algo terminado, sino como un proteico devenir. Como una rauda carnavalesca teoría hecha de sufrimientos y de goces». 
Y tras leerlo, escribo: «Fascinante. La adjetivación, digo: puro oro borgiano. Uno no ha salido del “proteico devenir” cuando ya le está pisando los talones la “carnavalesca”, que, aun siendo teoría, toma cuerpo y gana velocidad, hasta alcanzarnos de pleno en el centro de ese ojo de la mente al que sin duda le debemos la mayoría de los gozos y una parte nada desdeñable de las sombras que van jalonando nuestra vida. Memorable».




(Hablarle a Borges, 48). Dicen que Borges, en su “Nueva refutación del tiempo”, escribió: «¿No basta un solo término repetido para desbaratar y confundir la serie del tiempo? ¿Los fervorosos que se entregan a una línea de Shakespeare no son, literalmente, Shakespeare?».
Y, literalmente empujado por esa claridad, improviso: «... una línea, en sus al menos dos acepciones (renglón, camino), sus tres sugerencias (ser, o no ser, o no ser ser), sus cuatro esquinas (💾), sus cinco letras, sus seis síes, sus siete capitales... Sí, un “término” es bastante. Paradójicamente, nunca se acaba. Ni el tiempo tampoco».
Borges en 1981, Marcello Mencarini /AFP Leemage.

Política y redes sociales



(Lecturas en voz alta). Un análisis y diagnóstico claro y bien explicado de cómo están configurando la realidad las redes sociales y, de forma especial, su efecto sobre la política, lo ofrece Enrique Gil Calvo en este artículo. Es muy oportuna la mención de Walter Benjamin, que en esto fue también un lúcido y adelantado analista de los efectos de los nuevos usos tecnológicos. Por lo demás, la «telenovelización» de la política (de la que habló, entre otros, el gran Fermín Bouza), entre nosotros bien podría recibir el nombre autóctono y significativo de «tombolización», pues fue el programa «Tómbola», surgido en la extinta televisión valenciana, el primer ejemplo claro y rotundo de “tertulia” televisada cuya plantilla o guion acabaría imponiéndose como modelo para el resto de la parrilla, y de forma especial para los programas de análisis político, cuyos platós son, salvo contadas excepciones, remedos vocingleros de aquellas broncas sesiones basadas en el objetivo de apabullar al prójimo mediante el poderoso argumento de dar más gritos que el rival. Que Trump, Bolsonaro, Salvini, Orbán o ese Ánsar.2 que por acá amenaza con emerger sean el resultado de ese guirigay no es nada extraño.

La mudez

Tivadar Kosztka Csontváry: El viejo pescador, 1902.
Ottó Herman Museum, Miskolc (Hungría).
Al despertar, trató de formular su plegaria matutina, pero no pudo. Las palabras eran formas vaporosas que descendían de su cabeza a su boca, estimulaban los flujos de la sangre cerca del corazón, y luego se deshacían entre los dientes como nubes de sal sin llegar a herir el aire. «Y sobre campana, trece», le pareció que tarareaba alguien debajo de la cama. Los inacabables días dulces seguían su curso.
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