domingo, 12 de agosto de 2012

jueves, 9 de agosto de 2012

Aún MariLyn




                                                         --Un homenaje, o dos...

                       Mediodía de agosto:
                       sonrisas verticales,
                       cumbres nevadas.


Libro de la Aventura, pag. 99.

martes, 7 de agosto de 2012

JG, 1954



En el cine de la Posada no podía faltar este momento cumbre de Johnny Guitar, filme de 1954, obra maestra de Nicholas Ray.  Puede que sea una de las escenas más perfectas que se hayan rodado nunca, con un diálogo entre Johnny Logan (Sterling Hayden) y Vienna (Joan Crawford) tan verdadero que suena como pura música de lúcida sensibilidad. Por cosas así tiene sentido volver a repetir el conocido verso de Alberti:
«Yo nací —¡respetadme! con el cine.»

domingo, 5 de agosto de 2012

harOs



En Barcelona,
en el 92,
qué nuevo todo.

La ceremonia,
el arquero y la llama:
¡tiempos modernos!

Y la alegría
de las muchas medallas
y el entusiasmo…

El fin de siglo
parecía tan lejos,
¡quién lo diría!

(De aquellos fastos
a estos espesos lodos:
¿somos los mismos?

Tiene el deporte
esa melancolía
de lo que fuimos

y la esperanza
de que estar vivos sea
no solo un récord.)

Pero ya estamos
en el 96:
cita en Atlanta.

En los 100 metros,
un nuevo hijo del viento:
¡Donovan Bailey!

Y Michael Johnson,
200, 400:
otro doblete.

Logró lo mismo,
gala de Guadalupe,
la gran Perec.

Sídney 2000,
Atenas 2004…
Ayer, Pekín…

No mucho menos
rápido se suceden
las estaciones.

Hoy, 6 de agosto,
son ya las 20 horas,
de 2012:

todo está a punto
para la ¿gran hazaña?
de Usaín Bolt.

haRos


¡Bravo, MiReia!
Gracias por las tres platas
(... la otra, tu risa).


Y por el lema:
«Si no corres, no nadas»
(¡vale el esfuerzo!)


Historia grande
de un club que es solo «El Club»,
 ni más ni menos.


Casi cien años
suma y sigue la saga 
del Sabadell:


Santiago Esteva,
Martín López Zubero,
Frederic Hviid,

Maripaz Corominas,
Lourdes Becerra,
Zhivanevskaya... 


Nombres que escriben
en páginas de espuma
crónicas de agua.



Foto: Mark J. Terrill y Michael Sohn (AP)

sábado, 4 de agosto de 2012

Fiambrera


Que esta crisis es grave ya no lo duda nadie. Que, por muy increíble que parezca, está llegando a extremos impensables que aún nos cuesta trabajo asimilar, tampoco. Se hacen muchas cábalas sobre hasta qué gruta de nuestra historia nos va retrotraer el descenso en picado de todos los baremos del bienestar social. Y se describen, con mucho patetismo y hasta pornografía, algunas situaciones de verdad espeluznantes.

La casualidad tampoco nos da tregua. Un azar que cualquiera diría que para ser azar parece endemoniado hizo que el jueves día 2 se produjeran, de forma casi simultánea, tres caídas de peso: la caída del rey, la de la gran bandera que ondea en la plaza de Colón de Madrid (la más grande del país: 21 x 14 metros) y la caída (recaída tras rebote tras caída tras mamoneo) de la Bolsa.

Sin embargo, con ser tantos los síntomas y tan malos los símbolos, me parece que nada tiene tanto poder de evocar el retroceso enorme hacia el que nos precipitamos como el hecho, en apariencia banal pero a mi entender tristísimo, de que se haya vuelto a poner de moda y esté ya en pleno uso una palabra: fiambrera. Y, lo que es peor, asociada a la comida de los escolares, que por lo que se anuncia volverán a utilizar este artilugio (¡pero pagando, nen, que la carmanyola no guisa sola!), veremos con qué resultados pedagógicos, por no mentar los pandémicos.

Naturalmente, el problema no es la fiambrera en sí, cacharro por el que incluso es posible sentir simpatía y hasta agradecimiento. Pero es que su regreso certifica lo que nos espera a la vuelta del camino,  lo que ya está aquí: una educación de fiambrera, una sanidad de fiambres.

