miércoles, 30 de diciembre de 2009

Zulueta arrebatado

Ayer mismo examinaba detenidamente, entre la barahúnda húmeda y ansiosa de la FNAC de Callao, una edición especial en deuvedé de Arrebato, Leo es pardo y algunos otros cortos de Iván Zulueta, el singular director de cine, además de inspirado cartelista, fotógrafo y pintor, que este final de año tan pródigo en lluvias nos ha sido arrebatado a edad aún tan temprana (66 años) en su natal San Sebastián.

Recuerdo bien el impacto y desconcierto que su ya legendario largometraje Arrebato me produjo cuando lo vi por primera vez, probablemente fue en alguna sesión semiclandestina del antiguo cine Azul, el de las espaciosas butacas, allá por el año 1980. Aquella delirante y poética peripecia de un ser peterpanesco y acaso maldororniano, obsesionado por la filmación (fijación en imágenes) del tiempo, ha figurado desde entonces entre mis preferencias sostenidas del cine español. Una obra que sólo puedo contemplar (y la he vuelto a ver varias veces) en estado de fascinación.

Las interpretaciones de Will More, Eusebio Poncela, Cecilia Roth y de una adorable Marta Fernández Muro, incorporando trabajos muy notables (a veces únicos) de sus respectivas carreras, logran tejer una historia de vidas al límite, de sensaciones que, si tenían mucho que ver con inmediatas experiencias psicodélicas y promiscuas (no sólo en el obvio significado de esta palabra) propias del momento (eran los años de la tan cacareada «movida madrileña»), también conseguían avanzar por un camino de introspección enormemente arriesgado, de búsqueda de sentido al misterio de la vida, de indagación en el espeso bosque de una infancia que se resistía a perder sus tesoros. Un recuento del duro aprendizaje que supone vivir a fondo en la corriente de impulsos irreductibles, quizás de los riesgos que entraña la audacia de llevar hasta el límite los derroteros de una pasión, la indagación de un presentimiento.

Arrebato, que suele definirse como película de culto y obra experimental (a veces parece enlazar directamente con la técnica onírica del primer Buñuel), es en verdad una rara joya de nuestra filmografía y permanece como el legado personal de una sensibilidad afilada en el que merece la pena seguir ahondando. Y desde ella, en el resto de la obra de un creador que probablemente aún guarde secretos luminosos.

Este vídeo (uno de los muchos que pueden encontrarse en YouTube, incluidos algunos con comentarios del autor que aportan claves de interés) me parece un buen indicio del estilo y el tono de la obra.




Fotografía de Iván Zulueta, de EPA, tomada de Google noticias.

5 comentarios:

cristal00k dijo...

Pues estoy de acuerdo con lo que dices. Y en posteriores visionados vas ahondando y descifrando aún más en significados y matices que se te escaparon en anteriores pases.

Y no me iré sin desear a los habitantes de la Posada que en este año 2010 y siempre, siga luciendo espléndido ese sol de medianoche que la ilumina.

Un abrazo sincero Alfredo.

Píramo dijo...

Celebro que tu blog haya recordado esta pérdida. Hoy en día prima lo mediático. Todo el mundo sabe quién es Belén Esteban. Reconfortan estos rincones. Gracias.

Alfredo J Ramos dijo...

Muchas gracias, Cristal, eres muy generosa. Las buenas "pelis", como en general las buenas obras de arte, tienen esa capacidad inagotable. Feliz año también para ti y los numerosos lectores de tu blog, entre lo que por fortuna me cuento.

*****
Gracias, Píramo. Y por cierto, ¿quién es Belén Esteban? ;-) Feliz año.

Shandy dijo...

Alfredo, gracias por recordar esta película y a su director. "Arrebato" fue la única película que vi de él, a finales de los 80 en una de las primeras semanas de Cine de autor que se organizaba en Lugo. No se me olvidó. Me sorprendió por su estética, me produjo mucha extrañeza y me fascinaron los colores - recuerdo como flhases de rojo intenso-y la forma de narrar, era tan diferente a lo que había visto de cine español. Cuando salí del pase, tuve la sensación de que no había comprendido muchas cosas y tal vez por esa extrañeza no la he olvidado. Una de las escenas que más recuerdo es la de Cecilia Roth como Betty Boop, bailando delante de una pequeña pantalla para el estupendo actor (y atractivo) Eusebio Poncela. Me pareció de un erotismo divertido y exquisito. Acabo de encontrarla en youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=SU1-9wjCf40&feature=related

Un abrazo

Alfredo J Ramos dijo...

Gracias, Shandy. También a mí me parece muy cálida y divertida esa secuencia. Qué jóvenes ambos actores. Y, también, quienes los mirábamos fascinados por primera vez. Al margen de otros aspectos, y más allá de su indudable hermetismo, Arrebato consigue fijar cierta atmósfera de época que, al verla ahora, añade a la experiencia un plus de melancolía. No sé si eso es bueno o se trata sólo de que «el tiempo pasó y puso peso y poso en el piso», pero es lo que hay. Bicos.