viernes, 30 de octubre de 2015

Fuegos de San Telmo



                     Pero no hay modo de decirlo, al menos
                     yo no encuentro la forma, ni la clave.
                     Y es que, si un cielo en el infierno cabe,
                     también el sol tiene los ojos llenos
                     de lágrimas de lluvia. Y son ajenos
                     al buen puerto los rumbos de la nave
                     que cruza con su estela, o vuelo de ave,
                     el cielo de mis días, los más buenos.
                     De los ecos de tiempos ya pasados
                     me asalta, entre dos luces, como un fuego, 
                     la alegría de su reminiscencia:
                     la belleza que aún veo en los alados
                     momentos de esplendor a los que llego
                     atravesando el mar de la paciencia.

(Imagen tomada de aquí)

jueves, 29 de octubre de 2015

La voz oval


Aquí estamos, en plena faena, saliendo de octubre y dispuestos a celebrar como es debido las fiestas de Santos y Nosotros. 

Fotografía de autoría incierta. Tomada de aquí.

(AJR: 3, 9; Palíndromos ilustrados, XLIII)

martes, 20 de octubre de 2015

El cara a cara Iglesias-Rivera: la banda sonora


Seguí con mucha atención el cara a cara de Salvados entre Iglesias y Rivera, bajo la convincente y perspicaz batuta de Évole, que ha vuelto a ser, en lo de la tele, el que más claro lo ve. Como han destacado ya muchos comentaristas, sin duda fue un debate distinto. Es lo menos que se puede decir. Basta oír cómo se explican algunos de los dinosaurios de la política que ahora abandonan el Congreso para darse cuenta de que ya ha caído el meteorito.Y no es que yo crea que este encuentro televisivo, tan impactante, vaya a cambiar nada. En lo absoluto (como rezan en México DF algunas de las prohibiciones de aparcamiento). Pero de lo que tampoco me cabe duda es de que marca un punto de no retorno en los usos y las relaciones de los políticos con los medios. Al menos si quieren ser mínimamente creíbles.

En cuanto a lo que dio de sí el encuentro, opino que el más favorecido por el desarrollo de la conversación fue Albert Rivera. Básicamente, porque a Pablo Iglesias se le percibió demasiadas veces haciendo esfuerzos por acercarse, en sus planteamientos y sus promesas, a unas posiciones de centro en las que su interlocutor se encontraba mucho más cómodamente instalado, como si fuera su lugar natural. Es difícil, aunque inevitable, hacer vaticinios. Pero me parece que el líder de Ciudadanos salió más reforzado de la cita que el de Podemos. Ahora bien, el partido electoral en danza no ha hecho más que empezar y las cosas pueden cambiar mucho, y por las razones que menos se esperan, en esta realidad de vértigo.

De los diferentes análisis y comentarios que he leído sobre el suceso, me ha resultado sugerente el artículo que Jesús Cintora, buen conocedor profesionalmente de ambos políticos (tal vez fue el primero que los enfrentó en un cara a cara), ha publicado en eldiario.es. Cintora termina su comentario citando dos viejas canciones correspondientes a las fechas de nacimiento de Albert (1979) y Pablo (1978), tiempos justamente anteriores a La Movida, y en los que aún no estaba claro que ciertas opresiones fueran a terminar algún día. Al volver a escucharlas, me ha asaltado la sospecha de si el dilema que se le va a presentar a una parte importante del electorado el próximo 20-D no pudiera ser semejante al de tener que elegir entre estas dos bandas sonoras de una época. Sin duda, hay más alternativas, pero es posible que las opciones decisivas se marquen por cuestiones como las que pueden diferenciar cosas así. Si tienen tiempo y les apetece, juzguen por sí mismos.







domingo, 18 de octubre de 2015

Él


Los ojos miran los ojos del espejo
y alguien lo observa en silencio.
¿De quién son esos ojos? No
los ojos que se ven en el espejo.
Ni tampoco los ojos que miran a esos ojos.
Los ojos del que observa
en silencio.
El dueño del secreto.

(Le llamaban Trinidad)

Imagen superior: panel de la exposición «Microvida. Más allá del ojo humano»,  
de Rubén Duro.