lunes, 31 de marzo de 2014

Paz


Hoy, como es sabido, el poeta Octavio Paz hubiera cumplido cien años. Sus palabras, el universo sin límites que en ellas se encierra y que me acompaña desde hace más de cuatro décadas (exactamente, desde 1973, según reza una nota manuscrita en una Antología general de la poesía mexicana, de Bruguera, donde leí por primera vez algunos poemas suyos), aún está lleno de extensas regiones inexploradas, de semillas ocultas en cientos de páginas puestas a buen recaudo a la espera de ser deletreadas. Esa es una de las mayores esperanzas que el tiempo nos ofrece: el consuelo y la alegría de poder seguir leyendo a Octavio Paz.
Gracias, maestro, por los nombres habitados.

Fotografía © Efe, tomada de aquí.

martes, 25 de marzo de 2014

Sesenta (palabras mayores)


Vida  muerte  piel  pájaro
madre  amor  luz  desierto
bosque  azul  noche  sueño  lumbre
viento  duda  asombro  piedra
nombre  misterio  sí
danza  hierba  alegría
río  silencio  lluvia
aliento  paz  mirada  
tristeza  corazón
música  extravagancia
vuelo  sospecha  levedad  estrella  cuerpo
mujer  canto  inocencia
fulgor  oscuridad
tiempo  miedo  deseo
mar  sol  memoria
mañana  territorio
agua  caricia  
claridad  espacio
inteligencia  tierra  instinto
amiga  soledad


***
Hoy, 25 de marzo de 2014, cumplo sesenta años. Muchas gracias. En estos últimos días he estado eligiendo (o dejándome ser elegido por) otras tantas palabras que, a modo de candelillas, me sirvieran para señalar una ocasión que no habrá de repetirse. Y este es el resultado. Como casi todo, provisional. Seguramente, voces intercambiables, en más de un sentido. Y fieles al tópico: no están todas las que son, aunque sí... etcétera. Palabras que, una por una, puedo asociar a momentos precisos del pasado que reverberan en la conciencia del presente, tan fugitiva. Supongo que, vistas de perfil, ofrecen un retrato bastante realista de lo que me imagino que soy. Al mirarme en ellas, no acabo de reconocerme, pero sé que forman parte de mi vida. Que, en cierto modo, son mi vida. Ojalá que su luz no se apague.


Imagen superior: Agencia EFE



domingo, 23 de marzo de 2014

El clásico


LA ERA RESACA ACÁ SERÁ REAL


[AJR, 6:22; Palíndromos ilustrados, XXXVI]

***

[Este es el clásico palíndromo que, a pesar de pronunciarse de igual modo en las dos direcciones, tiene un significado tan abierto que por él puede colarse casi cualquier interpretación. ¿Qué querrá decir esa extraña «era Resaca»? ¿Tendrá acaso la misma categoría que otras «épocas históricas» santificadas por la prosa deportiva, como la «era Guardiola» o la «era Mourinho»? (dicho sea esto último sin ánimo de meterle el dedo en el ojo a nadie). No lo sabemos. Lo que sí parece claro es que, sea cual sea el resultado de la última dosis de gran circo que el país está a punto de inyectarse en vena (¡y que no falten!), la frase supersimétrica puesta al pie del césped del Bernabéu contendrá una verdad capaz de contentar al más forofo, de uno u otro signo. O a ninguno. Que viene a ser lo mismo. Y es además la gracia de la pasión neutral, je, je. Pero sobre todo será cierta, tras el paréntesis masivo de la ilusión redonda, en el retorno a la resaca real de cada día.]

viernes, 21 de marzo de 2014

El gozne


Esta conocida fotografía, obra de Adolfo Suárez Illana, que hace unos minutos anunciaba el apagamiento de su padre, es el mejor resumen de toda una época. Hoy también subraya la humanidad, la grandeza y el trágico destino de una vida. El hombre en el que ninguno creíamos, al que muchos nunca le perdonaron «traiciones» en una u otra dirección, ha acabado convirtiéndose en un modelo a imitar y en el gran artífice de la más larga etapa de libertad democrática vivida en estas tierras. Su legado es un gozne sobre el que de algún modo deberá volver a girar la política de este país, si no queremos que el edificio se venga definitivamente abajo.

jueves, 20 de marzo de 2014

El poema de la iguana por la noche



En uno de esos encuentros tan azarosos como felices que el zapeo nocturno me regala, pude volver a ver esa joya llamada La noche de la iguana, una de las varias obras maestras de John Huston. Lo cierto es que apenas recordaba nada de la historia, salvo quizás la ira alucinada de Richard Burton y algunas secuencias del viaje en autobús, que además en mi memoria tienden a solaparse con otras de una de las películas mexicanas de Buñuel. Así que pude disfrutar, como si fuera la primera vez, de un drama apasionante, de unos diálogos que tienen toda la fuerza del mejor teatro de Tennessee Williams (incluida cierta propensión al efectismo melodramático) y del poderoso combate interpretativo entre dos actores soberbios, el citado Burton y la gran Ava Gardner, quienes al parecer llevaron a sus papeles algo más que la carne de la ficción. Dentro de las diversas historias que con tanta maestría se atan en la película, una de las más hermosas es la del viejo poeta (Cyril Delevanti) que recorre el mundo en compañía de su nieta pintora (Deborah Kerr) y que ha estado toda su vida persiguiendo un poema (el poema) que por fin logra capturar en una noche especial, definitiva. A ese instante corresponde esta secuencia, que es un placer compartir en su doble versión. Un momento de emoción pura lleno de palabras necesarias.