Arriba, la conocida imagen de un grupo de obreros almorzando, durante la construcción de un rascacielos del Rockefeller Center de Nueva York, en 1932. Foto de Charles C. Ebbets.

viernes, 3 de agosto de 2012

hAros

Los 3000 obstáculos de México 68, vistos por R. Depardon.

Por fin comienza
la verdad del deporte
(lo mejor de los Juegos):
el atletismo.

Ni aros, ni ruedas,
ni redes, ni pelotas:
tan solo el cuerpo.

La vieja llama 
de Olimpia sigue viva
y arde en los músculos.

Leyendas épicas,
sueños de pies descalzos
en blanco y negro.

Y en la memoria
nombres que no se borran:
son inmortales

(Y si se se borran,
ahí están la Wikipedia
y el viejo Espasa.)

Orad, hermanos,
digamos todos juntos
la atletanía:

Oh padre Abebe
Bikila, pies desnudos,
gacela negra.

Qué altura en México
donde vimos a Beamon: 
¡8,90! 

Todo lo ocupa
--Múnich 72--
la gran masacre.

En Montreal,
la hazaña de Saneyev
en triple salto


y los dos oros
de Alberto Juantorena,
mediofondista.

De Moscú 80
solo recuerdo el frío
y el fin de un mundo.

Sobre Los Ángeles,
el ángel fue Carl Lewis:
sus cuatro oros.

Luego, en Seúl,
la explosión de Ben Johnson
y su derrota.

(¿Continuará?)






jueves, 2 de agosto de 2012

Haros



Haros = Haikus (r) olímpicos 


Aros y ciclos:
un cuarto de la vida
son olimpiadas.

Otra medida 
de cómo el tiempo pasa:
carro de fuego.

Siempre se cumple
puntual el lema: citius,
altius y fortius.

*

Amor de peso,
gravedad del instante:
halterofilia.

Ruedas en jaulas,
bicis en el zoológico:
ciclismo en pista.

Si la campana
toca a rebato, el fuego
arde en las llantas.


Sobre la mesa
la luz vuela en reflejos,
pin, pon, ping, pong.

Músculo, altura,
tino: pasión ¡tri-triple!
del ba-lon-ces-to

[Pase de Antonio*:
 "rápida-mente" en vuelo...,
 ¡vaya aleey-oop!]
*ver comentarios
*

Nadan y ganan
leyendo a ¿Montesquién?
nuevos atletas.

Maldad cinéfila:
ver bajo el agua el bulto
de un tiburón.

¿Y qué se fizo
de aquellas diabluras
del neopreno?

Phelps no es humano:
 es el primer espécimen
del hombre-rana.

¡Ay, Latynina:
tenías 18,
Phelps, 19!*
*luego ya 20 
** y hoy 21...
¡Son 22!:
finis coronat opus.

Larisa Latynina, gimnasta ucraniana: cayó su récord de medallas olímpicas.

En aguas bravas
el palista apalea
viejos fantasmas.

Ubres de loba
tiene la blanca espuma:
piragua y Remo.

A toda vela,
se ha poblado de luces
de pronto el mar.

Y el hockey hierba
–por la hierba lo digo–
¿es a caballo?

¿Qué lleva dentro
la pelota emplumada
del badmintón?

El equipo español de waterpolo protesta un gol no concedido.
Y los muchachos
-huchas del waterpolo,
¿qué llevan dentro?

*
La surcorena Shim Lam lamenta una injusta decisión arbitral. (EFE)
Llora su esgrima
la tierna espadachina...
surcoreana.
Del judo todo
lo que no es judo es judo...
hasta el taekwondo.

El pío olímpico
no reclama medallas:
escapularios.

*

¡Adiós, Rojita!:
vuelven la mala suerte
y las excusas.

En lo del tenis,
sin el orto de Rafa
todo es ocaso.


¡Hasta la prima
de riesgo se ha adueñado
del medallero! 

*
Arena y red:
los gozos de la vista:
¡el voley playa!


Un nuevo lenguaje digital.


Imagen superior
Los aros olímpicos reflejados en las aguas del Tamésis. 
Imagen tomada de foroxerbar.