(Al filo de los días). Hace fechas (!) que me viene rondando la música y la figura de Simone Porter. De modo que he de darles cauce. Y dejarme llevar. Y aprovecho para comentar que ayer tuvimos unos cuantos afortunados de todos los sexos el privilegio de asistir, en el salón de musas del Ateneo de Madrid, al estreno mundial del último acto de lo que, en su día, será la ópera que sobre el Ulysses de Joyce prepara el compositor Pablo Halffter. Aún lo estoy asimilando. Y lo que sea sonará.
viernes, 14 de junio de 2024
El Ortega + el Faemino + el Cansado
(En voz alta). Dos por uno (y más). En plan descubrimientos del pasado y regreso al futuro (entiéndaseme), si aún no conocen los programas de La Mitad Invisible del Ortega (este es el grande), ya están tardando. Y de Faemino y Cansado, qué decir. ¿Los últimos grandes de una forma de hacer humor más allá del absurdo y más acá? Nunca he olvidado el día luminoso, allá por el 88 del pasado milenio en su último siglo, cuando los descubrí frente al estanque del Retiro representando en un banco el número del Yellow Taxi. En Niuyor, por supuesto. ¿Alguien se acuerda?
domingo, 9 de junio de 2024
REINVERTARSE (la Palestra)
(La Palestra)
martes, 4 de junio de 2024
GRANDES FICHAJES (la Palestra)
(La Palestra*)
viernes, 31 de mayo de 2024
LA ÚLTIMA LUNA
Cuando Sherezade acabó de leernos las páginas del Diario de Nostra, estaba a punto de amanecer. Algunos de nosotros, sin duda vencidos por el cansancio acumulado en las últimas noches dormitábamos con disimulo o incluso a pierna suelta, liberados ya de cualquier contención o cinchas de decoro. Otros en cambio, incluidos los estirados Merluzos, pero también la Vieja sin Nombre, la mezcladora de refranes, el experto en Evaporaciones o, en fin, el Buhonero que ya había dejado de seguir las instrucciones de Perec permanecían alerta y como en actitud de preguntarse: «Hemos llegado a la LUN de la última noche en este viaje de retorno, ¿y ahora qué?». Tras pedir con un gesto la venia de la princesa, me atreví a intervenir: «Tenemos aquí la llave que nos ha dejado Nostra. Algo habrá que hacer con ella». Y, en efecto, en el centro de la escena, ya iluminado por la primera luz, lanzaba sus destellos incitantes la pequeña llave. Sherezade se acercó hasta ella, la cogió y mientras nos miraba con la más delicada de sus sonrisas se dirigió hacia la ventana del fondo de la sala, arrojó con fuerza la llave contra el cristal y nos dijo: «Vamos, salgamos de aquí». ¿Y qué otra cosa podíamos hacer sino seguirla?
viernes, 24 de mayo de 2024
La ele de Leal
Ni la a de asesino,
la a de da al
ni la be de bandido,
la be de de bal
ni la ce de crápula,
la ce de cal
ni la de de despiadado,
la de de dedal
ni la e de estafermo
la e de al
ni la efe de facineroso
la efe de feal
ni la ge de gárrulo
la ge de gal
ni la hache de hideputa
la ache de hcaal
ni la i de ignominioso
la i de dial
ni la jota de julai
la jota de dato jal
ni la ka de kafre
la ka de dakal
ni la eme de majadero
la eme de meal
ni la ene de necio
la ene de neal
ni la eñe de ñoño
la eñe deñe al
ni la o de orgulloso
la o de oal
ni la pe de pendenciero
la pe de pal
ni la cu de quisquilloso
la cu de ducal
ni la erre de rabudo
la ere de real
ni la ese de soplagaitas
la ese de deseal
ni la te de taimado
la te de etal
ni la u de ululante
la u de dual
ni la uve de víbora
la uve de vual
ni la uve doble de wolfe
la uve doble del bode vual
ni la equix de xoxón
la equis de dsiuq eal
ni la ye de yagrumo
la ye de deyal
ni la zeta de zopilote.