martes, 18 de marzo de 2014

«Árido», dirá



Al volver sobre sus pasos, lo que tendrá delante de los ojos será la luna blanca bajo la noche inmensa. Habrá una música de viento en lejanía, el aullido doliente de un animal que huye, algunas páginas soñadas bajo la lluvia y la secuencia de una película que nunca acabó de ver. «Árido», dirá, como quien dicta sentencia o simplemente reconoce la verdadera calidad del paño. Pero es posible que, en la perplejidad del último momento, cuando lo que tenga delante sea la infinita planicie de arena y sus reverberaciones, se confunda y diga: «Ardido».


Imagen: luna sobre las dunas del Sáhara. 
Tomada de aquí.  

martes, 11 de marzo de 2014

La voz de Pilar Manjón



No encuentro mejor modo de rendir homenaje a las víctimas del 11-M, el más grave atentado terrorista ocurrido en España y del que hoy se cumplen diez velocísimos años, que darle de nuevo la palabra a Pilar Manjón, madre de uno de los asesinados en los trenes de la muertepresidenta de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo. Su intervención en el Congreso de los Diputados, en el transcurso de la comisión de investigación de los atentados, el 15 de diciembre de 2004, es una de las páginas de mayor dignidad que se haya escrito nunca en la sede de la representación de la soberanía popular. Aún produce sonrojo y una inmensa indignación confrontar estas palabras con las que pronunciaron, en este mismo contexto, destacados políticos, comenzando por el expresidente José María Aznar, cuyo comportamiento en aquellas fechas fue de una cobardía inmensa e imperdonable.

lunes, 10 de marzo de 2014

Expreso expreso expreso


En una información sobre ETA leo la palabra expreso, y tardo en caer en la cuenta del significado de «exrecluso» de un término escrito de acuerdo con la nuevas normas ortográficas de la Academia sobre la escritura de los prefijos. La resonancia del nuevo sentido de una grafía hasta ahora reservada para los trenes rápidos, un tipo de café o el correo veloz, además de lo expresado o, con mayor propiedad, lo explícito, me lleva a repensar el título de la celebrada película de Alan Parker, El expreso de medianoche, que gracias a la nueva norma gráfica de la RAE adquiere ahora un nuevo sentido que, curiosamente, refuerza de forma expresa la metáfora del camino hacia la libertad que ya tenía. Como recordarán, la película narra la historia real de un joven atrapado por problemas de droga en una cárcel turca donde la única forma de librarse del infierno es «tomar el expreso de medianoche», esto es, emprender la fuga. Un expreso modo, por tanto, de subirse al expreso para conquistar la ansiada condición de expreso. Tres "expresos" distintos en una sola grafía que ponen en marcha, a poco que se piense, un viaje infinito por el interior de una palabra.

domingo, 9 de marzo de 2014

En defensa de la cultura


La Plataforma en Defensa de la Cultura convoca para hoy, domingo 9 de marzo, en el Paseo de Recoletos de Madrid (de la plaza de Colón hasta Cibeles), un acto ciudadano en defensa de la cultura, entre las 11:00 y las 14:00 h.

En la Posada nos unimos a la convocatoria. Y al canto colectivo del Va, pensiero que llenará el cielo de Madrid de un clamor en favor de la cultura, el arte y el conocimiento. «Vuela, pensamiento, con alas doradas...»

viernes, 7 de marzo de 2014

Leopoldo María Panero, al vuelo

Leopoldo María Panero retratado en 1984 por Chema Conesa. Tomada de aquí.

0. Leopoldo María Panero,
precedido de una leyenda a la que a veces se llama vida,
tal día como ayer,
un seis de marzo del año catorce del primer siglo del tercer milenio
(según los cómputos más a mano),
entraba y se adentraba
en la nada redonda a la que algunos llaman eternidad.

1. Al conocer, la otra tarde, la muerte de Ana Maria Moix, el primer nombre que se me vino a la cabeza, antes incluso que el de su hermano, fue el de Leopoldo María Panero. Y de forma absurda. Porque la frase que realmente se formó en mi mente fue: «Vaya, Panero se ha quedado viudo». Recordaba sin duda lo leído sobre la enorme fascinación que, al llegar a Barcelona, un joven Leopoldo María, poseído de toda la fuerza de un Narciso que en vez de sangre en las venas tuviera palabras, había sentido por alguien «que no podía corresponderle». No fui el único que tuvo semejante idea, como pude comprobar nada más darme una vuelta por los blogs. Hay líneas de sensaciones o sugerencias que parecen moverse de forma transversal. Es así. Aunque no sea fácil entenderlo. Y menos explicarlo.

