viernes, 6 de noviembre de 2015

«Phone Home»: la profecía de ET



Creíamos que lo sustantivo del famoso mensaje de ET era el deseo de retornar a casa. Y así parecía entenderse con claridad en ese «Phone home» que se repite como un mantra en la que tal vez sea la secuencia central de la película. O al menos el momento en que la historia toma la dirección decisiva. Pero he aquí que la versión doblada al español que mayoritariamente vimos por estas tierras hizo algo más que popular una traducción, sin duda acertada en su significado, aunque carente de la contundente eufonía de la expresión inglesa: «Mi casa, teléfono». Una aposición que, al sustantivar las dos palabras, obviando la acción verbal también latente en el original, ponía en el mismo plano el destino y el medio, el viaje y el vehículo, la nostalgia y la habilidad.

Y hete (¡ET!) aquí que en la "traición" de esa traducción acaso estaba latiendo una profecía que hoy vivimos como cosa cotidiana y común: lo que ET estaba anunciando, entre nosotros, ¿no sería que en el mundo (del futuro) en el que él vivía su casa era el teléfono? Verdadera o solo ocurrente, lo indudable es que por acá así andamos, cruzándonos y a veces esquivando por las calles, en el metro, en los parques, por todos sitios, a gentes que viven en las pequeñas (o no tanto) pantallas de sus móviles, transformadas en sus auténticas casas, el principal lugar de residencia.

Una realidad que sin duda habría resultado algo más que extraña (ET) en aquel ya remoto tiempo en que el pequeño extraterrestre vino a visitarnos.

6 comentarios:

Antonio del Camino dijo...

Aguda reflexión, Alfredo. Bien visto.

Un abrazo,

Fernando Ramos dijo...

No vas desencaminado, está claro que el dedo iluminado de ET estaba hiperdesarrollado ¿sería del touch?

Navajo dijo...

Dicen que el móvil, como lo conocemos (engorroso, impreciso y poco ergonómico), está llamado a desaparecer. En un futuro, no tan lejano al parecer, será algo más flexible, más integrado en nuestro cuerpo, quizá como aquel místico tercer ojo hecho realidad por los avances tecnológicos. Si ahora, como dices, la gente vive en el teléfono, cuando este futuro llegue nadie saldrá de casa.

Alfredo J Ramos dijo...

Gracias, Antonio. Otro abrazo.

Alfredo J Ramos dijo...

Buena precisión, Nando. Ese dedo índice grosolumínico (al que le encuentro cierta similitud con las setas luminosas de las viejas jukeboxes) sin duda anticipa un posible cambio orgánico exigido por la adaptación al impulso cliqueante. Aunque, como apunta Navajo, tal vez las cosas vayan más bien por el camino de una interiorización de las tecnologías telefónicas, de modo que las modificaciones biológicas acabarán siendo mucho más sofisticadas. Puede que, junto a ese tercer ojo virtual (es decir, real) que él menciona, se acaben imponiendo, ¿por qué no?, un cerebro-teclado o un corazón auricular. Por fantasear que no quede...

Alfredo J Ramos dijo...

Muy atinado lo que dices, Navajo. El injerto de chips en el cuerpo, más o menos como lo anticipaban Minority Report, Matrix o, más cercanamente, algunos de los estupendos capítulos de Black Mirror, me parece que ya debe de ser una realidad, y eso sin contar con la cirugía ligada a los trasplantes o los dispositivos para las minusvalías. Lo fascinante, y también inquietante, de este proceso es que las cosas están sucediendo de forma tan desbocadamente acelerada, que incluso resulta difícil, no ya imaginar el futuro, sino asimilar el presente. Lo de no salir de casa, me parece que es una realidad en muchos lugares y en buena parte del tiempo de la vida de muchas personas.