la zeta de atezal
miércoles, 22 de mayo de 2024
LAS DIEZ DE ÚLTIMAS
Ha vuelto a corporeizarse, quién sabe si un poco enfadada, la tan diligente como sin duda astuta Sherezade o Scheherazade o Shahrazad para pasar revista en el serrallo, ahuecar tal vez los alhohadillones y pufes, y comprobar, como suele, la sucesión de lunas y «ponerme en un plis al corriente —dice ella— de cómo está el cómputo general de cuentos y qué lides quedan en lanza ahora que ya enfilamos las últimas diez noches de las Mil y Una en su retorno, estas tus algo latosas Las Últimas Novelas, o LUN propiamente dichas, y cuando todo empieza a tener un aire de hastaluego y ahí os quedáis, tolais…». Me parece que esta chica con el paso de los días y las reiteradas confianzas, anda un poco ligera, y no solo de lengua, y como con el fandango corrido. Pero sí, tiene razón: no hay más remedio que hacerle caso y mirar en derredor, en cajones y anaqueles, para que no quede pendiente o discordante nada que en verdad importe (si es que algo), antes de poner fin definitivo al juego y entregar al olvido los azares, el runrún y las llaves de la última casa. Dicho de otro modo: vamos que nos vamos (yendo). Aunque es la verdad que, si no está todo en orden (¿y quién se atrevería a precisarlo?), lo fundamental sí parece resuelto. Ya vimos en su día lo que fue de las primeras casi setecientas noches, de modo que centrémonos ahora en lo que corresponde a las últimas trescientas y pico lunas, al menos en los argumentos o series principales. Concluyeron, al menos en apariencia, las andanzas y parrafadas de Nostra, si bien no cabe descartar alguna sorpresa. Y culminó asimismo la procesión o desfile o solo comitiva de «Los figurantes de Javier Serrano», serie urdida a partir de las imágenes previas y de lo que cada una fue capaz de referir, en términos concretos, de lo mucho que en cada una de ellas se podría ver. También parecen consumadas, y en todos los sentidos, las estampas eróticas de «Las musas de Macías», aunque me consta que a Shere no le importaría ponerse a leer alguna más (y al que suscribe tampoco). Andan por ahí aún ronroneando y tramando sus complicidades inconexas (en apariencia, pues siempre hay un hilo subterráneo que los desata) los recalcitrantes Merluzos, aunque estos dos —si es que son dos o multitud— van a su bola y muy capaces serían de despedirse a la francesa. Cualquiera sabe. Series que seguramente aún podrían brindarnos, si las hubiera, noches de mucho ajetreo son, además de los diversos juegos y malabares perpetrados por el Juglar del «Amo Idioma» —a saber: palíndromas, micródromos, nanódromos, dados, cuadrados mágicos, acrósticos, haikulerías, molinillos…—, los “cuentos literales”, que deberían, en puridad crecer hasta completar el alfabeto; también el desorden refranero de las nuevas intropías, los argumentos esgrimidos o aportes sembrados «Al pie de Goya», y, en fin, los homenajes y necrológicas que puedan surgir al albur de los devaneos de La Parca, sin olvidar los apuntes inmediatos «De la vida misma» ni los ejercicios ecfrásticos agrupados bajo el rubro de «Fotos que dan pie». Pero es evidente que no hay noches ni nichos para tanto y finalmente, oh pacientes cooperantes, criaturas de luz que os movéis con tanta soltura entre el viento y la noche, ni que decir tiene que en vuestras sucesivas comparecencias habréis de seguir observando la coherencia del conjunto, el verdadero y completo sentido sin sentido pero de tan hondo sentido de estas “novelas últimas”, al tiempo que también deberéis procurar que las acciones avancen en sustancia e interés hasta un colofón no redundante que, si el tiempo sigue en sus raíles y las esferas no detienen su curso, habrá de llegar allá por el último día de este mes de mayo que ya enfila sus últimas jornadas. O sea.