2. Tampoco al conocer la muerte del poeta al que mejor cuadra, tópicamente al menos, el nombre de maldito, mis recuerdos, aunque solo míos, son muy originales. Todo el mundo comparte con gran facilidad sus vivencias en forma de ocurrencias. Y es un gran consuelo y un enorme fastidio saber lo mucho que nos parecemos en lo obvio. Solo vi de cerca y hablé una vez con Leopoldo María Panero, si se descuentan las abundantes noches o tardes pasadas con sus libros. Fue tal vez un día de marzo o abril de 1981, a la caída de la tarde, en El Café de Ruiz, un  conocido cafetín del barrio de Malasaña de Madrid. Entonces lo frecuentaba con amigos, o con mi novia, a veces para beber absenta. El poeta, que se había hecho famoso por la película de Chávarri que puso nombre al sentimiento predominante en los años inmediatamente posteriores a la muerte de Franco (¿qué fue antes, el título o el clima?), estaba apoyado sobre la barra, a la entrada, visiblemente borracho o colocado. Yo llevaba en la mano unos cuantos ejemplares de una publicación que editábamos por entonces un grupo de amigos, y le regalé uno. Él lo miró,  leyó (o declamó) el título en voz alta, lo abrió, pasó alguna página y lo dejo a un lado en la barra. Traté de conversar con él, pero enseguida me di cuenta de que no era posible. Así que le dije algo amable y me marché, no sin antes hacerle un gesto hacia el libro, como indicándole que no lo olvidara. Lo que probablemente haría. Algunos días después (o antes), le había oído leer sus poemas en una de las tertulias a las que solía ir por entonces, tal vez en Puente Cultural. Recuerdo que no me gustó nada su forma de recitar. Aunque seguí admirando y leyendo sus poemas. Y sus cuentos: las narraciones que componen En lugar del hijo siempre me han parecido un punto y aparte en la cuentística española. Un cruce entre Lovecraft y Poe, a través de la mirada de JM Barrie, el creador de Peter Pan. «El terror es la carencia de un rostro a la hora de arrancar las máscaras». Recuerdo bien el impacto que ya entonces me produjo esta frase, asociada a ese libro. Aún hoy creo en su clarividencia.

3. Ayer jueves tenía previsto asistir en la Fundación Juan March a una conferencia de Pere Gimferrer. Según las nuevas normas de la fundación, había reservado las entradas que debería validar unos minutos antes del acto. El miércoles recibí en mi correo electrónico un aviso de que el conferenciante había suspendido su intervención. No me consta que haya ningún vínculo entre esa suspensión y las muertes, tan azarosamente cercanas, de Ana y Leopoldo María. Tal vez sólo el hecho de que Gimferrer puede ser considerado el vértice mayor del triángulo que los une. Algo así como el punto 0 de los novísimos, con sus nueve letras.

4. No sabía si aún estaría en su sitio, después de tantos años, pero sí. En el lugar correspondiente de la estantería pude localizar la carpetilla azul (Centauro, modelo 7825) en la que hace décadas un amigo de entonces, pariente del poeta, me regaló cuidadosamente fotocopiados dos de los primeros libros de poemas de LMP,  Teoría y Así se fundó Carnaby Street. Al deplazar las gomas y abrir la carpeta, se formó en el aire una pequeña nube de polvo. Al trasluz,  me pareció que las motas danzarinas creaban algo así como la mueca desdentada y aburrida con que el poeta aparece en algunas de sus últimas fotos. En mi recuerdo, sin embargo, su aspecto es más bien el de la foto de Chema Conesa que he colgado arriba. En ella comienza a hacerse visible el deterioro. Pero no hay todavía ningún rastro de las devastaciones de la supervivencia.

5. Al final, es posible que a todos nos venza la desgana. El desencanto, desde luego, hace tiempo que resulta insuficiente para contener tanto desastre.

6. Como ha escrito de forma atinada el poeta Antonio Lucas, alguien deberá atreverse a  cribar alguna vez tanta facundia, abismarse en las resmas de tanta letra impresa. Y ver qué queda. Desde luego, y como mínimo, un buen monto de imágenes brillantes que han ahondado, siempre con gran vuelo retórico y también con muchos momentos de hermosa o hiriente lucidez, en los inconvenientes de haber nacido hijo. De padre y madre. Y no ser capaz de superarlo. ¿Pero alguien lo supera?

lunes, 3 de marzo de 2014

Aniversario



Siempre es un momento oportuno para volver a la luz de esta negra sombra. Pero mucho más en este 3 de marzo en el que hace tres años que murió mi madre. Su memoria nos acompaña. Y al calor de su recuerdo cobran un significado muy especial las palabras prodigiosas del poema de Rosalía en la interpretación inimitable de Luz Casal.