miércoles, 21 de junio de 2017

Pentáculo



Que nos quiten lo raído.
Que nos quiten lo reído.
 Que nos quiten lo rígido.
Que nos quiten lo roído.
Que nos quiten el ruido.


(Pentáculo vocálico permutante, 
de eficacia probada para combatir el calor: 
basta con silabearlo con la mayor lentitud posible 
durante 15 respiraciones yóguicas completas, 
y sus efectos son inmediatos).

6 comentarios:

Antonio del Camino dijo...

Tres veces que lo he hecho y na, que "pa" los calores del pueblo, ni por esas.

Creo que en tierras más al norte funciona sin problema. (Guiño cómplice).

Saludo con descubrimiento de sombrero, que los abrazos en estas fechas son demasiado pegajosos. (Otro guiño).

Alfredo J Ramos dijo...

Claro, Antonio, es que son 15.
De todos modos, si ni siquiera así, prueba con esta variante final: «Que nos quiten lo rugido». Y a ver si se muere el aire.
Otro sombrerazo.

Antonio del Camino dijo...

Dijeme: Tres por cinco versos, quince. Y arreglado. Se ve que no es "ansí". He vuelto a hacerlo, ahora con el aire acondicionado puesto... y no va na, que no falla, oiga.

Chapó de nuevo.

Alfredo J Ramos dijo...

Tenía que funcionar. Ha debido de ser, con todo, que la errata atroz en mi anterior comentario («a ver si me muere -por `mueve´- el aire») ha movilizado a las fuerzas vivas de la naturaleza y han puesto en marcha, en plan autodefensa, un remedio urgente de la situación, con la ayuda, eso sí, de esos aparatejos tan útiles para encauzar sortilegios. Nuevo destoque.

Alfredo J Ramos dijo...

Los roedores, reidores ellos, además de raedores y algo ruines, han debido de considerar que el pentáculo y sus y tentáculos (por cierto: tientáculos es otra opción no desdeñables, incluso como esdrújula) tienen miles de poros por los que poder colarse sin apuros y dormir una siesta (el corrector sugiere "suegra", ¿pero qué les dan?). La escritura en teclados practicables pero tendentes a la miniatura, y del todo contraindicados para la condición disminuida del présbita, están sin duda multiplicando la plaga. Por otro lado, el continuo diálogo digital (yemas mediante) con ese testigo incómodo que es el autocorrector puede que esté transformando los usos de la escritura, incluido el estilo, hasta extremos que tidavía somos incapaces de valorar en sus justos términos. Sirva todo esto para decir que, obviamente, donde pretendía corregir una errata puse otra. Y la frase «a ver si me muere -por mueve- el aire», de mi comentario anterior, debe entenderse en su correcto sentido: en vez de "me" léase "se". La pregunta del final es saber cuántos errátiles tripulantes no deseados se habrán incorporado esta vez a la navegación. Y suma. Y sigue.

Alfredo J Ramos dijo...

Cazados dos polizones (seguro que hay más):

desdeñables es desdeñable
tidavía es todavía